KEN
BUGUL (en lengua wólof significa: “La que nadie quiere”) nació y creció a la
sombra de un baobab, en un pequeño pueblo al norte de Dakar. El baobab es
símbolo nacional de su país, Senegal.
Con
apenas cinco años, su madre toma un tren e inexplicablemente abandona el hogar
para siempre. La niña queda a cargo de un padre octogenario y ciego, más abuelo
que padre, dedicado al estudio del Corán.
Cuando
alcanza la edad reglamentaria, Ken Bugul ingresa en la recién inaugurada
escuela francesa. Se convierte en la primera mujer de su familia que accede a
la educación. Un privilegio que, en ese momento, solo disfrutan los niños,
mientras el hogar es el territorio natural reservado a la mujer. Esta decisión
no es aceptada por la mayoría de sus parientes que ven con malos ojos que la
niña sea adoctrinada según los valores occidentales de los antiguos opresores.
Pese
a vivir con inmenso dolor su orfandad y el rechazo de sus semejantes, Ken
Bugul, fiel a su espíritu independiente y libre, continúa sus estudios con unas
calificaciones brillantes. En la década de 1970, ingresa en la universidad de
Dakar donde obtiene una beca para proseguir sus estudios de filología en
Bruselas.
La
“Tierra prometida”, la “patria de sus antepasados galos” será, desde el
comienzo de su epopeya, una Europa muy distinta al país acogedor que esperaba.
Pronto será consciente de que el color de su piel es un obstáculo insalvable
que le impedirá integrarse en la sociedad con la que siempre había soñado. No
es más que una “extranjera” en un continente racista. Una pieza exótica,
sensual, un cuerpo deseado por estudiantes blancos, intelectuales y artistas
blancos, hippies blancos, por hombres y mujeres burgueses blancos.
“Durante veinte años solo había aprendido sus
pensamientos y sus emociones. Pensaba que me divertía con ellos, pero en
realidad me sentía más frustrada aún: yo me identificaba con ellos, ellos no se
identificaban conmigo”.
En
medio de la más absoluta soledad, víctima de un insoportable vacío, abandonada
en la infancia por su madre como por un mundo “que no ofrece refugio alguno al
alma”, la protagonista se sumerge en una espiral autodestructiva de
prostitución, alcohol y drogas.
Como
tantas mujeres de su generación que crecieron en un país sometido hasta 1960,
año de la independencia, Ken Bugul representa a ese baobab enloquecido que pese
a conservar todas sus ramas, hace tiempo que está muerto. ¿Existirá alguna
salida?
La autora: KEN BUGUL
El baobab loco es una novela
conmovedora, brutal en su sinceridad. Un monólogo poético escrito en primera
persona con la rabia de quien vive una profunda decepción.
Fue
publicada en 1982 con seudónimo ya que, tal y como previó su editor, el libro
causó un escándalo en el mundo literario de Senegal aunque también un éxito sin
precedentes para una escritora africana.
Mariètou
Mbaye Biléoma (Ndoucoumane, 1948), conocida como “Ken Bugul”, fue una de las
primeras voces femeninas de África que recurrió al género autobiográfico para
hablar con cruda franqueza del consumo de drogas y alcohol, el feminismo de las
mujeres negras, la homosexualidad y la prostitución. Además, puso en cuestión
los valores del África tradicional, dirigió duras críticas hacia el impacto
devastador que tuvo el colonialismo en Senegal: “En el deshecho en que el
colono había convertido al negro”, y la actitud hipócrita de Occidente. El baobab loco narra esa caída libre que
vivió la primera generación de mujeres que crecieron en la África postcolonial
y emigraron a Europa creyendo que allí encontrarían su verdadera identidad e
independencia.
La
novela ha sido publicada con éxito en Estados Unidos, Suiza, Países Bajos,
Francia, Alemania y España. Fue seleccionada por la revista QBR The Black Book
Review como uno de los cien libros mejores de la literatura negra escrita en el
siglo XX.
Norman
Rush en New York Times Book Review escribió: "Uno termina El baobab loco reacio a despedirse de
una mujer valiente, simpática y resiliente".
Ken
Bugul es, sin duda, una de las voces más potentes de la literatura francófona
actual.
Yolanda Delgado
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