18.12.10 - SUSANA GIL LLINAS Y ANTONIO SÁEZ DELGADO rayadepapel@hoy.es |
José María Cumbreño (Cáceres, 1972) es licenciado en 
filología hispánica y profesor de secundaria. Ha publicado los poemarios
 'Las ciudades de la llanura' (2000), 'Árbol sin sombra' (2003), 
'Estrategias y métodos para la composición de rompecabezas' (2008), 
'Diccionario de dudas' (2009) y 'Breve biografía apócrifa de Walt 
Disney' (2009). Es también autor del libro de relatos 'De los espacios 
cerrados' (2006), del ensayo literario 'Retórica para zurdos' (2010) y 
del diario 'Límites y progresiones' (2010). 
En 2009 la editorial portuguesa Sempre-em-pé publicó una 
antología bilingüe de su poesía, titulada 'Teorias da Orden', en 
traducción del poeta de Portalegre Ruy ventura. Desde entonces su 
cercanía con el país vecino se ha multiplicado, y cualquier pretexto es 
bueno para acercarse a conocer mejor el país y su cultura.
-¿Qué significa para usted Portugal?
-A mí, que soy bastante cascarrabias, Portugal suele 
cambiarme el carácter. Al menos eso dice mi mujer. Y sospecho que lleva 
razón. No sé, es como si me relajase cada vez que cruzo la frontera. 
Primero, para meterme entre pecho y espalda una sapateira. Segundo, para
 pasar las vacaciones de verano en Aveiro.Tercero, para visitar a algún 
amigo que también escribe. Y no digamos ya si los tres puntos anteriores
 se cumplen al mismo tiempo.
-De largo las cosas buenas superan a las malas. La única 
experiencia negativa la tuve hace años en Quarteira, en el Algarve. 
Parecía Torremolinos. Demasiado turístico. Sin embargo, el resto de 
recuerdos son todos estupendos. De hecho, en más de una ocasión se me ha
 pasado por la cabeza la posibilidad de irme a vivir al otro lado de la 
raya. De momento, y como entrenamiento, todos los veranos terminamos 
disfrutando de una temporada en Aveiro, ciudad de la que me confieso 
enamorado. No obstante, si tuviese que elegir algo concreto, me quedaría
 con la antología que en 2009 me publicó la editorial portuguesa Edições
 Sempre-em-pé. Gracias a la generosidad de su editor, José Carlos 
Marques, y del traductor, Ruy Ventura, tuve el privilegio de que mis 
poemas se difundiesen en un país que respeta a sus escritores mucho más 
que el nuestro.
-En Extremadura siempre nos hemos sentido mucho más cerca
 de Portugal que otras regiones. Supongo que ambos, portugueses y 
extremeños, como hemos padecido por igual la altanería española, nos 
entendemos con facilidad, lo que nos concede una posición privilegiada a
 la hora de tratar con nuestros vecinos. Así que no resulta extraño que 
tres de cada cuatro estudiantes de portugués sean extremeños.
-Sé lo que me gustaría: vivir en Lisboa con la excusa de 
dar clase en el Instituto Español. Pero, de momento, no me lo puedo ni 
plantear, ya que, inexplicablemente, trabajar en ese centro conlleva 
perder el lugar de destino y verse obligado, cuando ha transcurrido un 
tiempo, a volver a padecer la lotería del concurso de traslados. Una 
pena. Porque cada vez tengo más claro que a mí el ritmo de vida que me 
va es el portugués. En el ámbito literario, creo que la relación entre 
ambos países aún puede mejorarse. Somos vecinos y nos limitamos a 
saludarnos en el portal, sin conocer qué se está escribiendo a ambos 
lados de la raya. La comunicación entre escritores y editores españoles y
 portugueses debería crecer. Nuestra región, al menos, ha empezado a 
construir ese puente cultural con la apertura de la Oficina de 
Extremadura en Lisboa, donde no estaría mal que se celebrasen, por 
ejemplo, lecturas y debates entre escritores de aquí y de allá.

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