miércoles, 6 de diciembre de 2017

Reseña de MURO DE LAS LAMENTACIONES de Rubén Castillo en Lecturas y opiniones

sábado, 25 de noviembre de 2017


MURO DE LAS LAMENTACIONES

Mariano Sanz Navarro

CASTILLO GALLEGO, RUBÉN, Muro de las lamentaciones, Baile del Sol, 2017

Coincido con Rubén en varios de los gustos por los que manifiesta decantarse en la solapa del libro y rechazo, como él, la homeopatía, las dietas y la gente pesada, añadiendo de mi cosecha a los que tosen en los conciertos.
Rubén escribe magistralmente, o sea, digno (aunque difícil) de imitar. Eso no es ninguna novedad, lo supimos en El globo de Hitler, Anillo de Moebius, Palabras en el tiempo o la más reciente Los días humillados, amén de numerosos cuentos y ensayos publicados con anterioridad.
Este libro de relatos, Muro de las lamentaciones, además de estar bien escrito, es redondo. No tiene resquicio por dónde meter la tijera del perfeccionista. Cada uno de los cuentos está perfectamente estructurado, tiene la longitud justa para mantener en vilo la atención del lector y el desenlace inopinado que constituya la guinda que deja buen sabor de boca.
Me ha pasado con este libro como me pasa con pocos: que terminado un cuento no me apetece seguir con el próximo. Una razón es la de recordar, digerir pausadamente lo leído, otra, regocijarme con la espera a sabiendas de que voy a enfrentarme con una sorpresa que no quiero anticipar, como los niños que dejan lo más exquisito del pastel para el final.
Había pensado destacar alguno de los cuentos que me hubiera gustado de forma especial (en todos los volúmenes de relatos siempre hay uno, o varios, que impactan especialmente al lector, y no siempre son los mismos los que impresionan a cada uno. Eso presta indudable encanto a la diversidad de temas), pero a la hora de escogerlo, me ha resultado difícil; cada uno de los relatos, de forma diferente, me ha dejado el regusto de la buena literatura, difícil de encontrar en nuestros día a pesar de la profusión de publicaciones; quizás porque el género que Rubén cultiva en este libro, es de los que mejor concuerdan con mi estilo de afrontar la escritura.
Han quedado titilando en el recuerdo, tres:
CARTAS DE WENDY
El untersturmfürer Wilhem Schwerin termina la guerra de forma abrupta sin llegar a saber que los papeles que Rubén le ha puesto en la mano podrían ser las cartas que Kafka (FK) envió, durante las últimas semanas de su vida, a Elsi, la niña conocida por casualidad en el parque Steglitz de Berlín, una tarde en que lloraba desconsolada la pérdida de su muñeca Brígida. Franz, el mago, sabía que la muñeca no se habia perdido, sino que habia emprendido un largo periplo cuyas incidencia iría relatando a Elsi en cartas sucesivas. Algo sospechó el untersturmfürer Wilhem Schwerin cuando leyó la frase que aparecía al final de cada misiva: Le dicto estas cartas a mi amigo FK. para que te las entregue, porque desde el principio intuyó que algo oscuro de encerraba tras aquellas palabras. (35) Pero ya no había tiempo para más averiguaciones, arrojó las cartas a la chimenea y las hizo arder. (37) El final, a disposición de ustedes.

DOS CUENTOS PARA QUE USTED LOS ESCRIBA
En este relato encontramos al Rubén más exquisitamente divertido, en un terreno que recorre con soltura: el de la broma capaz de esconder realidades que invitan a la reflexión. Aquí, el magisterio de la narrativa meta-literaria se encuentra en estado puro. Aunque escribir es una tarea en la que el primer paso siempre es el más complejo de dar (59), en el primero de los cuentos se describe la trayectoria vital de un personaje alrededor de un adminiculo imprescindible: el chupete que inicia y cierra el ciclo vital del personaje.
El segundo cuento que brinda al escritor primerizo, igual de ingenioso, trata de un fracasado (figura con la que el lector empatiza de inmediato), que se ha habituado a programar sus sueños, a decidir qué quiere soñar por las noches (71). La aventura, que acaba mutando en el drama presentido en el sueño, se convierte en realidad. Y hasta aquí puedo contar.

EL ÚLTIMO CABALLERO ANDANTE
Todos los que escribimos hemos sentido, en un momento u otro, la tentación de hacer un guiño cervantino, ardua empresa de la que solo salen victoriosos algunos maestros, como Andrés Trapiello. Rubén lo logra plenamente en esta magistral descripción de los padres del inventado protagonista, que bien pudiera haber sido incluida en las paginas originales sin desdoro alguno: Martín llamábase mi padre y era altiricón, de buen conformar y propenso a las magras (del crecimiento constante de las cuales su cuello y su rostro eran fiel indicio, y su andorga cumplida demostración); Felisa es mi madre, áspera de trato y flaca como el espíritu de la golosina, amén de proclive al ánimo taciturno. (92)

Resumiendo, un magnífico libro de relatos que me ha llegado a las manos -con la exquisita dedicatoria que no me resisto a reproducir más abajo-, y que recomiendo vivamente. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario