Baile del Sol.- ¿Qué supone Aunque no haya nadie en tu recorrido poético?
Alejandro Palomas.- Supone un paso más. Una porción más de esa voz que voy ampliando a medida que llegan los poemarios. Hay un color distinto en él y también un calor diferente. Me atrevo más. Juego más. Hay más Alejandros sumándose al de los poemarios anteriores.
BdS.- La soledad, las ausencias, aparecen de forma evidente en el libro, pero tanto una como las otras parecen llenas de significado, de trascendencia.
A.P.- Para mí la soledad, el trabajo con la soledad lo es todo en todo momento y en toda mi expresión literaria. La ausencia es lo que confiere a la soledad un peso específico, pero no la vertebra. Y yo disfruto de las dos, sumo con las dos, me acerco a mí desde las dos.
BdS.- El libro se divide en tres partes: hoy no ha venido nadie, hoy no ha de venir nadie, hoy no vendrá nadie. ¿A qué obedecen estas constataciones?
A.P.- A la intuición. Es un poemario escrito en tiempo real, en tres fases. Quería que la columna vertebral fuera la carencia de presencias, las que hubo, las que hay y las que sin duda habrá porque yo lo elijo así y porque la intuición me dice que es algo que no va a cambiar. Las partes del poemario son pasado, presente y futuro de una observación, no es más -ni menos- que eso.
BdS.- Y los hábitos, que también aparecen como un listado en el poemario, ¿qué peso tienen en la vida de un solitario?
A.P.- Los hábitos son un espejo de lo que nos ancla a este plano de realidad, lo que nos define como hombres y mujeres que queremos seguir aquí, viviendo esto, tocando esto. Y a menudo son cárceles que hay que derribar para poder despegar a otros paisajes distintos. Son el miedo.
BdS.- También se intercala en algunos poemas una suerte de hilo narrativo en el que una pareja aparece en el punto de mira, ¿cuál es el objeto de esta observación poética?
A.P.- No sabría decirte. Es curioso, con el tiempo y con la edad, mi obra poética cada vez está más influenciada por mi obra narrativa y no sé si es tanto así al contrario. Es un poco como lo de los signos del zodíaco: lo de que cuanto mayores nos hacemos, más somos nuestro ascendente y menos nuestro signo. Necesito narrativa en mis poemarios, ese hilo que los une, ese pasar algo mientras la poesía pasa a su vez. Necesito a alguien que oiga lo que digo, que vea lo que veo, pero que lo haga desde dentro, desde las páginas.
BdS.-¿La poesía nos ayuda a comprender nuestra manera de vivir o crees que no es ese uno de sus objetivos?
A.P.- La poesía es intimidad, es la expresión de lo que no puede definirse. ¿Comprender? No estoy seguro. A mí me ayuda a conectar, a vibrar, a sintonizar... a oír voces que de otro modo no alcanzo a oír. Quizá sea esa la respuesta a esta pregunta. El objetivo es vibrar.
BdS.- Aunque no haya nadie...
A.P.- Seguimos estando. Y lo curioso es que el amor siga existiendo... aunque no haya nadie.
Magnífica entrevista, sin duda un poemario extraordinario.
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