Baile del Sol.- Los dientes del corazón es un libro
de relatos en los que la cocina y la gastronomía son, junto con la
pasión amorosa y vital, el nexo común, ¿de dónde viene tu interés
por esta temática?
Ramón J. Soria.- Para mí son las fuentes de la vida y de lo mejor de nuestra civilización desde los griegos: comer, amar, sentir el tiempo. Hacerlo bien es hoy una cuestión de salud y de felicidad, no de moda. Hay miles de web de recetas, miles de libros de cocina pero hay muy, muy pocos, que utilicen la cocina para hablar de otras cosas importantes, el amor, la política, el futuro, la memoria. Me interesa la literatura en la que se habla de comida, en la que los personajes comen. Hay grandes novelas de cientos de páginas en la que los personajes no comen ni un mal puñado de almendras. Ahí detrás hay un escritor anoréxico o bulímico fijo.
Me gusta mucho cocinar y comer, me hace
feliz al igual que leer o viajar, son las mejores formas de perder el
tiempo que conozco.
BdS.- Sorprende además la amplia variedad
de argumentos que aparecen en tus historias, desde la política hasta
una enfermedad tan terrible como el Alzheimer.
RJS.- Claro, porque la
cocina no es oasis ajeno al mundo. El tiempo de comer es, además, el
mejor momento para conversar de lo divino y lo humano. Hasta los
nutricionistas en la base de la nueva pirámide de los alimentos
recomiendan eso, comer en compañía, nunca solos, como una práctica
objetivamente saludable. El Alzheimer me interesa porque en muy pocos
años va a convertirse en una verdadera epidemia. Mi próxima novela,
como se apunta en alguno de los relatos de Los dientes del
corazón va de un gran cocinero mediático y famoso al que le
diagnostican esta enfermedad ¿cómo afrontar que lo vas a olvidar
todo hasta convertirte en un cuerpo vacío? Me interesa mucho el tema
de la memoria y la cocina porque los expertos en nutrición más
optimistas pronostican que en una generación se habrá extinguido la
dieta mediterránea en nuestro país. Habrá que luchar contra esto
¿no?
BdS.- Cada relato esconde también una
receta, pero esto no es un recetario de cocina, ¿con qué autores de
la literatura gastronómica te sientes vinculado?
RJS.- Por supuesto, es
obvio, estoy en deuda con Laura Esquivel, Manuel Vázquez Montalbán,
Manuel Vicent, Josep Pla, Karen Blixen, Guo Yue, Bourdain, Dumas…
todos tienen su homenaje más o menos disimulado en alguna receta.
Hasta el Quijote esta lleno de receta y guisos, deduzco que el gran
Don Miguel era de buen diente.
BdS- ¿Tienes algún relato favorito en
este libro?
RJS.- Sin duda “Sopa de tierra” y “La España inhóspita”.
Escribir es hacer ficción, fabular, inventar. Desde luego no es
explicar con palabras más o menos acertadas y bellas lo que uno ha
vivido y guarda en su memoria porque, salvo excepciones, la vida del
escritor es infinitamente aburrida y sosa. Escribir lo que ha
ocurrido sólo lo hacen los notarios y los forenses. Sin embargo
muchas veces la realidad supera la ficción y la vida de algunas
personas es una novela por escribir que, por desgracia para los
lectores, nadie escribirá jamás. Pero en esos dos relatos, como
algo excepcional, hay un 98% de verdad y memoria. No quería que se
olvidase la historia de un hombre corriente que fue camillero en la
batalla de Jarama, ni la de un tipo famoso como Luis G. Berlanga que me
trató como a un rey sin conocerme de nada en un viaje hacia el sur.
BdS.- ¿Qué relación tiene la cocina con el erotismo?
RJS.- Toda, mi subjetiva experiencia amorosa, utilizando, por
supuesto, la reducida muestra estadísticamente poco representativa
de mi vida, es que a quien no le gusta comer bien, con glotonería y
curiosidad, no le va a gustar amar bien, con similar curiosidad y
hambre. Dime cómo comes y te diré cómo follas. Dejaremos a parte
el tema de los míticos alimentos afrodisíacos, que no existen, pero
es evidente que un guiso, cualquier guiso, cocinado con tino y buena
mano y compartido con alguien que te gusta y al que le gusta comer va
a ser muy afrodisíaco si no olvidas acompañar la comida con un buen
vino y tiempo por delante.
BdS.- ¿Crees qué con la lectura de Los dientes del corazón se puede aprender a comer y a amar mejor?
Ese
sería mi deseo. Como todas las artesanías, en los libros se aprende
la teoría pero es en la práctica, junto al fuego y los cuerpos,
donde se aprende de verdad a comer y a amar.
Hoy mucha gente piensa que leer,
cocinar y amar es un poco perder el tiempo, no saben que leer,
cocinar y amar es la única forma que tenemos de ganarlo.
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