viernes, 19 de mayo de 2017

Entrevista a YOLANDA DELGADO en DRAGARIA

Yolanda Delgado: «Escribo a fuego lento y con el corazón en pelotas»

► «Cuando un escritor que empieza me dice: voy a escribir una novela para ganar tal o cual premio, lo primero que le aconsejo es que no escriba esa novela»
► «He conocido el desamor, el paro, la desesperanza, la enfermedad y la muerte. De todo aquello logré salir»
Por
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Yolanda Delgado
El día que conocí a Yolanda Delgado era su cumpleaños y daba una charla en la casa museo de Pérez Galdós. Reconozco que fui porque un amigo me insistió hasta la extenuación que no podía perdérmelo. Era un jueves, ¿cómo no?, y Las Palmas de Gran Canaria rebosaba de actividad cultural —y toda a la misma hora, claro— y no éramos muchos en la sala. Sin embargo, a los dos minutos de empezar a hablar, para los que allí estábamos (y lo sé porque lo comentamos luego) solo existía una persona en la tierra en ese momento: Yolanda Delgado Batista. Su sentido del humor, su personalidad arrolladora, su voz y la cadencia de sus palabras nos hipnotizaron a todos. A la mañana siguiente corrí a buscar La isla de las palabras, su único libro hasta entonces. Luego seguí su blog y, cuando sacó su libro de cuentos Puro Cuento me afirmé en mi convencimiento: es una escritora única y con ese carácter que hace que sus letras sean mágicas.
¿Qué diferencia hay entre Yolanda Delgado, autora de La isla de las palabras desordenadas y la de Puro cuento?
He ganado cinco años de vida y setenta veces siete en sabiduría. Cuando me embarqué en la novela, pasé tres años escribiendo solo por las noches. Entonces trabajaba en televisión y el tiempo era limitado. Escribir La isla de las palabras desordenadas implicó no ver a nadie, no hablar con nadie, recluirme por completo y entregarme en cuerpo y alma a un proyecto que tuvo un coste personal importante. No soy una escritora rápida, cada frase es un mundo de posibilidades y en esa época no tenía ni la confianza ni la soltura que he ido adquiriendo después. Cumplí con mi objetivo, sí. Acabé una novela de la que me siento orgullosa, sí, pero tras ese libro hay otro libro de lo que fue mi realidad mientras tanto. La novela se publicó y tuvo buenas críticas. Recibí mensajes de algunos lectores que guardo como un tesoro. La sorpresa desagradable fue que al editor se le olvidó cumplir el contrato. Un descuido lo tiene cualquiera. Aun así, me quedo con la marea de personas y cosas buenas que la novela trajo consigo. Ahora está en manos de otra editorial. De una forma u otra volverá, como siempre vuelve uno a la isla. Continué escribiendo, por supuesto, no sé hacer otra cosa, sabiendo que no era fácil que una editorial distinta se interesara por un libro de relatos y además, de una autora desconocida. Tras dos años de espera, en noviembre de 2016, se publicó Puro cuento en Baile del Sol, una editorial canaria, con proyección nacional que precisamente acaba de cumplir 25 años. Este libro es un regalo y llegó en el momento preciso. Cada libro es una conquista personal, un paso hacia adelante. Los que nacimos en el año del boom literario, al tiempo que Cien años de Soledad y Tres tristes tigres, y que además, somos fruto del baby boom, tenemos todavía mucho que decir.
«LOS PROFESIONALES INDEPENDIENTES NO PODEMOS DETENERNOS, CUALQUIER ENCARGO ES IMPORTANTE»
Trabajas como lectora, traductora y editora literaria para editoriales, eres periodista, lectora bulímica y aficionada al cine, ¿cuándo diablos escribes?
Los profesionales independientes no podemos detenernos, cualquier encargo es importante porque pagará la luz, los libros o el dentista de tus hijos. Si el trabajo está relacionado con lo que te gusta, el disfrute es inmenso. Leer obras inéditas es un privilegio, siempre aprendes algo nuevo, un excelente indicador para saber cuáles son los temas que preocupan. Guiar a otros autores que comienzan su proyecto literario es una de las experiencias más plenas que he tenido. Traducir es otra actividad enriquecedora y apasionante. Exige ponerte en la piel del autor, con la responsabilidad añadida de expresar en tu idioma la misma intensidad, el tono, los matices, la intencionalidad con la que originalmente esos libros fueron escritos. Espero que algún día, los traductores en este país tengan el reconocimiento que merecen. En cuanto al periodismo, al igual que otras profesiones relacionadas con la cultura, está como está. Cuando llegan las pausas de trabajo, ojalá fueran menos, escribes y escribes como si se te acabara el aire. Siempre he dicho que la literatura me ha salvado de muchas circunstancias. Esta maldita y dulce vocación ha sido siempre territorio de fronterizos, de personas inadaptadas. No es un vestido que te puedas quitar o poner cuando quieres. Te levantas y tu cabeza ha estado trabajando en la historia que tienes entre manos durante el sueño. Mientras hablas con el pescadero registras ese gesto, ese matiz en la voz, esa palabra que utilizarás en un quizás próximo diálogo; cocinas y escribes, lees y escribes… No hay tregua. Y cuando llega la noche, las emociones, los conflictos y las sorpresas del día tratas de volcarlas en la escritura física. Nunca quedo satisfecha, pero si ese día escribo esa media página que se acerca a lo que quería expresar… Ese instante, para quien lo haya experimentado, sabe que es mágico.
Puro cuento se publicó en noviembre de 2016. Un libro de relatos que muchos consideramos una de los mejores libro del pasado año. ¿Por qué tanto tiempo?
Más o menos lo he respondido al principio. En estos cinco años he bajado al subsuelo y he tomado mis apuntes. He conocido el desamor, el paro, la desesperanza, la enfermedad y la muerte. De todo aquello logré salir y ahora conozco lo que es el estoicismo en carne propia. Sé quién soy, dónde estoy y qué es para mí lo importante. He aprendido a perdonarme y a olvidar. Ahora sé lo que es amar y a quién amo, a pesar de mis carencias. No está mal para un cursillo acelerado. Este enriquecimiento personal se va destilando en la manera de contar. Escribo a fuego lento y con el corazón en pelotas. Cada uno tiene su estilo. Puro cuento son 32 novelas concentradas, muy diferentes unas de otras, donde los personajes se cuentan entre ellos de qué va este juego de vivir. El libro habla de gente corriente, pero también tiene personajes conocidos como Stalin y Tarzán, Hemingway y Dos Passos, que protagonizan situaciones inverosímiles y fantásticas. Entre bromas y veras, he intentado acercarme a las dificultades que tenemos las personas que nos movemos en un mundo convulso, a veces esquinado, y las complicaciones que surgen a la hora de intentar comunicarnos con el otro, de romper el cristal de esa soledad que rodea nuestra individualidad. El libro ha tenido bastantes reseñas para tratarse de un libro de relatos. Como digo, Puro cuento solo me trae cosas buenas. La forma de contar esa historia, el lenguaje, el tono, la perspectiva y siempre el humor es lo que representa para mí un reto.
«EL HUMOR ES UN EJERCICIO HIGIÉNICO FUNDAMENTAL PARA CONSERVAR LA SALUD. HASTA EN LAS SITUACIONES MÁS DRAMÁTICAS SURGE EL MOMENTO PURIFICADOR DE LA RISA»
Hablemos del humor…
Un ejercicio higiénico fundamental para conservar la salud. Hasta en las situaciones más dramáticas surge el momento purificador de la risa. Tiene la virtud de poner, en cuestión de segundos, todo del revés. En mis historias, siempre que puedo, intento provocar si no la risa, la sonrisa. Imagino que al otro lado, el lector es mi cómplice al que le digo: Mira, lo sé, esto es una pena, pero venga, emborrachémonos de risa para digerir este mal trago. La risa nos reconcilia con el mundo.
Entendiendo que son estilos diferentes, ¿qué es más difícil escribir para ti, novela o cuento?  
El cuento es como mirar una fotografía de unas personas desconocidas en un momento de íntima violencia y que de pronto cobran vida, y hablan, y hacen cosas, pero sobre todo callan. Los silencios, lo que el hijo no ve en el padre porque es incapaz o no ha tenido el tiempo suficiente para aprender a ponerse en su piel, lo que el padre piensa de su hijo, su poder de castración, sus prejuicios, la experiencia de los años, el recuerdo de su juventud… Ese envoltorio oscuro que contamina la comunicación, esas reacciones repetidas y manoseadas de quienes se aman o se odian, las tienes que concentrar en un plano secuencia. ¿Qué es lo que ha sucedido entre ese hombre y esa mujer para que no se hayan cruzado palabra ese domingo? ¿Cómo empezó todo? ¿Qué relación les une? ¿Hacia dónde van juntos o por separado? ¿Está todo dicho entre ellos o apenas han comenzado a hablar? Y haces el esfuerzo de contagiar esa emoción en una frase, en una página, en varias. Apenas hay trama y el final, si existe, lo inventa cada cual según su propia experiencia, lo que ha vivido, lo que ha observado en otros como él. Ese seísmo que destroza ilusiones, amores, que derivan en fracasos y mezquindades cotidianas, que va al epicentro del dolor, ese temblor, si es capaz de provocar una emoción, será un cuento bien contado. Cuando acabas, los personajes te dicen: ¡Adiós y buena suerte!
¿Nunca has escrito poesía o, simplemente, no has considerado el momento de publicarla?
Escribo poemas, pero son malos. La poesía, como la música, contagia el pulso íntimo de lo que quiero expresar. Mi prosa tiene una raíz poética.
«VIAJAR REDIMENSIONA LAS PROPORCIONES DE TU REALIDAD, SIEMPRE PEQUEÑA»
Naciste en Gran Canaria aunque vives fuera y no paras de viajar. Los isleños tenemos una doble frontera que traspasar: una física y otra psicológica. Desde tu experiencia, ¿viajar es importante para crear? 
El viaje en mi vida, por razones profesionales de mi padre, comenzó como una especie de exilio involuntario. Cambiamos unas cuantas veces de lugar y en cada uno había que empezar la vida desde el principio. Un colegio nuevo, unos compañeros distintos, unas costumbres e incluso un idioma diferente que había que aprender. Cuando salí de Gran Canaria tenía diez años, fue la primera vez que se me rompió el alma. Fue entonces cuando comencé a escribir un diario, allí volqué toda mi rabia de niña a la que habían arrancado de raíz de un mundo dichoso. Ahora, con perspectiva, lo que entonces me pareció horrible lo siento como un regalo. Viajar redimensiona las proporciones de tu realidad, siempre pequeña. En un sitio nuevo eres el forastero que acabará marchándose y esto te brinda oportunidades increíbles, como encontrarte con personas que te confíen secretos que sabes no confesarán nunca a los suyos. Cuando viajo, más que ir a un museo, lo que de verdad me importa es vivir la cultura que respira, la calle, el mercado, el rastrillo, el puerto pesquero, la romería, las tradiciones, todo ese rumor escuchado en ruso, francés, árabe o gaélico, te cuenta que eres de una patria que no tiene fronteras ni banderas desteñidas.
¿Cuál es el mayor miedo que tiene Yolanda Delgado?
Quien ha soltado lastre, de lo primero que se libra es del miedo. Este paraliza, es estéril y dañino. Pero si hay algo que no he podido superar es el sufrimiento y la muerte de las personas que amo.
¿Cuál es tu próximo proyecto?
Acabo de entregar un nuevo libro de relatos a la editorial. Durante unos meses me armaré de impaciencia. Mientras tanto, estoy documentándome sobre Félix Fénéon, un agitador cultural francés, editor, periodista, crítico, anarquista y dandi, que promocionó trabajos de escritores y pintores de fin de siglo, durante la famosa Belle Époque, que de bella no tuvo nada. Había tanto desempleo, tanta inestabilidad política y tanta pobreza como ahora. Un hombre muy interesante que hizo cuanto estuvo en su mano para ser olvidado. Eso he dicho, ¡quería ser olvidado!, incluso dejó de firmar sus obras. He estado recabando información que ha dado origen a un artículo sobre el primer fotógrafo ruso que recorrió el imperio tomando fotografías por vez primera en color con una máquina inventada por él mismo, autor además de los primeros retratos de León Tólstoi. Proyectos siempre hay.
«LEÍ HACE POCO UNA FRASE QUE ES UN PUÑETAZO DE VERDAD: LOS ESCRITORES X PREMIAN A LOS ESCRITORES Y QUE PREMIAN A LOS ESCRITORES X»
¿Qué importancia das a los premios literarios?
Cuando un escritor que empieza me dice: voy a escribir una novela para ganar tal o cual premio, lo primero que le aconsejo es que no escriba esa novela sino la que de verdad le arde en las entrañas. Esa es la que debe presentar a todos los premios que le dé la gana, sabiendo que por delante tiene a 50 escritores conocidos, la mayoría con agente, con las mismas ambiciones. Leí hace poco una frase que es un puñetazo de verdad: los escritores X premian a los escritores Y que premian a los escritores X. Hay ciertas empresas que sirven en bandeja el premio de su sello editorial a ciertos personajes encantados de representar la comedieta. No estoy descubriendo nada nuevo, pero es bueno tenerlo en cuenta. Cuando estaba en televisión, algunas productoras ofrecían un pase privado de su nueva película a ciertos críticos de primera fila. Tras la proyección se les invitaba a almorzar en un buen restaurante. En todos los lares cuecen habas o judiones y todos somos honestos hasta que llega el momento de demostrarlo. El mejor premio literario para un escritor son los lectores que se emocionan con tus libros; lo demás, nubes pasajeras.
¿Qué no quisieras morirte sin haber escrito, leído o vivido?
Mi futuro es ahora, este momento en el que tú y yo estamos conversando, y en el que juntos hemos construido un puente amplio y soleado al que, ojalá, otros se acerquen y lo disfruten tanto como lo he disfrutado yo en tu compañía. Ojalá y gracias son las palabras favoritas de mi diccionario personal. Ahora te digo: gracias, J. Ibrahim; y gracias, DRAGARIA.



Yolanda Delgado Batista (Las Palmas de Gran Canaria, 1927) es escritora, guionista de televisión, periodista y editora. Estudió Publicidad y Relaciones Públicas en la Universidad Complutense de Madrid. Trabajó en Canal+ y en Canal4 como documentalista y guionista de programas. Ha trabajado para la Editorial Alfaguara como lectora, traductora y editora literaria. Actualmente trabaja como periodista y editora del periódico Russia beyond the Headlines. Ha publicado La isla de las palabras desordenadas (Inaza editores, 2011) y Puro cuento (Baile del Sol, 2016). (Blog).


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