Un relato contra la censura
Esther Zorrozua, que presenta su novela ‘Vida secreta del ornitorrinco’, reconoce que cuando viaja en transporte público se deja captar por las mil y un conversaciones de viajeros desconocidos
POR ANER GONDRA - Viernes, 19 de Octubre de 2018
Esther Zorrozua subiendo al bus (Oskar González)
LA ciudad es un caldero que hierve de actividad. Esther Zorrozua sube al autobús. Se sienta y abre la novela que le roba pequeñas raciones de tiempo a lo largo del día. Pero no pasa la página. “El transporte público es un laboratorio que ofrece cantidad de posibilidades”, explica la escritora, “rara vez leo en el autobús o en el metro porque me parece mucho más interesante lo que oigo a mi alrededor”. El repertorio es variado, es el combustible perfecto para una mente que puede encontrar inspiración para su siguiente novela en cualquier momento: “Conversaciones enteras por teléfono o de viva voz”, enumera Zorrozua, “aportan cantidad de información. ¡Todos somos cotillas!”.
Su última novela,Vida secreta del ornitorrinco, precisamente gira en torno a la idea de la censura, de lo expuestos que estamos a ojos y oídos de terceros. “Es la historia de un censor que actúa ejerciendo el control y el poder, desde su posición de bibliotecario en Bidebarrieta, sobre las lecturas de los universitarios”, adelanta la autora, “les pone vetos sobre lo que pueden o no leer, porque entiende que hay cosas para las que no están preparados”. Esther explica que su novela nace de la desaparición real de miles de libros de dicha biblioteca bilbaina en los ochenta. Una de las teorías era que un bibliotecario había hecho evaporarse los libros que consideraba deshonrosos. La escritora celebra que hoy en día “no necesitamos que nos protejan así”. “Creo que somos suficientemente mayores para meter la pata por nosotros mismos y sacarla”, asegura, “no necesitamos tanto proteccionismo”. Zorrozua observa Bilbao a través de la ventana del autocar. Lo único que tienen en común sus novelas es que tienen el Botxo como escenario. “Es mi ciudad y así me quito un problema”, explica, “no tengo que andar documentándome porque es un medio que conozco bien y así escribo con mucha más tranquilidad”. Además, asegura que la capital vizcaina, como escenario de ficción, “es polivalente y de mucho color”. En el autobús se puede jugar a intentar adivinar cuál es la vida secreta que cada pasajero arrastra en su mochila. “Todos tenemos secretos, grandes o pequeños”, asegura la escritora. Por eso le escama lo “contradictorio” que es el ser humano, que se queja de la censura y de lo vigilada que está hoy en día su vida a la vez que comparte sus vergüenzas en las redes sociales. “Esta novela la he escrito por la cantidad de asuntos derivados de la Ley Mordaza”, advierte la autora, “así hemos vistos cantidad de casos: la feria ARCO, el libro Farinha, el rapero Valtonyc, o con el actor Willy Toledo”. A Zorrozua le preocupa el lugar que queda para la libertad de expresión: “Es un asunto que me interesa y me fastidia. La suma de esos casos han hecho de detonante para que escriba esta novela”. El resultado es una novela que ya está en las librerías y que merece la pena leer en el autobús... si es que se puede evitar la tentación de escuchar las mil historias que a uno le envuelven involuntariamente.
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