sábado, 3 de marzo de 2012

Política criminal de Joaquin Lloréns en Literaturas.com


La novela negra es una provincia del mundo literario con independencia virtual. Sus leyes son bien conocidas. Despierta nuestro interés con el exceso de realidad de unos crímenes incomprensibles y con ellos, reta también a nuestra inteligencia. A lo largo de una obra maestra del género la oscura trama se va desenmarañando poco a poco, sin que falten senderos equivocados y pistas falsas. El final nos trae la iluminación súbita de todo el tinglado con una luz cartesiana. Así es, y así tiene que ser, porque pienso que lo que se esconde en el fondo es una metáfora más de la lucha del hombre por la luz, por entender las cosas misteriosas que nos rodean, todas las cosas. Por eso la novela negra, cuando tiene calidad, nos atrapa y no nos suelta hasta que el final descubre todo lo que queremos saber.

Hay ocasiones sin embargo en los que la novela negra, aun ateniéndose a estas leyes, es capaz de  ir más allá y mejorar la imagen que tenemos de la realidad que nos rodea. Digamos que tiene un valor de crónica. Este es el caso de las aportaciones al género de Joaquín Lloréns (Bilbao, 1962). Este autor es colaborador habitual en diversos medios y coeditor de la revista AGITADORAS (www.agitadoras.com), y ha compatibilizado durante dos décadas su trabajo como director financiero de distintas compañías con una dedicación a la literatura en la que la novela negra tiene un papel importante. En Baile del sol ha publicado ya Citas criminales (2009), Amor envenenado (2010) y esta Política criminal (2011) que comentamos, serie que espera contar en breve con dos títulos más. Es precisamente el conocimiento que Joaquín Lloréns tiene, por su formación de economista, del mundo financiero, lo que enriquece sus obras al mostrarnos un entramado de corrupción empresarial y política, cuentas B y paraísos fiscales que permite entrever vértices oscuros del mundo en que vivimos.

Hay otro aspecto además que hace especialmente interesantes las novelas de esta serie. Es bien sabido que una pieza fundamental para que una novela negra funcione es el personaje encargado de resolver, con su inteligencia, su trabajo inagotable, y por qué no, su suerte también, los enigmas que se plantean, y es aquí donde los cultivadores del género, tras las opciones previsibles han ido buscando variaciones cada vez más sorprendentes. Joaquín Lloréns nos presenta en estas novelas a una investigadora que es ciertamente peculiar. Tras la larga galería que incluye plétora de detectives más o menos musculosos y hasta curas católicos, alopécicos engominados, ancianas y presidiarios, quien toma el relevo en ellas es nada menos que una joven inteligente, hermosa y  enormemente desinhibida en sus relaciones sexuales, la inolvidable Beatriz Segura.

Un personaje tan prometedor como este se encuentra además en todas las novelas de la serie arropado por otros que potencian siempre el interés de la trama: Alberto Medina, su padre adoptivo, mentor y amante, rico e influyente pero en silla de ruedas tras un atentado terrorista, controlándolo todo desde su mansión de El Gurugú; Roberto, su inseparable mayordomo y su hijo Javier, guardaespaldas (y ocasional amante) de Beatriz. Estos y otros más aumentan el radio de acción de la protagonista y consiguen al final que estas novelas desarrollen con soltura argumentos ambiciosos y complejos.

La trama de Política criminal arranca cuando doce personajes adinerados, entre ellos el padre adoptivo de Beatriz, reciben cartas firmadas por una misteriosa “Hermandad para la regeneración democrática”. En ellas se plantean reivindicaciones razonables para transformar el sistema electoral (circunscripción única, listas abiertas, etc.), pero se propone conseguir esta transformación mediante la presión producida por una serie de asesinatos de políticos. Estos asesinatos han de ser realizados por los destinatarios de las cartas, bajo amenaza de muerte en caso de no cumplir su cometido. Lo que en principio podría ser considerado una broma de mal gusto, se convierte en motivo de seria preocupación cuando por toda la geografía española empiezan a producirse asesinatos atribuibles a la Hermandad. En entrevistas con los receptores de las cartas y sus familiares, Beatriz consigue averiguar que seis de los doce amenazados se conocían entre sí por su vinculación en negocios inmobiliarios y sus veraneos en Mallorca, aunque la conexión más general es la relación con el partido UPyD. Tras un falso final en el que la Hermandad anuncia la suspensión temporal de sus acciones, Beatriz centra sus pesquisas en los sospechosos más notorios, lo que en un vertiginoso crescendo la lleva a descubrir al asesino y destapar toda la trama.

Esta tercera entrega de la serie mantiene la tradición de las otras dos con una acción trepidante que encandilará a los aficionados al género. Las incursiones en el submundo del ladrillo poderoso y sus dineros se enriquecen aquí además con conexiones políticas que llevan a incorporar capítulos en los que el narrador es un primera espada de la política nacional. Tampoco faltan descripciones pormenorizadas de los desahogos eróticos de Beatriz. Fidelidad en fin a los rasgos de una serie que ningún amante de buena literatura debería perderse. Y sólo nos deprime saber por la solapa del libro que las dos próximas entregas serán las últimas. Esperemos que al final esto no sea así y Beatriz Segura se las arregle de algún modo para superar esta muerte anunciada y seguir deleitándonos con sus aventuras.

No hay comentarios:

Publicar un comentario