Ana Fides – Madamoiselle Joue Avec Son Revolver
Contar la propia vida es muy difícil, hacerlo queriendo acompañarse del
exacto alfabeto con el que tiene que escribirse la poesía lo es aún más.
La poesía y sus palabras no forman parte de ese diccionario que tanto se
vende en las grandes superficies, aunque sería mejor delimitar mis palabras
diciendo que no lo es en este libro que acabo de terminar de leer. Alfabeto
de cicatrices, es un libro en el que la autora, Ana Pérez Cañanamares, nos
enseña la importancia de crear un idioma propio, la necesidad de otorgarle a
cada letra el valor necesario para que al acabar de leer al lector le salgan las
cuentas.
Siempre disfruto con el volumen con el que crea sus imágenes, con esos
cardenales que dejan sus metáforas en la carne interior. Sus palabras son duras,
pero justas, deja huella siempre y eso es tanto en cualquier libro. Tal vez por
eso cada vez que me propone un viaje nunca gasto pereza y compro mi billete
hacia cualquier lugar o estancia que ella proponga.
En este libro llama la atención como reclama a voz en grito su
individualidad:
"Mi vida no es un comentario de la tuya.
Nada de lo que hago
es un ejemplo
una nota a pie de página de tu
libro"
Y como adora ser "perseguida" por la palabra, aunque deje muy claro que
cualquier idioma debe ser frecuentado únicamente por personas que saben estar
solas cuando llega el momento de darle utilidad a ese material, siempre
inflamable" que son las palabras.
Ella come de todos los platos, come con las manos si la imagen lo requiere y
llega hasta la soledad y mira y remira los restos que van a pervivir porque sabe
que lo que resista sobre nuestros ojos, sobre nuestra memoria, sobre nuestros
dedos es lo único que hay que contar, que eso es la poesía.
Se trata de un libro duro, como todos los de la autora, pero no se trata de
una dureza impuesta sino de la natural dureza que supone vivir cada día ,
incluso si nos toca convivir con la felicidad. Ella sabe muy bien lo que ve y
deja claro que la imaginación es una manera perfecta de atrapar la realidad, la
propia y la ajena:
"Tu pones la comida
para los gatos
callejeros;
pero no sabes si son las ratas
las que
dejan el plato vacío"
Otra de las cosas más impresionantes de este poemario es esa duda permanente
sobre el verdadero final del poema. Esa conciencia de la imperfección que
rellana el cuerpo de cada poeta queda expuesta con una humildad que
sobrecoge:
"Por culpa de palabras mal usadas
a mi corazón lo
cruza
un alfabeto de cicatrices"
Podría decir muchas más cosas, pero me temo que ya he hablado más de la
cuenta. Sé que los que os acerquéis hasta él acabaréis encantados y sentiréis,
como yo, la fuerza de la vida en cada una de sus palaras. Os dejo un par de
poemas para que os anime a ir en su busca. Hacedme caso, es uno de los
Imprescindibles.
Seguridad Social
Frente a las
charlas siniestras
de las salas de espera
siempre
levanto un libro como una muralla.
Pero hoy de
repente el olor del acero
la intuición de lo frío y
punzante.
La certeza de lo inútil en perseguir
la
enfermedad, que conoce todos
los recovecos donde
esconderse.
La anciana a mi lado ha roto a llorar.
"No
llore, mujer", le digo, "¿Qué le pasa?"
"Nada", contesta ella,
encogiéndose.
Y se queda sin saber cuánto le
agradezco
que calle y no me cuente.
Porque no llevo
kleenex en el bolso
y estoy tan cansada que la
enfermedad
me parece una tregua deseable.
Así morimos,
así nos matan.
En el avión
El hombre avanza por el
pasillo
se sienta entre la ventanilla y yo
mira un
momento hacia fuera
y luego baja la persiana.
Es de esa
gente que se conoce
las nubes de memoria.
http://mademoisellejoue.blogspot.com/2010/06/alfabeto-de-cicatrices.html
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