ISMAEL CABEZAS
Entrevista realizada por JUAN DE DIOS GARCÍA
Vivió solamente seis años de franquismo. Su memoria adolescente y juvenil está enmarcada en toda la explosiva década de los años ochenta y primeros noventa. Descubrí a este autor con su libro Paisaje para un ciego a través de la difunta Aula de Poesía José Cadalso, coordinada por el pintor, gestor cultural e inolvidable anarquista Juan Gómez Macías. Este gaditano de La Línea de la Concepción es Graduado Social por la Universidad de Granada, miembro del Instituto de Estudios Campogibraltareños y nacido en 1969, el mismo año que Dave Grohl, P. J. Harvey y Marilyn Manson, el mismo en que murió Brian Jones y The Beatles publicaron Yellow Submarine y Abbey Road. Ismael Cabezas, aparte de un lector y creador con una ética y una estética diáfanas, es un gran amante de la música pop y rock. Nos une, por ejemplo, nuestra pasión por Nick Cave... Pero no hablemos de caprichos o batallitas melómanas ahora. Hablemos de la poesía de Ismael, de los dos libros que acaba de publicar: Pisadas en la nieve sucia y Sutura, editados en Baile del Sol y Ediciones en Huida, respectivamente. Hablemos de madurez lírica, de confesiones, de herencias culturales y visiones críticas. De literatura, al fin.
—EL COLOQUIO DE LOS PERROS: Entre Paisaje para un ciego (2008) y Pisadas en la nieve sucia y Sutura, ambos de 2015, han transcurrido siete años. ¿Eres un poeta de lenta cocción o los tiempos de una editorial y los de la escritura van muy desacompasados?
—ISMAEL CABEZAS: Bueno, soy un poeta lento, es decir tardo bastante tiempo en poder darle forma a esa extraña mezcolanza de emociones y pensamientos que precede a la escritura del poema. Eso no quiere decir que tarde mucho en escribir un poema; no soy un poeta que escriba diez versos y los continúe un mes más tarde. En mi caso, el poema debe de surgir de un tirón. Luego, sobre ese borrador, trabajo, pero si un poema se queda a la mitad, inconcluso, no llegará nunca a ser un poema. También influyen los tempos de trabajo de las editoriales. En el caso de Pisadas en la nieve sucia, el texto estaba listo aproximadamente un año antes de ser publicado. Escribí Pisadas en la nieve sucia ySutura casi uno a continuación del otro, si bien el texto de este último estaba fijado un año antes de su publicación, y durante ese año de espera, compuse unos quince poemas que iban en la misma tónica del poemario, y decidí añadírselos, lo cual acabó dándole más fuerza al conjunto, o así, al menos, lo creo.
—ECP: Eso es presente. Rebobinemos un poco. ¿Qué ecos quedan en ti de libros iniciales como La herencia bastarda de los días, Breve tratado de melancolía o El otoño del solitario? ¿Crees que los sostiene el tiempo?, ¿los sientes lejanos?, ¿son la semilla de un desarrollo coherente hasta Paisaje para un ciego, Pisadas en la arena ySutura?
—IC: Luis Antonio de Villena afirma que hoy en día, en contraste con lo que ocurría antes, los poetas empiezan a alcanzar su voz propia en torno a los cuarenta o los cuarenta y cinco años. Ese ha sido mi caso. En La herencia bastarda de los días había influencias aún de la generación del 27, especialmente de la poesía amorosa de Pedro Salinas, que desaparecerían con el tiempo. Sin embargo, en aquellos libros se encuentran ya algunas de mis obsesiones particulares como son el paso del tiempo y la pérdida de la juventud, que se verían más ampliamente tratados a partir de Paisaje para un ciego.
—ISMAEL CABEZAS: Bueno, soy un poeta lento, es decir tardo bastante tiempo en poder darle forma a esa extraña mezcolanza de emociones y pensamientos que precede a la escritura del poema. Eso no quiere decir que tarde mucho en escribir un poema; no soy un poeta que escriba diez versos y los continúe un mes más tarde. En mi caso, el poema debe de surgir de un tirón. Luego, sobre ese borrador, trabajo, pero si un poema se queda a la mitad, inconcluso, no llegará nunca a ser un poema. También influyen los tempos de trabajo de las editoriales. En el caso de Pisadas en la nieve sucia, el texto estaba listo aproximadamente un año antes de ser publicado. Escribí Pisadas en la nieve sucia ySutura casi uno a continuación del otro, si bien el texto de este último estaba fijado un año antes de su publicación, y durante ese año de espera, compuse unos quince poemas que iban en la misma tónica del poemario, y decidí añadírselos, lo cual acabó dándole más fuerza al conjunto, o así, al menos, lo creo.
—ECP: Eso es presente. Rebobinemos un poco. ¿Qué ecos quedan en ti de libros iniciales como La herencia bastarda de los días, Breve tratado de melancolía o El otoño del solitario? ¿Crees que los sostiene el tiempo?, ¿los sientes lejanos?, ¿son la semilla de un desarrollo coherente hasta Paisaje para un ciego, Pisadas en la arena ySutura?
—IC: Luis Antonio de Villena afirma que hoy en día, en contraste con lo que ocurría antes, los poetas empiezan a alcanzar su voz propia en torno a los cuarenta o los cuarenta y cinco años. Ese ha sido mi caso. En La herencia bastarda de los días había influencias aún de la generación del 27, especialmente de la poesía amorosa de Pedro Salinas, que desaparecerían con el tiempo. Sin embargo, en aquellos libros se encuentran ya algunas de mis obsesiones particulares como son el paso del tiempo y la pérdida de la juventud, que se verían más ampliamente tratados a partir de Paisaje para un ciego.
—ECP: Precisamente, aunque arrastraba amargura, recuerdo el buen sabor de boca poético que me dejóPaisaje para un ciego. Ese libro merecería una reedición en una editorial con una mayor presencia y distribución. Creo que con Pisadas en la nieve sucia y Sutura ya has avanzado algo en ese aspecto, ¿no? Me refiero a que tanto la editorial Baile del Sol como Ediciones en Huida son editoriales que tienen presencia en este subterráneo mundo poético. ¿Estás notando esa ilusión, esa mínima mejoría?
—IC: Bueno, hasta la publicación de Pisadas en la nieve sucia y Sutura siempre había publicado mis libros de poemas en ediciones de instituciones públicas, que tienen nula o escasa difusión. Paisaje para un ciego era un libro donde ya se mostraba una voz poética propia y quizás mereció mejor suerte en ese aspecto, aunque hay que agradecer a Juan Gómez Macías, que fue el responsable de su edición, que apostase por él. Paisaje para un ciego sirvió para abrir puertas, ya que se lo envié a los editores de Baile del Sol y de Ediciones en Huida y sirvió para que conociesen cuáles eran las coordenadas de mi poesía […] Sí hay un salto cualitativo con la publicación en editoriales como Baile del Sol y Ediciones en Huida, pues a la distribución en librerías de todo el territorio nacional hay que sumarle que el libro está disponible en las respectivas webs de las editoriales. Estoy muy contento con publicar en estos dos sellos independientes, que tienen, ambos, un catálogo muy interesante.
—ECP: Vayamos a la semilla de Pisadas en la nieve sucia. Ya me he encontrado a algún lector que, opinando sobre este libro, hace la curiosa observación de “es un poemario muy narrativo”. ¿Te llama la atención esa observación? Lo digo porque normalmente las novelas “líricas” suelen ser un tostón y cuando alguien comenta que un poemario es “narrativo” se me levantan las orejas en señal de alarma. ¿Qué me dices?
—IC: Siempre he sido un poeta que he utilizado mucho las técnicas narrativas a la hora de escribir y concebir un poema. La poesía de Juan Luis Panero, que me ha influenciado bastante, es muy narrativa. Esa observación es acertada. Otra cosa es mi concepción del poema, está muy alejada del poema que hace primar la música, el sonido. Con las técnicas narrativas en poesía esa música se pierde. Hay poetas que afirman que tanto exceso de narrativa en un poema termina provocando que éste suene mal. No lo creo así. Es por otra parte mi apuesta estética, y con la que más cómodo me he sentido a lo largo de los años.
—ECP: ¿Qué te gustaría destacar más de Pisadas en la nieve sucia? Algo que creas que realmente es evidente que con este libro has logrado.
—IC: Creo que en Pisadas en la nieve sucia hay una voz propia, algo que ya se podía comprobar en Paisaje para un ciego, pero este libro no tuvo suerte con la distribución. Existe una cosmovisión, con la cual el lector se verá o no identificado, pero es la mía, es mi forma de ver e interpretar la realidad.
—IC: Bueno, hasta la publicación de Pisadas en la nieve sucia y Sutura siempre había publicado mis libros de poemas en ediciones de instituciones públicas, que tienen nula o escasa difusión. Paisaje para un ciego era un libro donde ya se mostraba una voz poética propia y quizás mereció mejor suerte en ese aspecto, aunque hay que agradecer a Juan Gómez Macías, que fue el responsable de su edición, que apostase por él. Paisaje para un ciego sirvió para abrir puertas, ya que se lo envié a los editores de Baile del Sol y de Ediciones en Huida y sirvió para que conociesen cuáles eran las coordenadas de mi poesía […] Sí hay un salto cualitativo con la publicación en editoriales como Baile del Sol y Ediciones en Huida, pues a la distribución en librerías de todo el territorio nacional hay que sumarle que el libro está disponible en las respectivas webs de las editoriales. Estoy muy contento con publicar en estos dos sellos independientes, que tienen, ambos, un catálogo muy interesante.
—ECP: Vayamos a la semilla de Pisadas en la nieve sucia. Ya me he encontrado a algún lector que, opinando sobre este libro, hace la curiosa observación de “es un poemario muy narrativo”. ¿Te llama la atención esa observación? Lo digo porque normalmente las novelas “líricas” suelen ser un tostón y cuando alguien comenta que un poemario es “narrativo” se me levantan las orejas en señal de alarma. ¿Qué me dices?
—IC: Siempre he sido un poeta que he utilizado mucho las técnicas narrativas a la hora de escribir y concebir un poema. La poesía de Juan Luis Panero, que me ha influenciado bastante, es muy narrativa. Esa observación es acertada. Otra cosa es mi concepción del poema, está muy alejada del poema que hace primar la música, el sonido. Con las técnicas narrativas en poesía esa música se pierde. Hay poetas que afirman que tanto exceso de narrativa en un poema termina provocando que éste suene mal. No lo creo así. Es por otra parte mi apuesta estética, y con la que más cómodo me he sentido a lo largo de los años.
—ECP: ¿Qué te gustaría destacar más de Pisadas en la nieve sucia? Algo que creas que realmente es evidente que con este libro has logrado.
—IC: Creo que en Pisadas en la nieve sucia hay una voz propia, algo que ya se podía comprobar en Paisaje para un ciego, pero este libro no tuvo suerte con la distribución. Existe una cosmovisión, con la cual el lector se verá o no identificado, pero es la mía, es mi forma de ver e interpretar la realidad.
—ECP: ¿Y de Sutura?
—IC: Sutura es un libro, podríamos decir, más intimista y más cercano de eso que se considera poesía confesional. EnSutura no aparecen los poemas que están cercanos a eso que se ha denominado “poesía de la conciencia crítica”, poemas con fuerte carga social. En este libro hay una fuerte carga autobiográfica en los poemas, aunque introduzca en muchos de ellos elementos de ficción. Sutura es fundamentalmente un tratado sobre el fracaso y la derrota, las dos palabras que más aparecen en el texto son “belleza” y “derrota”, lo cual dice mucho del contenido de los poemas.
—ECP: ¿Elegir entre Pisadas en la nieve sucia y Sutura se prestaría siempre un juicio salomónico? Supongo que no podrías proclamar tu amor más por uno que por otro.
—IC: En ambos libros se reconoce una voz propia. Creo, modestamente, que a estas alturas del partido he logrado crear. La visión de la realidad interior y exterior en los dos es la misma, una visión desesperanzada, desoladora, pesimista, aunque siempre intente acabar los libros con un poema que arroja algo de luz entre tanta tempestad.
—ECP: ¿Qué lector esperas encontrar tras estos dos poemarios? Porque tienes en mente un lector ideal, ¿no? ¿O no te vienen a la cabeza esas ilusiones?
—IC: Dado el alto contenido autobiográfico, confesional, de mi escritura, un lector ideal es aquel que haya pasado por experiencias, por vivencias muy similares a las mías, y que comparta mis referentes culturales. Creo que sólo así se puede llegar al fondo de lo que realmente quiero expresar con mi poesía. No sé si esos lectores existen, pero estaría bien que así fuera. Me encuentro con reacciones encontradas; de las personas que han leído ambos libros, hay algunos que prefieren Pisadas en la nieve sucia a Sutura y viceversa, depende mucho del momento vital que esté pasando el lector cuando se enfrenta a los textos. Si estás celebrando la vida —como ha ocurrido con un lector—, porque acabas de ser padre, Sutura no es definitivamente tu libro de poemas.
—IC: Sutura es un libro, podríamos decir, más intimista y más cercano de eso que se considera poesía confesional. EnSutura no aparecen los poemas que están cercanos a eso que se ha denominado “poesía de la conciencia crítica”, poemas con fuerte carga social. En este libro hay una fuerte carga autobiográfica en los poemas, aunque introduzca en muchos de ellos elementos de ficción. Sutura es fundamentalmente un tratado sobre el fracaso y la derrota, las dos palabras que más aparecen en el texto son “belleza” y “derrota”, lo cual dice mucho del contenido de los poemas.
—ECP: ¿Elegir entre Pisadas en la nieve sucia y Sutura se prestaría siempre un juicio salomónico? Supongo que no podrías proclamar tu amor más por uno que por otro.
—IC: En ambos libros se reconoce una voz propia. Creo, modestamente, que a estas alturas del partido he logrado crear. La visión de la realidad interior y exterior en los dos es la misma, una visión desesperanzada, desoladora, pesimista, aunque siempre intente acabar los libros con un poema que arroja algo de luz entre tanta tempestad.
—ECP: ¿Qué lector esperas encontrar tras estos dos poemarios? Porque tienes en mente un lector ideal, ¿no? ¿O no te vienen a la cabeza esas ilusiones?
—IC: Dado el alto contenido autobiográfico, confesional, de mi escritura, un lector ideal es aquel que haya pasado por experiencias, por vivencias muy similares a las mías, y que comparta mis referentes culturales. Creo que sólo así se puede llegar al fondo de lo que realmente quiero expresar con mi poesía. No sé si esos lectores existen, pero estaría bien que así fuera. Me encuentro con reacciones encontradas; de las personas que han leído ambos libros, hay algunos que prefieren Pisadas en la nieve sucia a Sutura y viceversa, depende mucho del momento vital que esté pasando el lector cuando se enfrenta a los textos. Si estás celebrando la vida —como ha ocurrido con un lector—, porque acabas de ser padre, Sutura no es definitivamente tu libro de poemas.
—ECP: Sin duda, una indicación práctica. […] Bien, hasta ahora has hablado como autor. Me gustaría saber tu opinión sobre el estado general de la poesía contemporánea escrita en español. ¿Te atreves a tomarle el pulso? No te pido que me respondas con una tesis doctoral, pero regálame, al menos, una breve panorámica de la poesía que se hace desde España hasta Méjico, atravesando toda Hispanoamérica hasta Tierra del Fuego.
—IC: No estoy muy al tanto del panorama poético actual, debido a que éste es demasiado extenso. Quiero decir con esto que existen muchas editoriales independientes publicando poesía, decenas de revistas de creación on line, sin olvidar los blogs personales, donde cada cual publica lo que escribe. Con tanta producción es difícil estar al día. Poder publicar un primer libro en papel es complejo, no es fácil, y eso hace que te encuentres con poemas muy buenos alojados en bitácoras. Ocurre también que, cuando se ha sido lector de poesía durante más de veinte años, es complicado que algo ya te sorprenda, y en mi caso, al menos, tiendo a refugiarme en los poetas que han significado mucho para mí a lo largo de los años. Eso no quiere decir que no me interese lo nuevo, por supuesto que sí me interesa. Durante muchos años he sido un comprador de poesía absolutamente compulsivo, es decir, llegaba a la sección de poesía de una librería, comenzaba a hurgar y si leía algo que me gustaba, me lo llevaba, independientemente de quién fuera su autor, si lo conociese o no. De esta manera he descubierto a muchos poetas muy interesantes, por esa razón es tan importante una buena distribución a librerías cuando un libro de poemas se publica […] Por otro lado, sigo con interés las nuevas publicaciones de poetas que me han acompañado desde siempre, como Karmelo C. Iribarren, Joan Margarit, Javier Salvago o Eloy Sánchez Rosillo. Me interesa mucho la poesía de la conciencia crítica, especialmente los acercamientos que ha hecho a ella Ana Pérez Cañamares. Considero que es una poesía muy difícil de escribir porque existe siempre el riesgo de caer en lo panfletario […] De entre las voces más jóvenes, podría destacar a aquellos cuya poesía conozco más de cerca, como Safrika, Mª Eugenia Reyes Lindo, Sergio Berrocal o Stewart Mundini. He de decir que tengo especial predilección por un poeta que considero de culto, que tiene casi toda su obra publicada en Renacimiento, y que para mí es de mucho interés, se trata de Ángel Mora Casado.
—ECP: ¿Y dónde te colocas tú en esa panorámica?
—IC: A veces puedo rozar eso que se ha llamado “poesía de la conciencia crítica”. Algunos de los poemas de Pisadas en la nieve sucia, los que tienen más contenido social, pueden encuadrarse en ella. Pero creo que el grueso de mi poesía es de corte confesional, marcadamente autobiográfica, aunque muchas veces no deje de ser un mero personaje que construyo y pasea por mis poemas.
—ECP: ¿Qué le aconsejarías a alguien de menos de veinte años que está iniciándose en el camino de la creación poética?
—IC: Que lea mucha poesía, que la devore. No hay mejor forma de aprender a escribir que leer la gran poesía que te ha precedido. También le diría que se mantuviese en contacto con las otras formas de belleza, la pintura, la música, el cine, que tanto contienen de poesía como la poesía misma. Y que escuche con oído atento a la vida, que es la que encierra la verdadera poesía. Que escriba mucho y destruya después lo escrito, hasta dejar de imitar y lograr la voz propia. Que no tenga miedo a los silencios editoriales y, si es necesario, se autoedite su primer libro, será la mejor carta de presentación posible. Y que sea honesto, no vale cualquier estratagema con el objetivo de publicar.
—IC: No estoy muy al tanto del panorama poético actual, debido a que éste es demasiado extenso. Quiero decir con esto que existen muchas editoriales independientes publicando poesía, decenas de revistas de creación on line, sin olvidar los blogs personales, donde cada cual publica lo que escribe. Con tanta producción es difícil estar al día. Poder publicar un primer libro en papel es complejo, no es fácil, y eso hace que te encuentres con poemas muy buenos alojados en bitácoras. Ocurre también que, cuando se ha sido lector de poesía durante más de veinte años, es complicado que algo ya te sorprenda, y en mi caso, al menos, tiendo a refugiarme en los poetas que han significado mucho para mí a lo largo de los años. Eso no quiere decir que no me interese lo nuevo, por supuesto que sí me interesa. Durante muchos años he sido un comprador de poesía absolutamente compulsivo, es decir, llegaba a la sección de poesía de una librería, comenzaba a hurgar y si leía algo que me gustaba, me lo llevaba, independientemente de quién fuera su autor, si lo conociese o no. De esta manera he descubierto a muchos poetas muy interesantes, por esa razón es tan importante una buena distribución a librerías cuando un libro de poemas se publica […] Por otro lado, sigo con interés las nuevas publicaciones de poetas que me han acompañado desde siempre, como Karmelo C. Iribarren, Joan Margarit, Javier Salvago o Eloy Sánchez Rosillo. Me interesa mucho la poesía de la conciencia crítica, especialmente los acercamientos que ha hecho a ella Ana Pérez Cañamares. Considero que es una poesía muy difícil de escribir porque existe siempre el riesgo de caer en lo panfletario […] De entre las voces más jóvenes, podría destacar a aquellos cuya poesía conozco más de cerca, como Safrika, Mª Eugenia Reyes Lindo, Sergio Berrocal o Stewart Mundini. He de decir que tengo especial predilección por un poeta que considero de culto, que tiene casi toda su obra publicada en Renacimiento, y que para mí es de mucho interés, se trata de Ángel Mora Casado.
—ECP: ¿Y dónde te colocas tú en esa panorámica?
—IC: A veces puedo rozar eso que se ha llamado “poesía de la conciencia crítica”. Algunos de los poemas de Pisadas en la nieve sucia, los que tienen más contenido social, pueden encuadrarse en ella. Pero creo que el grueso de mi poesía es de corte confesional, marcadamente autobiográfica, aunque muchas veces no deje de ser un mero personaje que construyo y pasea por mis poemas.
—ECP: ¿Qué le aconsejarías a alguien de menos de veinte años que está iniciándose en el camino de la creación poética?
—IC: Que lea mucha poesía, que la devore. No hay mejor forma de aprender a escribir que leer la gran poesía que te ha precedido. También le diría que se mantuviese en contacto con las otras formas de belleza, la pintura, la música, el cine, que tanto contienen de poesía como la poesía misma. Y que escuche con oído atento a la vida, que es la que encierra la verdadera poesía. Que escriba mucho y destruya después lo escrito, hasta dejar de imitar y lograr la voz propia. Que no tenga miedo a los silencios editoriales y, si es necesario, se autoedite su primer libro, será la mejor carta de presentación posible. Y que sea honesto, no vale cualquier estratagema con el objetivo de publicar.
—ECP: ¿Hacia dónde va la poesía de Ismael Cabezas?
—IC: Soy un poeta lento, suelo tener un poemario listo aproximadamente cada cinco años, y en 2015 he publicado dos, así que creo que estaré en silencio un tiempo. Como casi todos los poetas que admiro, soy un poeta de muy pocos temas que se convierten en obsesiones: la pérdida de la juventud y entender ésta como el auténtico paraíso perdido, el tiempo y sus estragos, la derrota que se acaba imponiendo como único destino posible a toda existencia. Son asuntos recurrentes. Ahora bien, todo acontecimiento importante que ocurre en mi vida acaba de una u otra manera reflejado con mayor o menor exactitud en un poema. Así que cambios en las actuales circunstancias personales, como por ejemplo, un cambio de ciudad, la aparición del amor o algo que se le parezca, probablemente originarían nuevos poemas. Es posible que sea por esas sendas por donde vaya a transitar mi poesía en el futuro. Actualmente tomo notas para un posible nuevo libro de poemas, pero son sólo eso, notas, de eso al poema tiene que transcurrir mucho tiempo, que, como todo en la vida, es lo que acaba poniendo en su lugar a todo.
—IC: Soy un poeta lento, suelo tener un poemario listo aproximadamente cada cinco años, y en 2015 he publicado dos, así que creo que estaré en silencio un tiempo. Como casi todos los poetas que admiro, soy un poeta de muy pocos temas que se convierten en obsesiones: la pérdida de la juventud y entender ésta como el auténtico paraíso perdido, el tiempo y sus estragos, la derrota que se acaba imponiendo como único destino posible a toda existencia. Son asuntos recurrentes. Ahora bien, todo acontecimiento importante que ocurre en mi vida acaba de una u otra manera reflejado con mayor o menor exactitud en un poema. Así que cambios en las actuales circunstancias personales, como por ejemplo, un cambio de ciudad, la aparición del amor o algo que se le parezca, probablemente originarían nuevos poemas. Es posible que sea por esas sendas por donde vaya a transitar mi poesía en el futuro. Actualmente tomo notas para un posible nuevo libro de poemas, pero son sólo eso, notas, de eso al poema tiene que transcurrir mucho tiempo, que, como todo en la vida, es lo que acaba poniendo en su lugar a todo.
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