Madrid, 8 jul (EFE).- El escritor Javier Morales Ortiz escribió su última obra, "Ocho cuentos y medio", un conjunto de relatos en el que el lector debe escribir el final, como un homenaje al autor ruso Antón Chéjov, considerado uno de los creadores de relatos más importantes de la literatura.
En ella, Javier Morales (Plasencia, 1968) habla del suicidio, de la naturaleza, de la inmigración, del trabajo, de las relaciones de pareja y hasta de los chinches, cuenta en una entrevista con Efe.
"No me gusta la literatura comprometida, pero los personajes viven en un mundo concreto que les afecta", asegura el también autor de los libros de relatos "La despedida" y "Lisboa", así como de la novela "Pequeñas biografías por encargo".
Por eso, el libro está ambientado "en el momento presente" y algunas de sus historias son "bastante dramáticas", como las relativas a la angustia por perder el empleo, en una obra "de tradición chejoviana", escritor por el Morales siente pasión, quien animaba a escribir relatos "de cualquier cosa".
"El punto de partida siempre es la realidad y lo que te rodea", asegura Morales, quien subraya que como trasfondo de sus historias siempre están "las insatisfacciones de la vida, los fracasos, la muerte, la infancia o la sensación de que el tiempo se escapa entre los dedos".
Además, con "Ocho cuentos y medio" su creador también indaga en sus recuerdos infantiles de la mano de dos jóvenes protagonistas, mientras que para el final deja el capítulo más político, "Regreso a Sajalín", inspirado en "La isla de Sajalín", el relato de Antón Chéjov sobre su viaje a esta isla, en el Pacífico, para documentar las condiciones de vida de los presos rusos.
En esa última historia, la protagonista, Becky, toma este libro como base para su relato de fin de curso, pero antes decide viajar a Guantánamo para trazar un paralelismo entre los presos rusos confinados en Sajalín y los apresados por EEUU en Guantánamo, a 64 kilómetros de Santiago de Cuba, por sus supuestas vinculaciones con Al-Qaeda y los talibanes.
"Pensé que lo que ocurría en Sajalín es lo mismo que ahora puede ocurrir en Guantánamo, un sitio del que no existen datos sobre los presos que hay ni de su vida", asegura.
La obra, con epílogo de Gonzalo Calcedo, autor de referencia para todos los lectores de relatos, muestra la habilidad de su creador como narrador, algo que aplica también a su oficio de periodista ante su creencia de que el buen periodismo "trata de contar historias", en este caso reales, y también forma parte de la literatura.
Según Morales, el relato En España, a diferencia de lo que ocurre en EEUU o en América Latina, sigue siendo un género "bastante minoritario", al decantarse la mayoría de lectores por las novelas "de tipo de comercial", aunque reconoce que su popularidad ha aumentado en las últimas décadas.
Su próximo trabajo es una novela titulada "Expediente de regulación de empleo", que tiene que ver "con una experiencia bastante personal" y con un proceso en el que se han visto envueltas, en los últimos años y como consecuencia de la crisis, miles de personas.
Todos sus relatos, también los de sus obras anteriores, mantienen ese final abierto que encierran "una historia soterrada: la que debería escribir el lector cuando los lea", una corriente que también creó Chejov, al no cerrar algunas de sus historias y mantener en las mismas un final sorprendente.
"Me gusta más dejarlo abierto porque ese tipo de historia conecta más con la vida, que no deja de tener un final abierto", asegura. EFE
No hay comentarios:
Publicar un comentario