Del polen al hielo
Sobre un libro de amor, intenso, profundo, marcado por el paso del tiempo, poemas con sello personal
José Ignacio Primo 16.12.2017 | 02:20
Se ha presentado en la Biblioteca Pública un nuevo libro de poemas de Luis Ramos, poeta y amigo, al que me siento unido por vínculos tan potentes como son una gran afinidad de pensamiento y un fuerte compromiso con la realidad que nos ha tocado vivir. Pero también he de decir para mayor abundamiento que Luis Ramos siempre me ha sorprendido no sólo por su versatilidad, pues es capaz de remover los entresijos más insospechados, sino también por su compromiso con la sociedad y su fuerte honestidad en el trabajo y, por tanto, en el estilo. Luis Ramos busca siempre en su poesía belleza, emoción, verdad, por lo que es fácilmente identificable la huella de su mano en toda la obra, lo que al menos nos confirma un sello personal que es de agradecer.
"Del polen al hielo" es un libro de amor, de un amor intenso, profundo, marcado por el paso del tiempo, por la fugacidad de la vida, el mismo título, cargado de sentido metafórico, nos da fe de esa brevedad de la vida, del polen al hielo, de la primavera al invierno, de la mujer amada a la madre. Yo diría algo más, el libro constituye una crónica del alma, donde el poeta transita por un viaje interior y en esta peregrinación va desnudándose, dejando entrever sus sentimientos más íntimos.
El libro está construido en dos partes bien diferenciadas, la primera, "Manchas de polen", está dedicada a su gran amor, donde el poeta aún cargado de juventud busca "sentir la intemperie del enigma", acercarse a lo desconocido, "vivir en vilo", pero desde el silencio, con toda la pasión. Y para ello se refugia en la naturaleza y así poder expresar la bondad del amor limpio, además de servir de coraza para sobreponerse a todo lo que acecha a su alrededor, el merodeo ciego del engaño, ante la presencia de fieles testigos, entre flores, abejas, que nos dan el néctar de la vida, entre el aire candeal ofrecido en las palabras, entre las mariposas con ecos primaverales, entre libélulas, labios de un agua de amor tan feraz, o los grillos, abriéndoles las alas a los sueños, caballitos voladores que trepan ilusiones.
La segunda parte, "Las escandas del hielo", está dedicada a su madre y al duro trabajo en el Mercado de Abastos en aquellos años de posguerra. El poeta a partir de este momento da un giro total. Su poesía se convierte en una poesía dura y a la vez cargada de amor. Se aproxima más a una obra dramática que comienza al alzarse las trapas del puesto del mercado, que forman el telón de la dura realidad. Y el poeta nos va describiendo esta situación con un lenguaje poético que en todo momento busca evadirse de la realidad cotidiana para centrarse en la madre coraje como eje principal de esta parte del libro. El drama está ahí, en el aire que respiramos en el mercado y una buena muestra de ello se refleja en la exposición que actualmente se exhibe en su interior, con fotografías de Juan Carlos Benéitez y textos del propio Luis Ramos. Exposición que viene a dar luz a estas "Escandas del hielo" y a la vez a hacer justicia no sólo con el escenario, lugar de vida intensa y de pena y sufrimiento, sino también porque estos versos rescatan ese poso de amargura que siempre llevamos dentro ante la ausencia de la madre, transformado en un sentimiento de soledad que sólo podremos superar a través de amor y entrega.
Quisiera también añadir que todos los poemas tienen un ritmo especial, cadencioso, dando rienda suelta a esa veta musical que el poeta atesora, lo que hace que su lectura sea más fluida, pero sin perder intensidad y emoción, que constituyen las claves fundamentales del libro.
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