Baile del Sol.- Ciudad
girándose es un auténtico paseo literario por diferentes puntos de una ciudad,
¿es un recorrido geográfico o emocional?
Elena Román.- No es exactamente
un recorrido geográfico, porque en el libro no se alude a la geografía de la
ciudad sino a las localizaciones más emblemáticas bien por su trascendencia,
bien por azar o capricho. El paseo es más emocional que otra cosa, creo, porque
los lugares descritos son escenarios para lo que quiero contar, que son las
historias de las personas que los habitan, o los detalles que hacen sospechar
cómo son esas personas.
BdS.- ¿Te ha
resultado útil el género del microrrelato para explorar estos microcosmos?
ER.- Sí, es un
género en el que me siento cómoda y de hecho es el tercer libro que publico en
este formato. Si, como es el caso, quiero contar historias breves, por poéticas
que sean, necesito la amplitud del párrafo para contarlas, y no la “estrechez”
de una columna. Sí, claro, existe la opción de escribir poemas con versos
largos, lo hago a menudo, pero es que aquí no hay poemas: hay historias breves
con tintes poéticos, repito, y para poder desarrollarlas necesitaba echar a
correr las palabras sin ponerles un freno visual. Tengo la sensación de que si
lo intento explicar mejor voy a conseguir todo bdlo contrario, enmarañarlo, así
que lo dejo estar J.
BdS.- El paisaje
que nos rodea, ¿de qué manera crees que influye en nuestra manera de
relacionarnos, en nuestra manera de vivir y convivir?
ER.- Hay un
montón de mitos (y no mitos) sobre el carácter de la gente que vive en zonas de
montaña, de la que vive en sitios de mar, de la que vive en el norte, ¡e
incluso de la gente que vive en el sur! El paisaje influye en nosotros, por
supuesto, influye en el carácter y en el talante. No voy a echar mano de los
tópicos, no sería imparcial ni justa, pero sí diré que la naturaleza que nos
rodea me parece importante: el tenerla más cerca o más lejos, el tener a la
vista un mar o una montaña o ninguna de las dos cosas porque los edificios lo
tapan todo... son aspectos que indudablemente nos influyen y nos hacen respirar
en mayor o menor medida.
BdS.- En este
libro te conviertes en observadora, ¿qué relevancia le das a esta tarea en el
entorno de la escritura?
ER.- Para un
escritor observar es fundamental, al igual que escuchar, es obvio. Escribir sin
observar ni escuchar significa escribir nada más que sobre uno mismo, lo cual
es egoísta… y aburrido. A mí personalmente, el hecho de olvidarme de mis
problemas y escribir sobre los demás
como si yo no existiera, me da una libertad total y al mismo tiempo me exime de
obligaciones. Me siento como si cogiera una cámara para sacar fotos o grabar
una película: tengo la libertad de enfocar lo que quiera y como quiera, y me exime
de obligaciones en el sentido de que los responsables de la historia son sus
protagonistas, no yo. Esto es relativísimo, ya, porque en el fondo, al hablar
de los demás también estoy hablando de mí, pero ésa es otra historia.
BdS.- ¿Cuánto
hay de poesía en estos relatos?
ER.- Mucho. Hay
gente que dice que éste es un libro de prosa poética, gente que dice que son
microrrelatos… Yo creo que son microrrelatos poéticos. En mis inicios escribía
más prosa que poesía, pero desde hace bastante tiempo es al revés y no puedo
evitar escribir prosa con un toque poético, y escribir poemas como si fueran
historias.
"Hay gente que dice que éste es un libro de prosa poética, gente que dice que son microrrelatos… Yo creo que son microrrelatos poéticos."
BdS.- La obra,
la peluquería, la frutería, el vertedero, el Ayuntamiento... ¿qué escenarios
están entre tus favoritos?, ¿por qué?
ER.- Les tengo
mucho apego a la relojería y a la peluquería, entre otros. Son lugares comunes,
no oficiales, son comercios con gente de a pie y sus particularidades. También
les tengo cariño a la piscina y a la frutería, imagino que por lo mismo que he
mencionado antes, por ser lugares cotidianos donde la gente se muestra tal
cual.
BdS- Háblanos
de tus referentes literarios.
ER.- Uffffff. He
leído tanto y he tenido tantos referentes a lo largo de mi vida que no terminaría
la lista hoy (ni mañana). Además, una cosa son los autores y libros que me han
impactado, que son unos cuantos, y otra cosa son los que realmente han influido
en mi estilo: estos últimos no puedo saber quiénes son, no sería objetiva.
BdS- ¿En qué
proyecto estás trabajando ahora?
ER.- En demasiados,
y me estoy empezando a agobiar conmigo misma. A fondo, lo que se dice a fondo, estoy
escribiendo cuatro a la vez: dos poemarios bastante diferentes entre sí (uno
muy personal y otro muy experimental), una colección de textos basados en las
esculturas de un amigo mío bilbaíno, y algo que en principio iba a ser un relato
con una extensión habitual, luego fue desembocando en relato largo, y a estas
alturas va camino de novela corta, porque llevo 60 páginas. Me he propuesto
tener todo esto (o casi todo) terminado para esta primavera. Por otro lado
tengo otros pocos trabajos a medias que no me preocupan tanto porque cuando los
comencé sabía que iban a estar en segundo plano, y ellos también lo sabían así
que no me dan mucha lata reclamando mi atención y esperan pacientes a que no me
embarque en otra cosa, lo cual no se lo puedo prometer. Y mientras tanto tengo
que vivir y esas cosas, claro.
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