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siempre me quedarán las palabras de Luis Miguel Rabanal, aunque ya no sepa escuchar ni bailar al sol de la luna llena… siempre me quedará su música para mí, ese torpe que pergeña notas oscuras y dice que busca luz mientras se emboza en una capa de niebla… ese que en estas noches aúlla a una luna, y se piensa declamando, unos versos sin fin pues el final es el principio y en cada vuelta crecen y crecen como la memoria que se descubre, la que enseña sus raíces pudendas sin sonrojarse y sin preámbulos, que ya todo parece andado si no recordamos y tropezamos en las ingratitudes que reposan al borde del camino, igual que aquellos mineros acribillados, los mismos, son los mismos en el vértigo de estos días que olvidamos pero el poeta no, el poeta aguza aún más la palabra que nos alumbra, de la que somos sombras que oscilan como dobles disolutos… sombras de la memoria.
siempre me quedarán las palabras de Luis Miguel Rabanal, aunque ya no sepa escuchar ni bailar al sol de la luna llena… siempre me quedará su música para mí, ese torpe que pergeña notas oscuras y dice que busca luz mientras se emboza en una capa de niebla… ese que en estas noches aúlla a una luna, y se piensa declamando, unos versos sin fin pues el final es el principio y en cada vuelta crecen y crecen como la memoria que se descubre, la que enseña sus raíces pudendas sin sonrojarse y sin preámbulos, que ya todo parece andado si no recordamos y tropezamos en las ingratitudes que reposan al borde del camino, igual que aquellos mineros acribillados, los mismos, son los mismos en el vértigo de estos días que olvidamos pero el poeta no, el poeta aguza aún más la palabra que nos alumbra, de la que somos sombras que oscilan como dobles disolutos… sombras de la memoria.
así son sus versos siempre en mí, versos púrpura que dan la luz en mis noches… música que engancha por los adentros haciendo que algo vibre en mí, música negra que llama a la emoción, al emovere latino: a moverse, que alborota mis anquilosados miembros occidentales, y me hace crecer hacia dentro, hacia lo oscuro, el territorio denostado que me enculturaron los que mienten como mienten sus neones
MUCHEDUMBRES
Las palabras no describen el pesar
que nos aterra, es como si quisiesen descubrir
lejos de nosotros nuestra desmesura, así
nos hallamos un atardecer
ante el espejo que no refleja sino la sombra
de una sombra que bien podría asemejarse
a esto que ahora podría ser que somos,
un cuerpo aborrecible
o el envoltorio desempolvado de un tapir.
Ya ves que desde un principio
se desvanecen tus euforias por momentos
de miserias, no en vano dilucidas
escenas donde el temblor consideraba
ser menos cortés
que carterista, que loco cómitre en la niebla.
Cada vez que se asoma a la terraza
el rencor, cada vez que mira
bajo su desnudez y confirma que hay pus
y secretos, y techados de lata y una lluvia
formidable como la enfermedad que extrañas,
algo se trastorna de súbito.
Por supuesto, también hoy se manifiestan
los cobardes,
banderas y alaridos igual que cada sábado,
grAznar minuciosamente:
suyo será el reino de los cienos,
son hermanos de sangre de la barbaridad,
ya sabes, lo que a ti
más te divierte cuando los oyes gritar
viva cristo rey, viva la hostia puta.
Por eso decía que las palabras transcurren
conforme a tu desolación, se acercan a tu cuello
y te arañan cual muchacha, sí, sí, encantadora.
que nos aterra, es como si quisiesen descubrir
lejos de nosotros nuestra desmesura, así
nos hallamos un atardecer
ante el espejo que no refleja sino la sombra
de una sombra que bien podría asemejarse
a esto que ahora podría ser que somos,
un cuerpo aborrecible
o el envoltorio desempolvado de un tapir.
Ya ves que desde un principio
se desvanecen tus euforias por momentos
de miserias, no en vano dilucidas
escenas donde el temblor consideraba
ser menos cortés
que carterista, que loco cómitre en la niebla.
Cada vez que se asoma a la terraza
el rencor, cada vez que mira
bajo su desnudez y confirma que hay pus
y secretos, y techados de lata y una lluvia
formidable como la enfermedad que extrañas,
algo se trastorna de súbito.
Por supuesto, también hoy se manifiestan
los cobardes,
banderas y alaridos igual que cada sábado,
grAznar minuciosamente:
suyo será el reino de los cienos,
son hermanos de sangre de la barbaridad,
ya sabes, lo que a ti
más te divierte cuando los oyes gritar
viva cristo rey, viva la hostia puta.
Por eso decía que las palabras transcurren
conforme a tu desolación, se acercan a tu cuello
y te arañan cual muchacha, sí, sí, encantadora.
reflejos de la sombra de una sombra que el poeta no olvida y al no hacerlo nos recuerda que, si recorremos el camino sin nosotros, el cómitre con su látigo nos regresa a los tiempos de galeras en los que… adivina si quieres quiénes son los forzados en este reino de los cienos…
Si te apetece leerlo entero, aquí.
Gracias, siempre, Alfonso.
Gracias, siempre, Alfonso.
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