Stoner
John Williams
Trad. Antonio Díez Fernández
240 pag.
Ediciones Baile del Sol
por Luis Rodríguez
El escritor Colum Mc Cann, paseando por Turín, le habla a Enrique Vila-Matas de un libro que ha regalado más de cien veces. Este, que tiene en muy buena estima las recomendaciones de su amigo, desea regresar a España para conseguirlo. Cuando lo hace, queda sorprendido porque una obra como esta se haya publicado en una editorial pequeña y tenido tan poca repercusión, y eso que recuerda una encendida reseña en el ABC de Rodrigo Fresán que comenzaba así de rotunda: Stoner es una obra maestra. Y punto.
Debo ser la persona que más ha leído a Enrique Vila-Matas, me atrevo a decir que casi tanto como Paula de Parma, y sigo sus recomendaciones, normalmente con menos entusiasmo. En cuanto a Fresán, es un buen escritor y un profundo conocedor de la literatura norteamericana, pero soy más rácano que él en la consideración de obra maestra. Con Stoner no.
No me he parado a pensar qué considero yo “obra maestra”. Así, ahora mismo, lo diría de aquella que pervive, e incluso crece, tiempo después de su lectura, que está muy bien escrita, que recorre caminos que parecen nuevos, que, de algún modo, te modifica, que no puedes abandonar ni quieres que concluya, que te empequeñece con su potencia y lucidez, que hace temblar tu bagaje lector; diría más cosas, seguro, y sobre todo estoy de acuerdo con quien escribió que una obra maestra no es la que tú lees sino lo que te lee a ti.
Stoner cumple todos estos requisitos. Trata, simplemente, como dice la contraportada, de una novela sobre un tipo que va a la universidad y se convierte en un profesor, pero yo no la olvidaré jamás. No olvidaré a Stoner, ya en mi altar literario junto a no más de una docena de personajes, a Edith, a Lomas y a Gordon Finch, a Katherine Driscoll, hasta Grace y David Masters.
Más de una vez, leyendo Stoner, me venía a la memoria la lectura de Eugenia Grandet, porque entonces pensé, como ahora, que el autor fijaba el personaje para posteridad, carnal e inalcanzable ya para cualquiera.
John Williams (1922-1994), escritor tejano, publicó en vida cuatro novelas: Nothing But the Night (1948), Buther´s Crossing (1960), Stoner (1965), y Augustus (1973), que obtuvo el National Book Award, y se publicó aquí con el título El hijo de César.
Tito Expósito, el editor, con Angeles Alonso, de Ediciones Baile del Sol, tropezó con esta obra por casualidad, leyendo una entrevista a Anna Gavalda que la mencionaba. Hizo sus averiguaciones y compró los derechos. Qué curiosos son los caminos de un libro para llegar a nuestras manos, y cuánto envidio, si se me permite el tópico, a aquel que todavía no haya leído Stoner.
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