Sin identidad
“Me digo que no soy su padre. Ese pequeñajo se me está metiendo bajo el ala, me toca la fibra. No puedo dejar que eso suceda. He visto morir y desaparecer a demasiados chicos. No tiene sentido encariñarse. Luego se toma una sobredosis de sus estúpidas drogas y ¿entonces qué? Iría por allí llorando porque ese estúpido chiquillo que tiene casa se escapó para matarse con las drogas. No soy idiota, tío. Si quiere hacer cosas de mayores debo dejarle. Si quiere jugar con fuego, que lo haga.”
(13 céntimos, K. Sello Duikier. Traducción: Alicia Moreno Delgado. Colección África, Baile del Sol, 2016)
Si hay una novela publicada en español que este año esté llamada a convertirse en lectura de culto por necesaria y demoledora es 13 céntimos, del escritor sudafricano K. Sello Duikier y que presenta en su colección África la editorial independiente Baile del Sol, que hoy por hoy es una de las pocas, por no decir la única editorial española que se preocupa en dar a conocer las viejas y nuevas voces del continente, una literatura potentísima, variada en contenidos, fórmulas narrativas y estilos, y que afortunadamente aún no conoce el miedo de lo políticamente correcto.
El escritor de 13 céntimos, S. Sello Duikier fue una estrella literaria africana con apenas unas pocas novelas. Quienes le conocieron cuentan que la presión fue tal, que Sello Duikier acabó con su vida, una forma abrupta de poner fin a una carrera en la que se planteaban y plantean todavía temas tan características en las letras de ese continente como la identidad y la vida en el gueto, en las barriadas que rodean a las grandes ciudades.
Sobre identidad, una identidad en continúa transformación, y la vida en el gueto giran algunos de los contenidos de 13 céntimos, una novela de apenas un centenar de páginas que se hacen suficientes para adentrar al lector en la vida de Azure, un niño negro de trece años de edad al que la naturaleza le dio ojos azules y que se mueve en zona de guerra, las barriadas de Ciudad del Cabo, Sudáfrica, un territorio de supervivientes en el que impera la ley del más fuerte.
Estructurada en dos partes, una primera tremendamente realista y en la que Azure deja de ser Azure para convertirse en Azul por el ordeno y mando de un jefe mafioso, y que se gana la vida ejerciendo la prostitución con blancos adinerados, el muchacho intenta superar las violaciones y los golpes y más golpes que recibe todos los días con toda clase de drogas que cae en sus manos.
Más que compensar para descompensar, la segunda mitad del libro abandona esta crudeza para explorar algo así como la comunión de Azure/Azul con la tierra, con su territorio y, sobre todo, con sus antepasados.
Se narra así un viaje alucinado hacia sí mismo, y que sumerge al protagonista en un universo que lo evade de una existencia brutal y dolorosa que, hasta ese momento, lo había convertido en narrador de una pesadilla que no tiene nada de literaria porque está ahí y marca la infancia de millones de niños que, como Azure/Azul, tienen que hacerse adultos demasiado pronto mientas se acostumbran a vivir rodeados de violencia.
No he leído este año un libro tan amargo pero también conmovedor como 13 céntimos. Un texto que despierta conciencias y que reclama la traducción (espero que más pronto que tarde) de la siguiente novela de su autor, K. Sello Duiker: The Quiet Violence of Dreams.
Mientras y sin fumar espero…
Saludos, quédense con este nombre: K. Sello Duiker, desde este lado del ordenador.
http://www.elescobillon.com/2016/10/sin-identidad/
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