jueves, 28 de enero de 2016

Bailando con Elena Román: "Escribir sin observar ni escuchar significa escribir nada más que sobre uno mismo, lo cual es egoísta… y aburrido"



Baile del Sol.- Ciudad girándose es un auténtico paseo literario por diferentes puntos de una ciudad, ¿es un recorrido geográfico o emocional?

Elena Román.- No es exactamente un recorrido geográfico, porque en el libro no se alude a la geografía de la ciudad sino a las localizaciones más emblemáticas bien por su trascendencia, bien por azar o capricho. El paseo es más emocional que otra cosa, creo, porque los lugares descritos son escenarios para lo que quiero contar, que son las historias de las personas que los habitan, o los detalles que hacen sospechar cómo son esas personas.


BdS.- ¿Te ha resultado útil el género del microrrelato para explorar estos microcosmos?

ER.- Sí, es un género en el que me siento cómoda y de hecho es el tercer libro que publico en este formato. Si, como es el caso, quiero contar historias breves, por poéticas que sean, necesito la amplitud del párrafo para contarlas, y no la “estrechez” de una columna. Sí, claro, existe la opción de escribir poemas con versos largos, lo hago a menudo, pero es que aquí no hay poemas: hay historias breves con tintes poéticos, repito, y para poder desarrollarlas necesitaba echar a correr las palabras sin ponerles un freno visual. Tengo la sensación de que si lo intento explicar mejor voy a conseguir todo bdlo contrario, enmarañarlo, así que lo dejo estar J.

BdS.- El paisaje que nos rodea, ¿de qué manera crees que influye en nuestra manera de relacionarnos, en nuestra manera de vivir y convivir?

ER.- Hay un montón de mitos (y no mitos) sobre el carácter de la gente que vive en zonas de montaña, de la que vive en sitios de mar, de la que vive en el norte, ¡e incluso de la gente que vive en el sur! El paisaje influye en nosotros, por supuesto, influye en el carácter y en el talante. No voy a echar mano de los tópicos, no sería imparcial ni justa, pero sí diré que la naturaleza que nos rodea me parece importante: el tenerla más cerca o más lejos, el tener a la vista un mar o una montaña o ninguna de las dos cosas porque los edificios lo tapan todo... son aspectos que indudablemente nos influyen y nos hacen respirar en mayor o menor medida.




BdS.- En este libro te conviertes en observadora, ¿qué relevancia le das a esta tarea en el entorno de la escritura?

ER.- Para un escritor observar es fundamental, al igual que escuchar, es obvio. Escribir sin observar ni escuchar significa escribir nada más que sobre uno mismo, lo cual es egoísta… y aburrido. A mí personalmente, el hecho de olvidarme de mis problemas y escribir sobre  los demás como si yo no existiera, me da una libertad total y al mismo tiempo me exime de obligaciones. Me siento como si cogiera una cámara para sacar fotos o grabar una película: tengo la libertad de enfocar lo que quiera y como quiera, y me exime de obligaciones en el sentido de que los responsables de la historia son sus protagonistas, no yo. Esto es relativísimo, ya, porque en el fondo, al hablar de los demás también estoy hablando de mí, pero ésa es otra historia.

BdS.- ¿Cuánto hay de poesía en estos relatos?

ER.- Mucho. Hay gente que dice que éste es un libro de prosa poética, gente que dice que son microrrelatos… Yo creo que son microrrelatos poéticos. En mis inicios escribía más prosa que poesía, pero desde hace bastante tiempo es al revés y no puedo evitar escribir prosa con un toque poético, y escribir poemas como si fueran historias.

"Hay gente que dice que éste es un libro de prosa poética, gente que dice que son microrrelatos… Yo creo que son microrrelatos poéticos."


BdS.- La obra, la peluquería, la frutería, el vertedero, el Ayuntamiento... ¿qué escenarios están entre tus favoritos?, ¿por qué?

ER.- Les tengo mucho apego a la relojería y a la peluquería, entre otros. Son lugares comunes, no oficiales, son comercios con gente de a pie y sus particularidades. También les tengo cariño a la piscina y a la frutería, imagino que por lo mismo que he mencionado antes, por ser lugares cotidianos donde la gente se muestra tal cual.

BdS- Háblanos de tus referentes literarios.

ER.- Uffffff. He leído tanto y he tenido tantos referentes a lo largo de mi vida que no terminaría la lista hoy (ni mañana). Además, una cosa son los autores y libros que me han impactado, que son unos cuantos, y otra cosa son los que realmente han influido en mi estilo: estos últimos no puedo saber quiénes son, no sería objetiva.

 BdS- ¿En qué proyecto estás trabajando ahora?

ER.- En demasiados, y me estoy empezando a agobiar conmigo misma. A fondo, lo que se dice a fondo, estoy escribiendo cuatro a la vez: dos poemarios bastante diferentes entre sí (uno muy personal y otro muy experimental), una colección de textos basados en las esculturas de un amigo mío bilbaíno, y algo que en principio iba a ser un relato con una extensión habitual, luego fue desembocando en relato largo, y a estas alturas va camino de novela corta, porque llevo 60 páginas. Me he propuesto tener todo esto (o casi todo) terminado para esta primavera. Por otro lado tengo otros pocos trabajos a medias que no me preocupan tanto porque cuando los comencé sabía que iban a estar en segundo plano, y ellos también lo sabían así que no me dan mucha lata reclamando mi atención y esperan pacientes a que no me embarque en otra cosa, lo cual no se lo puedo prometer. Y mientras tanto tengo que vivir y esas cosas, claro.

Puedes adquirirlo con descuento AQUÍ



No hay comentarios:

Publicar un comentario