lunes, 6 de febrero de 2012

Viaje a Londres (Julio 1874), de Vitalie Rimbaud




José Ángel Barruecos

Por fin se publica este libro, un proyecto en el que David González, en colaboración con varios artistas, ha estado trabajando desde hace años. Él mismo ha traducido el texto al castellano, junto a Dagmar Buchholz. Se trata del diario que Vitalie, una de las hermanas de Arthur Rimbaud, escribió a los 16 años (un año y medio después moriría a causa de la sinovitis), durante un viaje en el que ella y su madre fueron a visitar al poeta, que estaba atravesando un momento difícil, en busca de trabajo. Son anotaciones breves, que nos muestran a un Arthur al que Vitalie contempla con veneración, casi como de lejos, igual que si fuera un desconocido y a la vez alguien muy estimado por ellas.

Pero el proyecto de David no consistía sólo en la traducción y en la búsqueda de editor. También pidió a poetas, diseñadores, dibujantes, pintores, etc., que ilustraran algunas de las páginas del libro. Y eso para mí es muy gratificante. Primero porque David ha reunido a unos cuantos amigos (Gsús Bonilla, Miguel Ángel Martín, Tomás Crespo Rivera, Toño Benavides, Velpister, Ángel González González, Esteban Gutiérrez Gómez, Julia D. Velázquez, Pablo Gallo… y no menciono a los demás porque no los conozco, pero la lista es más amplia). Y segundo porque en este libro colaboraron mi madre y mi hermana con sendas ilustraciones. En estas páginas podemos ver el dibujo que hizo mi madre cuando, aprisionada ya por el cáncer y sin poder utilizar la mano derecha por culpa de los tumores y los ganglios inflamados del brazo, tuvo que emplear la izquierda para cumplir con David; porque sabía que David, además de poeta, es un amigo y un gran tipo. Alguien que, con ella, siempre había cumplido. Y ahora David le devuelve aquel sacrificio dedicándole el libro. Abajo, un fragmento del diario de Vitalie:      

He cosido.
¡Estamos tan desconcertadas como Arthur, igual de perplejas! ¡Empleos sí los hay! Si él hubiese querido, ya tendría uno, y nosotras nos hubiéramos ido. Si él hubiese querido, nos hubiéramos marchado hoy mismo. ¡Cuando pienso que podría sentir esa alegría en este momento! De todos modos, ¿podría encontrar un gran placer en irme después de haber sido testigo de la aflicción y de las súplicas de Arthur? Mamá ha dicho: ocho días más. Bueno. Estaba contenta y molesta a la vez: contenta por Arthur.


[Traducción de David González y Dagmar Buchholz]



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