"La resistencia está cimentada en los actos cotidianos"
Alberto
García-Teresa, joven poeta (Madrid, 1980), filólogo, colaborador de DIAGONAL y
activista cultural, denuncia con su segundo poemario, Oxígeno en
lata (Baile del Sol), la cosificación del ser humano convertido en
consumidor sin sangre ni saliva. Con él hablamos de su poesía.
Mª Ángeles Maeso/DIAGONAL
Jueves 21 de octubre de 2010. Número 135
- AGT
- "Considero que la clave radica en la forma de observar la realidad"
Los poemas de tu anterior libro, Hay que comerse el mundo a dentelladas, expresaban lo arraigada
que está en nuestro tiempo la servidumbre, así como la incapacidad para imaginar
un mundo mejor. ¿Oxígeno en lata es una vuelta de
tuerca más para señalar la tiranía de un presente que no precisa dictadores con
nombre?
Resulta abrumador qué bien se ha ido adaptando el capitalismo para
que el sistema se mantenga, como con la aparente dispersión del poder (ya no hay
patrones, sólo accionistas, y los directivos de las empresas son también
trabajadores; las acciones imperialistas ahora las ordena la ONU; nuestras
decisiones las rige la publicidad, etc.). Sus métodos se han perfeccionado, pero
el Poder sigue anclado de una manera vertical en quienes
manejan el flujo de capitales y poseen los medios de producción.
¿Es el supermercado un tanatorio, como dice una
de tus metáforas de Oxígeno en lata?
Si tenemos en cuenta lo que simboliza, dentro del capitalismo de
consumo, el supermercado, máximo icono del sistema (práctica suprema del
consumismo, con todo perfectamente diseñado para hacer creer que es nuestra
libertad la que decide, todo idealmente limpio, ordenado e iluminado, a nuestra
disposición con el precio más barato, completamente despersonalizado, todos tan
homogéneamente diferentes empujando los carritos), se comprende que así es: por
la productividad, para llegar a ellos y mantenerlos, se asesinan, mediante
balas, prisión, enfermedades o hambre, personas en países empobrecidos, se
arrasa la naturaleza, se precariza la vida de trabajadores/as en regiones
industrializadas, y, finalmente, se produce la muerte
intelectual de los/as consumidores/as. El supermercado es la última
fase de un proceso brutal generador de sufrimiento y muerte sin escrúpulos en
busca del máximo beneficio económico.
El poema que abre el libro señalas las
elecciones que realizamos para ver o negar la realidad. ¿Una poética de la
conciencia crítica arranca de esa toma de postura para decidir qué queremos
ver?
Considero que la clave radica en la forma de observar la realidad,
que pienso que es uno de los principios de la percepción poética. Una postura
crítica parte de cuestionar lo que estamos viendo; preguntarse qué hay debajo de
la superficie y por qué se producen esas imágenes. Este
sistema funciona gracias a la amnesia y a la invisibilización. Un buen
ejemplo son los poblados chabolistas de Madrid: se levantan taludes de tierra
para que se no vean desde la carretera, y problema resuelto.
Entre el mirar del consumido y el del
consumidor hay un abismo, hecho, sin embargo, en palabras tuyas, de unos
centímetros de noche. ¿Es tan estrecha la frontera entre el cemento y el
adobe?
Un sistema que necesita producir mucha miseria para generar un
poco de riqueza crea por definición abismos, y tiende además a lanzarlos a la
periferia (en un sentido amplio), pero funciona también gracias a la
estigmatización de la pobreza y de la conciencia obrera (todos/as prefieren ser considerados/as “clase media”). Sin
embargo, el número de personas pobres dentro de los países empobrecidos aumenta
sin cesar. La actual crisis económica parecía que iba a propiciar una nueva toma
de conciencia, pero se está esquivando maravillosamente.
Oxígeno en lata es el
resultado de una indagación, la del poeta urbano que busca un ciudadano y
encuentra un votante o un espectador. La de quien ya ha visto su cuerpo tasado y
suficientemente anestesiado para la producción y no tira la toalla. ¿Hay que
seguir entre los tubos de escape buscando la belleza?
La resistencia está cimentada en los actos cotidianos. Nuestra
rutina consiste en perpetuar una muerte en vida (“ese absurdo acuerdo / por el
que renuncias a la vida / para poder tratar de seguir viviendo”, que digo) que
nos devora y nos deshumaniza. Yo relaciono esa belleza con lo vital, con la
alegría (principios para mí de esa sociedad justa, digna y autogestionada por la
que se está peleando), y expresiones de ello permanecen y bullen ahí, aunque
escondidas. Depende, nuevamente, de cómo posemos la mirada para encontrarlas.
Nos insuflará ánimos y razones por las que seguir caminando contracorriente y
lograr que se pongan en primer plano.
Un economista no sabe qué hacer con un arco
iris./ No entiende el aleteo de una abeja, por qué trinan escandalosamente las
gaviotas,/ qué guarda una camada en su madriguera. Antonio Machado nos enseñó
que “Todo necio confunde valor y precio”, ¿pero es necedad lo que preside la
conducta del economista que nos dirige y que denuncias en tu poema?
Desde luego que no. Pero es la única lógica que permite que se
sostenga esta maquinaria que busca sólo la utilidad y la rentabilidad de todo lo
que nos rodea, y desprecia lo que no es productivo para él. En su dinámica,
muchos/as se encierran sin cuestionarse qué papel están jugando dentro de la
cadena, y eso afecta a su modo de percibir y vivir la realidad.
¿Qué nombres o títulos de libros han conformado
tu poesía?
A grandes rasgos, pensadores/as como Chomsky, Bauman, Mike Davis,
Bookchin, Jorge Riechmann, Ursula K. Le Guin (la mejor síntesis de taoísmo y
anarquismo); la corriente de la poesía social española de los ’50 y ’60, y la
latinoamericana (la más potente); los/as surrealistas; poetas que exploran las
posibilidades de la imagen y la metáfora para enunciar nuestra realidad;
creadores/as de otras tradiciones como Erich Freid, Claes Andersson, Günter
Eich, Lêdo Ivo...
Por otro lado, en las últimas décadas se ha recuperado el papel
combativo de la poesía en nuestro Estado; se están poniendo
de manifiesto prácticas poéticas de conciencia crítica, abiertamente
anticapitalistas, y ese trabajo nos retroalimenta.
D: ¿Cómo valoras tu labor como coordinador de las lecturas
públicas de poesía en la librería Traficantes de Sueños de Madrid? R: Muy
positivamente. Creo que está sirviendo para sacar a la luz esas voces que
apuestan por una poesía que no cede a la hipnosis y permitir su interacción. La
cuarta temporada del ciclo está sirviendo para demostrar que existen múltiples
senderos que se pueden explorar desde una postura crítica.
OBRAS DE ALBERTO Gª TERESA
’Las increíbles y suburbanas aventuras de la Brigada Poética’
[plaquette] (Umbrales, 2008).
’Hay que comerse el mundo a dentelladas’ (Baile del Sol,
2008).
’Oxígeno en lata’ (Baile del Sol, 2010).
http://diagonalperiodico.net/La-resistencia-esta-cimentada-en.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario