Miguel Ángel Molina López, "99X99 (Microrrelatos a medida)": Los candentes fogonazos del alma
Por Ángel Silvelo
Lunes 11 de julio de 2016, 20:28h
La mirada del escritor, como la vida en sí misma, es una concatenación de actos y reflejos, en los que en unos y en otros nos vemos y nos reflejamos. Ese conjunto de miradas y destellos son los que componen cada uno de nuestros universos que, en ocasiones, pueden ser lánguidos y aburridos, pero en otros, cortos e intensos. Tan cortos e intensos como si todo se redujera a estar atentos a esos candentes fogonazos de vida que no son sino los fogonazos distraídos que de vez en vez emite el alma, esa parte invisible que nos dirige y nos nutre en el día a día.
Miguel Ángel Molina López ha elegido esa última versión de la vida y la escritura para presentarnos en "99x99 (Microrrelatos a medida)" esos candentes fogonazos del alma que, como escritor, sabe extraer de aquello que ve, condensándolo en minúsculas partes de vida o en pequeños detalles llenos de esencia, verdades y mentiras, aciertos y errores que, en su conjunto, conforman un conglomerado de micro-instantes del mundo actual, pues si de algo se nutre el caleidoscópico universo literario de Molina es de la variedad de vidas que, en su faceta creativa, extrae del anonimato, dando de esa forma luz y protagonismo al otro al que como norma general ignoramos, de tan metidos como estamos en nuestros propios problemas. Esa capacidad de abordar al otro, Molina la desarrolla a través de muchos de los temas más universales de la literatura, véase: el amor, los sueños, la conquista de la ansiada libertad, la repetición de los mismos errores o la sempiterna lucha por liberarse de la parte oscura que cada uno de nosotros tenemos.
En estas 99 micro historias plagadas de anti héroes, el autor de las mismas no se conforma con mostrarnos esa faceta más oscura de nuestra existencia, sino que ha afinado su puntería y nos ha relatado también historias con finales felices, sorprendentes o inimaginables, para de ese modo, ampliar el abanico de las posibilidades literarias y vitales que tratan de no caer en el fango de lo manido. En este sentido, Miguel Ángel Molina nos propone ese lado de la literatura que, quizá, sea el que mejor se adapta a las necesidades actuales del ser humano, siempre cargado de prisas y no dispuesto a hipotecar su tiempo más allá de lo estrictamente necesario, pues a través de estos 99 microrrelatos, podrá disfrutar —a la vez— de la esencia del ser humano y de la literatura sin necesidad de dejarse grandes cantidades de tiempo por el camino. Eso sí, para todos aquellos que piensan que un microrrelato es algo intrascendente y de lectura rápida, habría que avisarle que, al igual que en los textos más largos, estos micro instantes, también son aptos para releer y degustar con un cierto ritmo de mesura, pues sino el atracón de historias está asegurado. Así, entre un micro y otro, cabe la opción de repensar aquello que se ha leído antes de abordar la siguiente situación, pues como muy bien hace Miguel Ángel Molina en este libro, las historias saltan de un lado a otro del mundo y la vida para captar, en cada una de ellas, la esencia de aquello en lo que el narrador ha fijado su mirada, de ahí, lo de fogonazos del alma, pues todas y cada una de las historias de estos 99x99 microrrelatos a medida, pretenden sumergirnos en esa otra vida en apariencia, sólo en apariencia, gris, anónima o sin sentido o importancia. De ahí que la reivindicación que se produce en esta secuencia de microrrelatos sea la de la sorprendente y cómplice mirada del otro que, en este caso, no es sólo la del narrador, sino también la de aquel en el que éste ha depositado su mirada, como queriéndonos avisar de que las víctimas de nuestro olvido son el resultado de una mala partida de cartas, ésa que jugamos día a día sin apenas darnos cuenta.
En estas 99 micro historias plagadas de anti héroes, el autor de las mismas no se conforma con mostrarnos esa faceta más oscura de nuestra existencia, sino que ha afinado su puntería y nos ha relatado también historias con finales felices, sorprendentes o inimaginables, para de ese modo, ampliar el abanico de las posibilidades literarias y vitales que tratan de no caer en el fango de lo manido. En este sentido, Miguel Ángel Molina nos propone ese lado de la literatura que, quizá, sea el que mejor se adapta a las necesidades actuales del ser humano, siempre cargado de prisas y no dispuesto a hipotecar su tiempo más allá de lo estrictamente necesario, pues a través de estos 99 microrrelatos, podrá disfrutar —a la vez— de la esencia del ser humano y de la literatura sin necesidad de dejarse grandes cantidades de tiempo por el camino. Eso sí, para todos aquellos que piensan que un microrrelato es algo intrascendente y de lectura rápida, habría que avisarle que, al igual que en los textos más largos, estos micro instantes, también son aptos para releer y degustar con un cierto ritmo de mesura, pues sino el atracón de historias está asegurado. Así, entre un micro y otro, cabe la opción de repensar aquello que se ha leído antes de abordar la siguiente situación, pues como muy bien hace Miguel Ángel Molina en este libro, las historias saltan de un lado a otro del mundo y la vida para captar, en cada una de ellas, la esencia de aquello en lo que el narrador ha fijado su mirada, de ahí, lo de fogonazos del alma, pues todas y cada una de las historias de estos 99x99 microrrelatos a medida, pretenden sumergirnos en esa otra vida en apariencia, sólo en apariencia, gris, anónima o sin sentido o importancia. De ahí que la reivindicación que se produce en esta secuencia de microrrelatos sea la de la sorprendente y cómplice mirada del otro que, en este caso, no es sólo la del narrador, sino también la de aquel en el que éste ha depositado su mirada, como queriéndonos avisar de que las víctimas de nuestro olvido son el resultado de una mala partida de cartas, ésa que jugamos día a día sin apenas darnos cuenta.
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