Unas historias del día a día
Yolanda Delgado reúne un conjunto de relatos en los que refleja, desde la simple observación, los comportamientos humanos en su dimensión humana.
La historia surgió desde el momento en el que leyó la noticia en un periódico con el titular "Antes de arrojarse al mar, la señora Brown fue a misa".
Eso le dio pie para construir un relato, al que se fueron añadiendo otros a un conjunto que se ha publicado bajo el sello de Baile del Sol.
Yolanda Delgado (Las Palmas, 1967), que ha trabajado como editorialista y documentalista, se considera una "persona indiscreta", y en referencia a esta serie de relatos titulados "Antes de arrojarse al mar, la señora Brown fe a misa", estima que se pueden establecer diferentes estados. De un lado, "lo que he visto y también lo que oído", señala, además del bagaje que representan escritores como Joyce, Orwell o los soviéticos, "pero como soy muy pudorosa, de mí aparece poco".
El hecho de que se haya inclinado por el relato corto tiene que ver con su preferencia por la literatura rusa, "porque trabajé con esos textos en mi etapa de El País, donde establecí una relación muy directa con los cuentistas rusos, de los que aprendí que resultaba imprescindible utilizar las palabras necesarias".
Esta escritora se vale de la observación directa, del modo en el que hablan y se desenvuelven las personas, también del lenguaje, para armar sus historias, sobre las que dice que "han surgido de la propia realidad, porque no tengo tanta imaginación como para construirlas" y, en este sentido, manifiesta que los registros que le ofrece el día a día son tan ricos que de nada vale ir hasta la Luna en busca de escenarios diferentes.
El volumen de relatos que se condensan en este libro están jalonado con a presencia de mujeres y hombres en crisis, como de hecho se refleja en "Solos", también de jóvenes desorientados, como en el caso de "El tablero imperfecto del mundo", además de personas excluidas, que se percibe en la lectura de "Cuando una tortuga y Primo Levy me salvaron", así como de los inmigrantes que luchan para conservar y mantener su dignidad en tierras extrañas, en las líneas de "Baila la diosa en el ombligo de la Luna".
Pero también, en este compendio de relatos, la autora incorpora un conjunto de experiencias vividas que se encuentran íntimamente relacionadas con algunos autores a los que profesa una profunda admiración y que resultan perceptibles en títulos como "De hombres sin pantalones", así como los hábitos sociales corrompidos y llevados hasta el extremo del absurdo, como es el caso de "Comunicado urgente a la nación", además de algunas escenas que bien pudieran formar parte de un álbum familiar como "¡Ay!, Mama Iné", que en conjunto conforman un paisaje humano dominado por la ficción.
La voz de Yolanda Delgado, cargada de una ironía ciertamente melancólica y en ocasiones hasta mordaz, pero siempre directa y dirigida al epicentro del dolor, persiste en el engaño de intentar comprender nuestra sociedad, siempre esquinada, tan conmovedora, como también compleja en la que vivimos, pero de la que somos partícipes y responsables.
Eso le dio pie para construir un relato, al que se fueron añadiendo otros a un conjunto que se ha publicado bajo el sello de Baile del Sol.
Yolanda Delgado (Las Palmas, 1967), que ha trabajado como editorialista y documentalista, se considera una "persona indiscreta", y en referencia a esta serie de relatos titulados "Antes de arrojarse al mar, la señora Brown fe a misa", estima que se pueden establecer diferentes estados. De un lado, "lo que he visto y también lo que oído", señala, además del bagaje que representan escritores como Joyce, Orwell o los soviéticos, "pero como soy muy pudorosa, de mí aparece poco".
El hecho de que se haya inclinado por el relato corto tiene que ver con su preferencia por la literatura rusa, "porque trabajé con esos textos en mi etapa de El País, donde establecí una relación muy directa con los cuentistas rusos, de los que aprendí que resultaba imprescindible utilizar las palabras necesarias".
Esta escritora se vale de la observación directa, del modo en el que hablan y se desenvuelven las personas, también del lenguaje, para armar sus historias, sobre las que dice que "han surgido de la propia realidad, porque no tengo tanta imaginación como para construirlas" y, en este sentido, manifiesta que los registros que le ofrece el día a día son tan ricos que de nada vale ir hasta la Luna en busca de escenarios diferentes.
El volumen de relatos que se condensan en este libro están jalonado con a presencia de mujeres y hombres en crisis, como de hecho se refleja en "Solos", también de jóvenes desorientados, como en el caso de "El tablero imperfecto del mundo", además de personas excluidas, que se percibe en la lectura de "Cuando una tortuga y Primo Levy me salvaron", así como de los inmigrantes que luchan para conservar y mantener su dignidad en tierras extrañas, en las líneas de "Baila la diosa en el ombligo de la Luna".
Pero también, en este compendio de relatos, la autora incorpora un conjunto de experiencias vividas que se encuentran íntimamente relacionadas con algunos autores a los que profesa una profunda admiración y que resultan perceptibles en títulos como "De hombres sin pantalones", así como los hábitos sociales corrompidos y llevados hasta el extremo del absurdo, como es el caso de "Comunicado urgente a la nación", además de algunas escenas que bien pudieran formar parte de un álbum familiar como "¡Ay!, Mama Iné", que en conjunto conforman un paisaje humano dominado por la ficción.
La voz de Yolanda Delgado, cargada de una ironía ciertamente melancólica y en ocasiones hasta mordaz, pero siempre directa y dirigida al epicentro del dolor, persiste en el engaño de intentar comprender nuestra sociedad, siempre esquinada, tan conmovedora, como también compleja en la que vivimos, pero de la que somos partícipes y responsables.
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