Baile
del Sol.- ¿Cómo definirías los relatos de Venerada Virginia?
Eduvigis Hernández.-
Constituyen una suerte de “homenajes y divertimentos” inspirados en la
narrativa que me atrae y con algún guiño cinematográfico, elementos cómplices
en la larga amistad que compartí con Dolores Campos-Herrero, a quien va
dedicado este libro.
BdS.- ¿Cuál
podría ser su hilo conductor?
EH.- Pienso
que el hecho de albergar algún elemento irreal o inexplicable que se inserta en
una lógica aparente. No se trata de literatura fantástica, pero quizá las
historias bordean una continua sensación de extrañeza.
BdS.- Muchas
de las historias resultan inquietantes, ¿cómo consigues generar esa atmósfera?
EH.- No
lo sé, esa valoración queda del lado de los lectores. Por especular con esa
posibilidad, tal vez porque los sucesos ocurren con cierta naturalidad, con
cercanía al devenir cotidiano de cada personaje.
BdS.- También
está muy presente el mundo literario, escritores y libros pueblan algunas de
las historias, ¿qué nos puedes comentar al respecto?
EH.- Que
me considero una lectora que escribe porque no puede evitarlo, porque es un
acto reflejo motivado en principio por el propio gusto de la lectura. En ese
sentido, se trataría de un acto de agradecimiento hacia algunos autores que
admiro: Ruth Rendell, Patricia Highsmith, Guy de Maupassant, Paul Auster,
Robert Louis Stevenson, Henry James, y por encima de todo, Virginia Woolf.
"No se trata de literatura fantástica, pero quizá las historias bordean una continua sensación de extrañeza".
BdS.- ¿Por
qué Virginia Woolf?
EH.- Porque
desde que la leí por primera vez, a los dieciocho años, se ha convertido en lo
que llamo “mi debilidad”. Para mí es un verdadero placer releer sus obras, casi
podría decir que las colecciono, ya que busco distintas traducciones, y mi
máxima aspiración continúa siendo poder leerla algún día en su idioma original
(aunque me moriré sin haberlo conseguido, seguro). El relato que da título al
libro es un intento de reflejar esta veneración, y pretende ser también un
reconocimiento a la supervivencia de las palabras.
BdS.- ¿Qué
te parece lo esencial para construir un buen relato?
EH.- El
tono. Encontrar el adecuado a lo que se cuenta y mantenerlo hasta el final. Por
esto me parece esencial leer y releer lo escrito en voz alta, comprobar la
“melodía” del texto, las pausas, los ascensos y caídas.
BdS.- ¿De
dónde surgen tus historias?, ¿imaginación, observación, qué consideras más
importante?
EH.- Creo
que toda creación es una suma de imaginación y memoria, a lo que se añade
aquello que se observa con “todos los sentidos”: lo que se lee, lo que vemos y
escuchamos, los olores y sabores, lo que nos dicen y lo que no… Balzac decía
que el artista es poseedor de una segunda mirada que penetra más allá de la
mirada común, que descubre otras cosas. Para mí la bendición/maldición que
supone esta inquietud de escribir consiste en gran parte en dejarse poseer por
esa segunda mirada inevitable.
BdS.- ¿Qué
te gusta leer?
EH.- De
todo, aunque, eso sí, dentro de un orden. Desde siempre leo novelas y relatos.
Desde hace un tiempo también ensayo y poesía, aunque no tanto como quisiera. Lo
cierto es que cada vez me intereso más por los textos (y los libros) breves.
Disfruto muchísimo con las grandes y extensas novelas del s. XIX, pero no veo
motivos para publicar ahora un libro de seiscientas páginas.
BdS.- ¿Estás
trabajando en algún nuevo proyecto literario?
EH.- Bueno,
me tomo mi tiempo para escribir y mucho más para publicar. Lo mío es recopilar
material pasados unos años. Sí, hay por ahí un par de proyectos: uno con textos
breves y una biografía novelada (o algo similar).
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