Edem Awumey (Togo, 1975) es un escritor africano que en 2009 fue nominado al Premio Goncourt —el galardón más importante de las letras francesas— por su novela Los pies sucios, obra que se encuentra en español gracias a la editorial Baile del Sol, junto con dos novelas más escritas por este autor que aborda el tema del exilio y de la lucha contra la ceguera que genera la violencia.
Crónica presenta una entrevista con el togolés y también autor de Rose Déluge, Explicación de la noche, Tierno Monénembo: el romance del exilio y Mina entre las sombras, las cuales se promocionaron en la edición 33 de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
“Nací en la capital de Togo y algo que cambió radicalmente mi vida fue que tuve acceso a los libros desde muy joven. Era un niño bastante tímido e introvertido y eso influyó mucho para que mi relación con los libros se fortaleciera”, narra.
Otro factor que determinó a Edem fue que en su escuela secundaria existía una amplia biblioteca, es decir, una excepción en Togo, país que fue llamado la “costa de los esclavos”, que vivió 38 años en dictadura y que después de la Primera Guerra Mundial dejó de ser colonia alemana para ser repartido entre Francia e Inglaterra.
“De repente, dentro de mis lecturas me encontré con el libro El extranjero, de Albert Camus, y reflexioné mucho tiempo sobre una frase que aparece cuando al protagonista le preguntan: ¿por qué mataste al árabe?, y éste responde: ‘por el sol’. Tenía 15 años y lo leí varias veces porque pensé que no había entendido y me preguntaba ¿por qué alguien puede matar por el sol?”, recuerda.
Después de varios años comprendió la frase, en el contexto de Togo de 1990 cuando el país inició un proceso de democratización.
“Muchas mujeres en Togo tuvieron que salir de casa y trabajar día tras día bajo el sol, hacer el esfuerzo de vender cosas en el mercado para alimentarnos y al final de cuentas, nosotros somos gracias al esfuerzo de ellas. Hubo mujeres que murieron bajo el sol”, señala.
Edem entendió la connotación del sol violento. “La represión fue algo que vivimos en el contexto político de 1990 en Togo, había dictadores que mantenían el poder a toda costa y que no nos permitían regresar a una verdadera democracia. En ese tiempo escribí mis primeros textos”.
Una de sus influencias fue el libro clásico para los africanos Los soles de las independencias, de Ahmadou Kourouma (Costa de Marfil, 1927-2003).
“Me gusta hablar del sol en plural, en tres facetas: el sol de la esperanza, el sol de la violencia y después el sol de la esperanza regresa con la resistencia. De hecho, regresando a la historia del personaje de El extranjero, de Camus, el reflejo del sol en el cuchillo que sostenía el árabe fue tal que lo cegó, entonces lo que intento en mis libros es deshacerme de ese sol tan violento”, expresa.
Awumey inició su carrera literaria en Togo y se fascinó por el movimiento de lo absurdo de Samuel Becket y Eugene Ionesco. Recibió la beca UNESCO-Aschberg, para ser escritor residente en Marnay-sur-Seine, Francia, después se mudó a Quebec ya que Togo continuaba con problemas de violencia política.
“Haciendo una comparación fácil con la obra Esperando a Godot, en el Togo de 1990 muchos jóvenes que se manifestaban nunca regresaban, muy pronto me di cuenta de dos verbos: ir y regresar que formarían parte de mi destino”.
INOCENCIA. Los pies sucios es una novela que cuenta el viaje del joven Askia del Golfo de Guinea a París en busca de su padre, recorrido en el que resuena la frase materna: “hemos estado en todos los caminos y por todas partes nos han llamado pies sucios”.
— ¿Somos sociedades de pies sucios?
— Cuando escribí el libro podía ver a la gente queriendo atravesar para ir hacia España, veía a la gente que caminaba días y días, esa gente por más que tuviera sus pensamientos frescos y llenos de esperanza, su cuerpo no estaría limpio, sólo se detenían para pedir dinero y comer.
“En ese momento pensé en otros tipos de pies, me acordé de mi infancia cuando jugábamos sin tener zapatos porque a nuestros papás no les alcanzaba para comprarnos unos, entonces teníamos los pies sucios de inocencia. Hoy seguimos con los pies sucios por diferentes razones y espero no sea por la pérdida de sueños”, responde.
— ¿Se puede escapar del destino?
— Podemos luchar para escapar. En mi obra siempre junto los conceptos de lucha y destino porque como decía Víctor Hugo: quien lucha, vive. Pienso lo mismo.
— ¿Cómo recibiste la noticia de tu nominación al Goncourt?
— Mi editor me dijo: busca tu nombre en Google; estás nominado al Premio Goncourt. Fue un momento en el que fui iluminado por una luz enceguecedora y es muy bonito tener esa luz, pero durante todo ese proceso evité caer en la ceguera.
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