La historia que Bazán nos entrega no esconde grandes secretos; su argumento es una de las estructuras más clásicas de la Literatura: el arco que describe una historia de amor, desde su inicio hasta su ocaso. En todo caso, el secreto es simplemente lo ameno de la narración, la facilidad con la que uno puede identificarse con los personajes y el conflicto. Sobre todo pensando en el momento fuerte de la novela -la parte del final-, donde la emoción se afinca más, recorriendo la desilusión, la pérdida… pero con un humor que desmonta esa mínima tragedia que suele ser nuestra existencia.
Osvaldo conoce a Nico y se enamoran en el acto (el autor lo describe como “física y química” y habla de los peluches y los Snoopys y de todas esas cosas con las que asociamos el “ahhh” enamorado). Pero Nico es menor de edad y eso trae problemas: su familia lo echa, luego lo rescata, lo niega, lo secuestra, la madre va a buscarlo a casa de Bazán con un arma, etc. En fin: así es como la pareja inicia una convivencia con amor y abolladuras. En ese estar juntos transitan viajes, las búsquedas interiores, la risa cotidiana, de la misma manera que también los miedos o el aburrimiento. Bah, esa balanza que es la vida de toda pareja… Y así hasta completar seis dichosos años. Así, hasta que un día Nico, sencillamente, se va. Osvaldo le echa la culpa a la comida: intuye que Nico comió algo que le cayó mal, se rayó y lo dejó. No puede explicarse de otra manera lo que pasó. Pero Nico no está más: no le habla, no atiende el teléfono, le dice que se cansó, que ya fue… Abandonado, Osvaldo hace guardias con su auto, lo busca, lo llama, llora y llora y llora. Pero Nico no vuelve, ni volverá en toda la novela.
Lo que en primera persona nos cuenta Bazán es la más simple y la más difícil de todas las historias: la que está al borde de la cursilería, qué digo, es esa que se empapa en ella para mostrarnos con gracia la belleza del corazón humano. ¿Cómo se puede contar si no la Gran Historia del Amor, de ese Amor que llega y nos rompe, nos cambia para siempre, nos eleva? El autor desnuda su love story en estas doscientas páginas para exorcizarla, para crecer y para hacerla universal.
Balderston en el prólogo apunta algo importante: ... Y un día Nico se fue es la historia de amor de dos hombres pero es también –y no es menor este núcleo– la de su contexto: la familia, los amigos, el trabajo, el país. La novela termina completando un gran mural en el que la situación de la pareja queda establecida no como una isla sino como parte de ese complejo que es la vida.
Por otra parte, la novela se baja de todas las pretensiones de Gran Literatura a la que muchos escritores jóvenes se suben. Apela a un lector con competencias no necesariamente literarias, sino sociales (modismos, lugares, músicas, tics cómplices, etc.), lo que lo acerca a un público múltiple, ese al que a veces los escritores le dan la espalda con asco.
Yo hubiera pagado cualquier dinero por esta novela en mi adolescencia, me hubiera explicado algunas cosas que me ha costado arduamente aprender solo. En ese sentido siento que es una lectura iniciática, una novela que puede ser muy útil para los jóvenes (pensando en una lectura política, me animaría a decir forjadora de identidad). ...Y un día Nico se fue tiene el encanto de narrativas como la de Marcelo Birmajer o la de Pablo De Santis, autores con los que Bazán está generacionalmente emparentado.
Del autor podemos decir que muchos lo conocerán por su trabajo en diversos programas televisivos, aunque Osvaldo Bazán también incursionó en otros medios como periodista. Como escritor publicó además otra novela, La más maravillosa música. Una historia de amor peronista (Perfil, 2002) y un libro de investigación bastante renombrado, Historia de la homosexualidad en la Argentina. De la Conquista de América al siglo XXI (Marea, 2004). En este momento podemos verlo por la pantalla de TN, los domingos a las 22 horas, haciendo “Se fueron todos”, un interesante programa de entrevistas.
Por si no quedó claro: es una verdadera alegría entrar a una librería (qué linda la rima) y encontrar ...Y un día Nico se fue.
por Martín Araujo
No hay comentarios:
Publicar un comentario