viernes, 31 de diciembre de 2010

TRES DE STONER


I.
Hemos estado dando la vara sin casi respirar a los amigos, enemigos y desconocidos. Llevamos el Stoner a cuestas. Posiblemente, muchos pensarán que si un editor te dice que el libro que acaba de publicar es bueno, pero bueno bueno, de los buenos de toda la vida, muchos insisto, no se lo van a creer. Hasta cierto punto, se comprende. Y aunque dentro del oficio de editor, también está el de tratar de vender la obra en la que cree, en este caso los que así piensan, cometen un error. Y de verdad que es una pena que se la pierdan, porque esta novela es absoluta. Así que a mí, lo único que se me ocurre, lo único que puedo añadir es PON EN ESTA NAVIDAD UN STONER EN TU VIDA (JA!). (Y si no es en la navidad, es en fin de año, (por si te aburres con el tema de las uvas) o en reyes, o pasadas todas estas fiestas, Stoner no caduca).
Simplemente, date el gusto.
II.
“Stoner, una novela sobre la integridad. Escrito por INMA LUNA” http://lacomunidad.elpais.com/usuarios/inmaluna66

Cerré el libro y pensé: me hubiese encantado conocer a este tipo.
Conocerlo y preguntarle. Sentarme en el cubículo vital al que fue recluido y charlar. Que me hablara de esa mujer de corazón metálico con la que se casó, de la literatura con olor a tinta espesa en donde recalar, de la tierra que se le quedó entre las uñas de la infancia, del amor que no da para más, que se conforma, que sucumbe también, de los ojos de una hija que se aleja perdiéndose en el desaliento…
Stoner es una novela. Lees la última página y eres consciente. Una novela que cuenta una historia. Así, una historia de vida, una historia que te permite escarbar en el interlineado existencial de un profesor de literatura. Te deja acompañarlo desde el principio al fin, como si resultases necesario para darle sentido a su trayectoria, como si pudieras redimirlo de algún modo.
Enviado por su padre campesino a la Universidad de Missouri para estudiar Agricultura, William Stoner es arrastrado por un amor obsesivo a la literatura que lo convierte en profesor y su autor, John Williams, convierte al lector en cómplice de este hombre unido a un personaje femenino que aúna todas las perversidades propias de una mente egoísta o alguna más.
Williams nos sumerge, a través de una prosa fluida y eficaz, en todas sus contradicciones, sus perplejidades, sus cobardías, dibujando un personaje de una humanidad hiriente.
En el libro, publicado por la editorial Baile del Sol, se hace referencia a una cita del actor Tom Hanks publicada en la revista Times: “Se trata simplemente de una novela sobre un tipo que va a la universidad y se convierte en un maestro. Pero es una de las cosas más fascinantes que jamás he encontrado”.
Tan simple es la cita como aparentemente lo es esta novela, una de las obras literarias que más me ha atrapado en los últimos tiempos por su carencia de artificio y su capacidad conmovedora.
Por eso me hubiese gustado hablar con Stoner para mostrarle mi solidaridad con sus debilidades, mi admiración a su lucidez, para decirle cuatro cosas sobre Edith y alguna más sobre su hija, sobre sus compañeros de trabajo, sobre el capítulo de amor que iluminó el espacio que resultó posible.
Protagonizada por un héroe cultivado en la adversidad de la pérdida, Stoner es una novela sobre la integridad.
III.
…” Durante los primeros días el vacío de la casa era extraño e inesperadamente inquietante. Pero se acostumbró al vacío y empezó a disfrutar de ello. En una semana sabía ya que era tan feliz como no lo había sido en años y cuando pensaba en el inevitable regreso de Edith era como un remordimiento tranquilo que ya no necesitaba esconderse.
Grace celebró su sexto cumpleaños la primavera de aquel año y empezó su primer curso de colegio aquel otoño. Cada mañana Stoner la preparaba para el colegio y estaba de vuelta cuando ella volvía a casa.
A los seis años Grace era una niña alta y esbelta con un cabello que era más rubio que pelirrojo, su piel era perfectamente suave y sus ojos eran azul oscuro, casi violetas. Era calmada y alegre y disfrutaba de las cosas, lo cual daba a su padre un sentimiento que era casi como una reverencia nostálgica.
A veces Grace jugaba con niños del vecindario, pero con más frecuencia se sentaba con su padre en su gran estudio y le observaba mientras corregía ejercicios, o leía o escribía. Le hablaba y conversaban –tan tranquilamente y con tanta seriedad que William Stoner se emocionaba con una ternura increíble-. Grace pintaba dibujos desgarbados y fascinantes en hojas de papel amarillo y se los presentaba solemnemente a su padre, o le leía en voz alta su libro de lectura de primer curso. A la noche, cuando Stoner la metía en la cama y regresaba a su estudio, notaba su ausencia en el estudio y se consolaba sabiendo que ella dormía segura arriba. De manera casi inconsciente había empezado a educarla y observaba, maravillado y con amor, que crecía ante él y que su rostro empezaba a mostrar la inteligencia que le atesoraba dentro.
Edith no regresó a Columbia hasta primeros de año, así que William Stoner y su hija pasaron las navidades solos. La mañana de navidad intercambiaron regalos, para su padre, que no fumaba, Grace había modelado en la conservadora escuela infantil adjunta a la universidad, un tosco cenicero. William le regaló un vestido nuevo que había elegido para ella en una tienda del centro, algunos libros y lápices de colores. Se quedaron casi todo el día junto al arbolito, hablando, mirando las luces parpadear sobre los adornos y el oropel destellando como fuego encendido sobre el verde oscuro del abeto."
((Un trocito navideño de Stoner. John Williams. Baile del Sol))

jueves, 30 de diciembre de 2010

La fallera cósmica

 LIBRERÍAS BERTRAND/Blog

Inauguramos con este post la sección Descubriendo blogs que dedicaremos cada mes a una bitácora relacionada con el mundo de los libros. En esta ocasión hemos elegido La fallera cósmica, un blog del que somos fans desde hace meses y al que le tenemos un cariño especial, ya que su autora, Marina Sanmartín, ha sido nuestra compañera durante los primeros dos años y medio de Bertrand.

Marina ha recibido el  premio nacional al mejor blog de creación literaria 2010 convocado por la Revista de Letras, y el pasado 26 de noviembre estuvo en nuestra librería de Rambla Catalunya, 37 (Barcelona) presentando su último libro La fallera cósmica, una selección de los mejores posts publicados en el blog durante su primer año de vida.
Hablamos con Marina de su blog, del paso de la web al papel, de la gestación de su primera novela El principio del desierto y de muchas cosas más...
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 Foto: Antonio Oliveira
Librerías Bertrand: ¿Por qué el nombre de La fallera cósmica?
Marina Sanmartín: Salió sin más, la noche en que cree la bitácora, aunque en el fondo pienso que fue consecuencia de muchas conversaciones previas que, sin pretenderlo, desembocaron en La fallera. Soy valenciana, pero bastante atípica, y desde hace casi once años mi ciudad es Madrid; de ahí la unión de la fallera con el cosmos. Quería un nombre que me identificara con mi origen y, al mismo tiempo, me definiera, de alguna manera, como aventurera.
L.B: Con tan sólo un año de vida, La fallera cósmica ha conseguido el premio nacional al mejor blog de creación literaria 2010 y convertirse en uno de los blogs literarios más conocido por los usuarios, ¿te esperabas un despegue tan rápido?
M.S: No sé si la bitácora puede considerarse una página de referencia entre los bloggers, ¡ojalá! No podía imaginarme semejante evolución. Evidentemente, el premio tuvo muchísimo que ver; ganarlo fue una sorpresa y, sin duda, el empujón definitivo para el blog.
L.B: Seguramente este  premio te habrá abierto muchas puertas, ¿has notado algún cambio?
M.S: Me dieron el premio un sábado por la tarde y, ya esa misma noche, las visitas a la página se multiplicaron. El premio me ha permitido, sobre todo, conocer a mucha gente (al equipo fantástico, por ejemplo, de Revista de Letras, con los que colaboro)… me gusta considerarlo una herramienta: utilizarla bien es lo que cuenta. Después de ganarlo, me bloqueé un poco, me perturbó más si cabe el nivel de calidad de los artículos, pero afortunadamente el “miedo escénico” me duró muy poquito y continué escribiendo como siempre.
L.B: Es un blog muy activo en cuanto a comentarios, para una escritora debe ser fundamental poder mantener conversaciones con sus lectores... ¿hasta qué punto influyen en el proceso creativo del blog?
M.S: Me gusta saber que el lector esta ahí, al otro lado, y en ese aspecto Internet da mucho más juego que la literatura en soporte tradicional. La web está más viva, el examen es constante y, al menos en mi caso, cada publicación es un reto, un intentar estar a la altura de lo que ya se publicó. Leo los comentarios y procuro contestarlos siempre, porque creo que son una parte muy importante del blog: en La fallera hay muchas voces y eso le da más vida… es como una planta que crece sin parar. Por otra parte, procuro mantener una línea de estilo bastante firme, que caracterice el tono de los posts más allá de la discusión con los lectores. Intento mantener la confianza en mí misma.
L.B: En el primer post del blog decías "Me gustaría poder garantizar que este blog sólo hablará de cosas serias, sin embargo me temo que no puedo". Un año después, ¿cómo ves el blog? ¿cómo lo definirías?
M.S: Creo que La fallera cósmica se ocupa de la cara oculta de la realidad cotidiana. Por fuera, podemos estar tomando un café con leche en el sofá, mientras vemos Sálvame en la televisión, y por dentro nos puede estar ardiendo Troya. Después de un año y un montón de artículos, me temo que he cambiado mi opinión sobre cuáles son las "cosas serias". Al preparar el libro, he descubierto en los textos cantidad de acciones insignificantes, de objetos corrientes, que en el momento más insospechado se vuelven mágicos… ese es el juego de la bitácora.
L.B: ¿Qué destacarías de este primer año? ¿guardas algún recuerdo o anécdota especial?
M.S: Destacaría que, en lo esencial, La fallera es un diario íntimo y, como tal, me ha sido muy útil. Todo cuaderno de bitácora implica la existencia de un viaje… probablemente esta es otra de las razones de que la fallera sea cósmica. Cuando empecé a escribir en ella, por una pérdida, me sentía como si me hubieran abandonado en el espacio a mi suerte y todo me resultara ajeno, lejano y desconocido. Con el paso de los meses, esa tristeza inicial por lo perdido se transformó en el interés por esa especie de viaje de vuelta.
Una anécdota: gracias a la página me reencontré con un buen amigo al que durante cinco años le había perdido la pista; por él, para volverle a ver, viajé a París, algo que también cuento en el blog.
L.B: ¿Cómo surge la idea de editar en papel tu blog?
M.S: Al ganar el premio fue algo que me planteé inmediatamente. Además, conforme iba acumulando artículos, identificaba la presencia de una historia que merecía cerrarse y presentarse al lector como una obra cerrada y completa. Creo que la forma en que se cuentan las cosas, más cercana a como construimos y percibimos nuestra realidad que a cómo acostumbramos a contarla, da valor al relato y no va a dejar indiferente al público. 
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 L.B: ¿Qué criterio has seguido en el proceso de selección de los post?
M.S: Se trata de una selección del primer año de vida de la bitácora, periodo que coincide con el principio y el fin de la trama que dio origen a La Fallera (lo que no significa que el blog no continúe activo con líneas argumentales nuevas). L.B: ¿Habrá versión para e-book?
M.S: A mí me encantaría que la hubiera. El acceso a la página no deja de ser completamente gratuito, si bien en la versión en papel hay un par de textos inéditos, que hemos incluido con la intención de ofrecerle a quien compre el libro un poquito más.
L.B: Aún son pocos los escritores que consideran Internet como medio para promocionar su trabajo,  ¿cuál es tu experiencia en este sentido?
M.S: Para mí Internet es una herramienta fundamental aunque, como cualquier otra, sólo es útil si sabemos utilizarla bien. Las redes sociales como fuente de contactos profesionales acabarán por convertirse en imprescindibles… La fallera tiene su propia página de Facebook y Twitter, que completan el blog y ofrecen información con mayor frecuencia y más concisa.
L.B: ¿Qué ventajas e inconvenientes destacarías de este canal?
M.S: El mayor inconveniente es también la ventaja más clara: la cantidad de emisores, que son receptores a la vez. Son tantos los mensajes, que conseguir que destaque el tuyo se convierte en un reto muy difícil, pero merece la pena.
L.B: Ahora los escritores pueden tener más autonomía y mayor control sobre su obra, ¿cómo ves el sector editorial? ¿Qué futuro te imaginas?
M.S: No soy buena prediciendo el futuro y mi olfato es nulo, pero no soy demasiado catastrofista: pienso que el libro en papel perdurará de la misma manera que la tele no acabó con el cine. El libro como objeto merece sobrevivir. Probablemente cambien las razones por las que lo adquiramos o el público al que vaya dirigido… pero no lo veo extinguiéndose por culpa del libro electrónico (y menos si el negocio del e-book mantiene su planteamiento actual).
En cuanto al papel del escritor, es necesaria la presencia de alguien que escribe… tal vez esa responsabilidad pase de la figura del editor a la del periodista digital que reseña y recomienda, pero no estoy muy segura.
L.B: Estás preparando tu primera novela, ¿nos podrías adelantar algo de ella?
M.S: Hace unos días le dejé la primera parte a un amigo y, críticas y recomendaciones al margen (que las hubo y muchas), me dijo que lo que más le gustaba de ella era la sensualidad que flotaba en la narración y el sentimiento de pérdida que, por lo general, caracteriza todo lo que escribo. Me gustó escucharle y creo que, al menos en lo último, acertó de pleno, porque también en La fallera subyace cierta tristeza por lo que no volverá.
El principio del desierto es un viaje por la memoria de los cuatro personajes sobre los que descansa la historia… un viaje de despedida.
L.B: Y ya para acabar... ¿podrías decirnos cuáles son tus blogs favoritos o webs de referencia?
M.S: Ufff… hay muchísimos: Tercera perspectiva, Un extraño en MD, El alma disponible, Anomalario, El arquero… ¡No pararía!

http://sh.libreriasbertrand.es/blogs/librerias-bertrand/Lists/EntradasDeBlog/Post.aspx?ID=7

SOBREVIVIR A COMALA

SOBREVIVIR A COMALA
Rosa Petulia Martínez González

A mí me contaron que, cuando Morel ganó el Premio Nacional de Poesía estuvo a punto de rechazarlo conducido por un vago presentimiento de que todo aquello no le iba a traer nada bueno.”

Así comienza esta novela, a medio camino entre la metaliteratura y la novela negra, cuya acción avanza a través de un extraño triángulo de personajes: Gregorio Morel, poeta galardonado con el Nacional de Poesía, quien desaparece tras el salvaje asesinato de su esposa, Blanca Valmaña; Roberto Marcos, escritor frustrado y amigo del poeta, que entrará en una desconcertante crisis personal que le conducirá al alcoholismo, al conocer la desaparición de su amigo y Xavier Reixach, joven con aspiraciones literarias que, tras viajar a París en busca de su “sueño parisino”, terminará viviendo la dura realidad del inmigrante y trabajando de recepcionista en el hotel donde vive Morel. A caballo entre Barcelona, París y Portbou, los tres personajes se ven enredados en un crimen grotesco e incomprensible que todos tratan de resolver pero que sólo uno de ellos ha cometido.
Por otra parte, la investigación del crimen se convierte, también, a través de la mirada de Xavier, en una búsqueda más amplia acerca de la condición del escritor. Investigación que termina uniendo la caída en la locura de Gregorio Morel, y su acto de desaparición, con el descenso a los infiernos de Roberto Marcos y, todo ello, con el crimen, que se dibuja como la verdadera síntesis de la naturaleza del escritor.
Poco a poco, la sombra de Morel se irá desvaneciendo al igual que su imagen y dando lugar a la multiplicación de pistas, enigmas y dobles que le irán señalando a Xavier la naturaleza del crimen que se trata de descifrar, entre la literatura y la repetición de un pasado que persigue al poeta -el asesinato presuntamente cometido por su abuelo en la época inmediatamente posterior a la Guerra Civil- y que conducirá a los tres personajes a una aldea gallega que el narrador bautiza como Comala, donde se desenredarán todos los hilos de esta historia. Una ficción, desde luego, en la que el protagonista, en su pérdida de presencia, se cobija en la escritura de una novela en la que se narra la verdadera historia del crimen cometido: Sobrevivir a Comala.

SN-3. Narrativa. 2010. 212 páginas. ISBN: 978-84-15019-24-4. 12 €.

LA BELLEZA DE LO COTIDIANO

 M. CINTA MONTAGUT/ EL PERSEGUIDOR (DIARIO DE AVISOS) 18/12/2010


 


Ana Pérez Cañamares es una de las poetas jóvenes con una obra, por su edad, breve pero intensa y muy interesante por su expresión directa y su lirismo contenido. Es éste su segundo libro de poesía, en 2007 publicó en esta misma editorial La alambrada de mi boca su primera entrega después de haber publicado en varias antologías de poesía joven. Tiene también un libro de relatos En días idénticos a nubes, título extraído de un poema de Cernuda. Alfabeto de cicatrices nos habla de la vida diaria, del mundo cotidiano, del mundo roto, fragmentario, injusto y duro en el que transcurre la vida de nuestros días. La vida cotidiana es gris, permanece el recuerdo de la guerra civil, a pesar de que a la autora le queda ya muy lejos, una vida cotidiana sin más esperanza que las quinielas que entre sus signos ocultan la esperanza de cambiar de vida,
de tener una casa con jardín, de vivir mejor. En el poemario hay casas de treinta metros cuadrados donde vive una familia, la cerveza y las pipas sirven de bálsamo para la vida.
El libro se divide en tres partes cada una de las cuales se inicia con un fragmento del dicho popular “Tropezón que das y no te caes, camino que adelantas”, lo que ya es toda una declaración de intenciones que deja clara la dificultad de vivir.
Aparece el consumismo con que nos bombardea la televisión a diario “La primavera, impúdica y triunfal/ ha llegado al campo y a El Corte Inglés”. La ciudad es la negación de la naturaleza y aún de la vida “Desde lejos las montañas/espían a los rascacielos/los miran como a un niño enfermo/ que no sabe que va a morir”.
La poesía se convierte en un mal necesario “Mis poemas llevan en sus venas/ el antídoto para mitigar mi
enfermedad”.
En la poesía de Ana Pérez Cañamares hay siempre una voz de mujer que se divide y multiplica, que se fragmenta, que sufre y que es lúcida. El realismo es lo que predomina en estos versos en los que la autora emplea un vocabulario que transmite esa dureza de la vida de la que hablo. A veces ese vocabulario
se hace coloquial, directo y hasta soez “Si son tan hombres todos/ por qué cojones/cuando los necesité/ninguno/ vino a rescatarme”.
Libro en el que la ternura de una mujer que acuna a su hija contrasta con la muerte de una amiga; en el que las pequeñas cosas, los pequeños gestos se enfrentan casi a la imposibilidad de vivir. Pero siempre, siempre aparece la irrevocable voluntad de sobrevivir, sobre todo, para ser feliz.

Ana Pérez Cañamares Alfabeto de cicatrices. Baile del Sol 2010

jueves, 23 de diciembre de 2010

Privado, de Vicente Muñoz Álvarez


Por Alberto García-Teresa/CULTURAMAS
.
Una rabiosa vitalidad, una desbordante actitud presentista, radicalmente insumisa e inconformista con el mundo que nos rodea es lo que desprende Privado, poemario de Vicente Muñoz Álvarez.
El poeta llama a la resistencia, a la desobediencia, a la adopción de posturas vitalistas en medio de una realidad que ensalza la muerte. Por eso abundan los imperativos, las declaraciones de principios y, en definitiva, un marcado tono moral en todos los poemas.
Así, apuesta por «vivir sólo un presente / con tantas vidas dentro abrasándonos», y nos revela que está en «uno de esos días mágicos / en los que sin saber por qué / te olvidas de sufrir / y te entregas incondicionalmente al presente». O, del mismo modo, denuncia la habitual actitud de «vaciar / sin sentido el presente / por la ansiosa / espera del mañana».
Se asumen y se fomenta que se comprendan las contradicciones que conlleva la vida, esas paradojas que logran que la asfixia sea la única manera de respirar.
Por eso incorpora recurrentemente la idea de las «vidas paralelas», las que soñamos o soñábamos ser. Para Muñoz Álvarez, esas posibilidades aún persisten en nosotros, y nos enriquecen hasta el punto de convertirnos en diversas personas en potencia («¿cuántos microseres / habitan en un ser?», se pregunta).
Esto es así porque el autor otorga gran importancia a la imaginación y a la ilusión, especialmente al contrastarlas con el utilitarismo materialista preponderante en nuestro mundo.
Entonces, la niñez se sitúa como la primera fase en esa toma de posiciones, y Muñoz Álvarez muestra esos incipientes pasos de rebeldía (y su consiguiente represión por «la misma absurda / e incuestionable autoridad»).
También aborda sentimientos de nostalgia, de tedio y hastío («viviendo una vida barata / hipotecada rota»). En ocasiones, utiliza un tono narrativo, e introduce algunas alegorías de animales y pasajes surrealistas («el fantasma de ojos en los dedos»). Igualmente, recorre episodios de conflictos sociales.
A través de versos generalmente breves, desarrolla una lírica muy anclada en el sujeto, en el «yo», aunque se acerca al «tú» de una manera igualitaria, pero siempre marcando la individualidad.
Con todo ello, se contempla la vida como una aventura, un riesgo extremadamente intenso y gratificante, lleno de oportunidades y bifurcaciones. Se trata, por tanto, de una declaración de la vida como lucha, como combate, en la que Muñoz Álvarez defiende una actitud resistente, y trata de explicarlo y contagiarlo a través de su poesía.
Privado
Vicente Muñoz Álvarez
108 páginas
Baile del Sol, 2005
ISBN: 84-96225-65-8
 
http://mividaenlapenumbra-vinaliatrippers.blogspot.com/
http://es.wikipedia.org/wiki/Vicente_Mu%C3%B1oz_%C3%81lvarez

martes, 21 de diciembre de 2010

UBERTO STABILE (2 libros)





MALDITA SEA LA POESÍA

Me gustaría ser un recién llegado a Huelva, un viajero que se asoma a ella y ensancha su admiración descubriendo la poesía que oculta este sur de sures, y saborearla más allá de los rancios tópicos con los que la perfilan los encargados del ramo, más acá de las manidas frases que alguna mente preclara –o postclara, vaya a saber– reinventa sin pudor. Abelardo Rodríguez versificaba esta pasión con elegancia: «¿Quién pudiera como tú / ver por vez primera esta playa?»; versos que encierran un deseo compartido de ver con ojos nuevos este paisaje con sus figuras, unas con brillo propio y otras rodeadas de luces a pilas para hacerse notar.
«Maldita sea la poesía» responde al nombre de un libro de Uberto Stabile, al que un día habrá que reconocerle cuanto hace por la cultura en esta tierra. Se trata de una Antología hecha por el autor y por Ignacio Escuín, prologada por Ángel Petisme y publicada por Editorial Eclipsados. Se puede leer en la página 79 por qué llama Stabile «maldita» a la poesía:
«Yo he visto / los mejores poetas de mi generación / desterrados, desheredados / ocultos en el fondo de los bares / y he visto sus miradas / como versos trepidantes / cabalgar hacia el final de la noche / y he visto su ternura descuartizada / por la abundancia de quienes les temen / y en su miedo los hacen grandes. / He visto la bondad en sus gestos / la rebeldía de un mundo / que no necesita ni ley ni orden para ser justo, / la testaruda razón de quienes a la vida / responden con la vida misma. / Yo he visto / una canción que no tenía letra ni remite / y ellos la entendieron. / Les he visto levantarse / contra los versos exquisitos y subalternos, / les he visto encadenarse a las excavadoras / para frenar la destrucción de su tierra / de su conciencia / y nadie los invitó a los palacios de Doñana / y mucho menos a editar poemas / bajo el sello hipócrita / de quienes lavándose la cara / ensucian el mundo. / He visto cómo se engañaban para seguir / perdiendo en un círculo de ganadores / como alacranes en mitad de un fuego / que desintegra y reduce / la inteligencia y el miedo. / Y por todo ello han sido procesados, / sentenciados, condenados / abocados a la indigencia laboral / y clandestinidad de la palabra. / Yo he visto / los mejores poetas de mi generación / romper versos a conciencia / "porque bien ya otros lo hacen / y no ha ocurrido nada". / En su profunda voluntad de cambio / en sus humanas contradicciones, / en su maldita y genial resistencia / frente al pensamiento único, / he visto los mejores poetas de mi generación / perder sus mejores oportunidades / y no ha pasado nada, / pues nada hay más digno / que ser coherente y efímero / en todo momento y verso, / esa maldita poesía que nos hace libres / frente a la tradición.»
Cierra el editor: «Sólo alguien que dedica cuerpo y alma a la poesía puede titular un libro que recoge la esencia de toda su carrera poética con una afirmación tan cargada de sentido».
Sí, me gustaría ser un recién llegado a Huelva, un viajero capaz de descubrir la poesía que oculta.

HABITACIÓN DESNUDA

Según palabras de un sabio no oficial, o sea, de los que saben de verdad, aquel que dice “yo soy” es porque no tiene quien le diga “tú eres”. Puestos a otear el panorama desde este ángulo, hay personas que parecen llevar este lema tallado en el pendón. Sin ir más allá: nunca he visto a Uberto Stabile hablar de sí mismo, contar batallas, lanzarse flores, fuegos de artificio y otras lindezas que engordan al personaje, pero que un solo pinchazo lo dejan en nada: en lo que es. Incluso hay quien plagia párrafos, ideas, páginas de autores auténticos -que expresan su asco con la indiferencia- y van por esos mundos ondeando el ala de una falsa, robada originalidad.
Stabile, “fiel a sus orígenes, poeta de la transición y en transición permanente”, según Fernando Beltrán, es el polo opuesto a los brillos de neón y al alzavoz de tómbola de feria. Él se entrega “a la poesía sin miedo, sin pudor; con la gratitud y el respeto de quien se entrega, en la misma medida de sus sueños utópicos, a los demás”, dice Antonio Orihuela. Promueve cultura, reúne a escritores y él, que lo hace posible, apenas aparece; se le ve perdido entre bastidores, atento al mínimo detalle, pero sin dar resbalones por los pasillos del poder efímero con la puta pancarta del “yo, yo y mi yo”. Para Uberto –así lo he visto siempre-, el eje son los demás. No se dan casos así todos los días, hartos como estamos de tanto bobo de diseño, de tanto autobombo vacío, de tanto amiguismo, de tanta nadería revestida de estupidez y de plagio –repito- inmisericorde, vergonzante.
De Stabile, en el que “la irreverencia, el humor, la ironía, la rabia y la permanente sugerencia son sus herramientas más efectivas”, según José Eugenio Sánchez, hablamos los demás porque es merecedor de miles de palabra por el cúmulo de cualidades que lo tienen por centro, porque, como dice Ángel Petisme: “Cuando uno conoce a Uberto Stabile entiende por qué a los soñadores de mapas nunca les tiembla el pulso bajo el crepitar de las velas”. Hoy se habla de él con la alegría añadida de haberse publicado en Ediciones Baile del Sol, de Tenerife, su libro de versos Habitación desnuda, una antología que abarca desde 1977 a 2007, de la que, por ejemplo, dice Alfons Cervera: “He leído estos poemas como los leí siempre: con la seguridad de que siempre hay un cuchillo dispuesto a agrandar con su filo las dimensiones de la belleza: desgarrándola. Es la poesía que me gusta”.
Uberto Stabile “es poeta, pero le hubiera gustado ser la lengua de Mick Jagger o el mod de Quadrophenia”, escribe Juan José Téllez. El poeta, ya queda dicho, no habla de sí mismo. Aparte de otras voces, es su poesía la que habla por él y en la que entraremos en la 2ª entrega de esta breve reseña de su libro. De momento, cerremos esta primera con la cita que lo abre, escrita por Antonio Escohotado, y que nos da un norte de su pensamiento: "De la piel para dentro empieza mi exclusiva jurisdicción, elijo yo aquello que pueda o no cruzar esa frontera, soy un estado soberano y las lindes de mi piel me resultan mucho más sagradas que los confines políticos de cualquier país".

© Manuel Garrido Palacios.

 http://manuelgarridopalacios.blogspot.com/2010/12/uberto-stabile.html

lunes, 20 de diciembre de 2010

De padres e hijos


Por Maximiliano Tomas/Diario Perfil






Por una razón u otra, todo el mundo escribe: Buenos Aires debe ser la ciudad con mayor cantidad de escribientes por metro cuadrado. También se publica demasiado: más de 20 mil títulos al año. Leo por ahí que tan sólo la editorial Dunken (la vanity press más activa de la Argentina, que les cobra a sus clientes para publicar sus obras) imprime por año libros de 700 autores distintos, casi el doble de lo que lanzan al mercado multinacionales como Planeta o Sudamericana. ¿De dónde saldrá esa necesidad, esa compulsión por publicar? Pero además, Buenos Aires parece ser también la ciudad con mayor cantidad de escritores (y editores, y editoriales, y talleres literarios) por metro cuadrado. Muchos de esos escritores son malos (incluso muchos que llegan a publicar y a alcanzar un módico éxito). La mayoría son correctos. Y los menos (pero a su vez, como son tantos, no son precisamente pocos) son o serán, con el tiempo, buenos y hasta muy buenos. Y están por todas partes. En abril de este año, mientras cenábamos en su casa en Madrid, el editor Constantino Bértolo, del sello Caballo de Troya, me preguntó si conocía a una joven escritora argentina llamada Mercedes Alvarez. Siempre atento a lo nuevo, a lo raro, a lo poco difundido, había recibido una breve novela firmada por ella y, como le había gustado, pensaba publicarla. Un poco extrañado (y por qué no, molesto: un autor argentino más que desconocía), le dije que no. A los pocos meses un amigo en común que viajó a la Argentina me trajo el libro, llamado Historia de un ladrón. Y al repasar los datos de Mercedes Alvarez (Tandil, 1979) en la solapa me di cuenta de que sí, que la conocía e incluso la había visto un par de veces, ya que trabaja en el Centro Cultural de España en Buenos Aires. Recordaba nuestro primer diálogo, que había sido breve y confuso: los dos habíamos vivido en Barcelona, pero mientras yo alababa las virtudes de la ciudad, ella no hacía más que desdeñarlas. Por algo había vuelto a Buenos Aires. Hace poco, en una reunión, volví a cruzármela, se rio y me dijo que no recordaba aquella primera conversación. Y aprovechó para darme su libro de cuentos, Vecinos (con apenas treinta años, Alvarez lleva ya dos títulos editados, aunque ninguno esté publicado en la Argentina).
A pesar de su evidente solidez narrativa, entre la novela y los relatos hay diferencias, como si fueran libros de dos escritores distintos, o como si los cuentos (duros, secos, melancólicos, un poco demasiado influidos por la tradición cuentística estadounidense del siglo XX) hubieran sido el largo peaje que Alvarez pagó para llegar a construir el esqueleto de Historia de un ladrón. Porque, sí, la trama de la novela está presente, de manera germinal, en muchos de sus cuentos: niños sin padres, niños abandonados, niños jugando solos bajo el sol de la tarde, sumergidos en el silencio de la siesta. Padres desconocidos o que se van y casi nunca vuelven, padres que no pueden salvar el abismo sentimental que los separa de sus hijos: “De modo que el hombre estaba solo con todo ese amor y no sabía cómo dárselo al chico. Sucede a veces con el afecto. Casi siempre cuando se trata de un padre. A veces cuando se trata de un hijo”.
En Buenos Aires se escribe mucho y se publica demasiado. Pero también (y por suerte) es frecuente que aparezcan narradores como Mercedes Alvarez, que con uno o dos libros nos hacen olvidar el hecho de que vivimos en una ciudad con demasiados escritores malos, megalómanos y, para peor, hiperactivos.

http://www.diarioperfil.com.ar/edimp/0533/articulo.php?art=26151&ed=0533

domingo, 19 de diciembre de 2010

FICHA POLICIAL DE ROQUE DALTON

Ficha policial
Apellidos y nombre: Dalton García, Roque Antonio
Reseñado en la Dirección Gral. de Policía: 9 de Octubre de 1960.
Talla: 1. 70 cm.       Iris: Cas. Osc.            Color: Blanco.
Nariz: Grande.        Boca: Mediana.        Cabello: Neg. Liso.
Cicatrices: Los ojos incrédulos de Pancho (Armando Arteaga)
Motivo de su primera detención: Desconocido
Alias: El Ciervo Perseguido.
Fecha de la muerte: 10 de Mayo de 1975.
Circunstancias del fallecimiento: asesinado por sus propios compañeros del Ejército Revolucionario del Pueblo tras ser acusado de trabajar para la inteligencia cubana, La CIA, los Legionarios de Cristo y el Opus Dei. Acusado de ser visto comiendo un Big Mac con Coca cola. Acusado de planear el asesinato de Mickey Mouse sin el consentimiento del ERP. Acusado de soñar más de lo permitido por aquellos a quienes cantaba.  Acusado de acusar al capitalismo de esas cosas que todos sabemos que el capitalismo hace de manera altruista por y para nosotros. Acusado de  emular a Rosa Luxemburgo, a Trotsky  y a Cristo, pues no existe mayor enemigo que aquel a quien amas,  aquel  por quien luchas, aquel por quien llevas un violonchelo escondido en el pecho. Ahora El Ciervo es ya un gran muerto.  Sus vicios lucen como joyas antiguas con los deliciosos colores del veneno. Hay flores de todos los aromas en su tumba e imitan los adolescentes sus gestos de júbilo, sus ocultas palabras de congoja. Fue leal y fue bueno y yo no conocí su manera de mirar a los ojos.
 
Al autor de  El Vanidoso. Con mi admiración y respeto.    Jorge Espina

http://apologadelaluz-jorgeespina.blogspot.com/2010/12/ficha-policial-de-roque-dalton.html


http://www.bailedelsol.org/editables/colecciones_include.php?sec=colecciones/colecciones_roque_dalton.php

Y tanto: Límites y Progresiones, de José María Cumbreño


Límites y Progresiones
José María Cumbreño
Baile del Sol
Tenerife, 2010
ISBN: 978-84-15019-00-8
138 páginas
10 euros
Daniel Ruiz García



Límites y Progresiones, de José María Cumbreño, es uno de esos libros que hay que leer lápiz en ristre, porque son muchas las veces que uno se ve impelido a subrayar. Es un libro enorme, emocionante, a veces incluso impúdico. No se me ocurre una expresión más eficaz de conversión del sentimiento íntimo, doméstico, en palabras.
Es difícil definir este libro de Cumbreño, como resulta difícil describir gran parte de su literatura. Miscelánea sería probablemente el término más apropiado, porque entre las páginas de Límites y Progresiones hay de todo: aforismos, poemas, apuntes de dietario, relatos breves. A veces recuerda un poco a Italo Calvino, pero otras veces tiene el descarnamiento de un Carver, con momentos de impulso rabioso, que conviven con otros de gran recogimiento.
Cumbreño hace de la técnica del collage un verdadero magisterio. Además de enseñarnos que era posible alcanzar la santidad a través del ejercicio del malditismo más desquiciado (asesinato de esposa incluido), William Burroughs nos mostró de qué manera no había que trabajar el collage, o el cut-up, como lo bautizara Brion Gysin. Porque el collage, el sampleado, para que resulte efectivo, debe contar con cierta hilación, con un poso semántico, dramático, e incluso de argumento común. En Límites y Progresiones, Cumbreño demuestra que es posible hacer collage, e incluso hacerlo de forma impecable, sin que en ningún momento perdamos la perspectiva y el contexto de lo que se nos cuenta. Cumbreño riza el rizo del “corta y pega”, incorporando incluso frases que escucha en el ambiente doméstico a su propio hijo pequeño (hijastro, por los afectos que demuestra a lo largo del libro, no es un término apropiado), y que son engarzadas en la obra de manera natural, permitiendo en todo momento el reconocimiento de la voz.
Esto no quita que en Límites y Progresiones se hable de muchas cosas, y que sea posible (otra bondad de la literatura de Cumbreño) la polisemia. Puede entenderse como una toma de posiciones frente a la paternidad asumida y también la impuesta. Puede concebirse como un tratado sobre el amor doméstico. También es, en cierto modo, un ensayo sobre la literatura y sobre el hecho literario. En su conjunto, a través de su recorrido diacrónico, es una crónica personalísima sobre la forja de una trayectoria literaria, acontecida a lo largo del breve lapso de tiempo que discurre entre dos veranos (2007-2008).
Es un libro bellísimo, que recomiendo a todos los que gustan de la literatura consagrada a las cosas que no hacen ruido. Literatura de las pequeñas cosas, podríamos denominarla, el compromiso con la observación del mundo a través del ojo de la cerradura.

Un diario.
Palabras debajo de una fecha.
Contar cosas a medida que suceden.
No se trata de hacer una relación de objetos perdidos, sino de hacerla antes de que se pierdan.

Nada del otro mundo. Y tanto. 

sábado, 18 de diciembre de 2010

«Portugal respeta mucho más a sus escritores que nuestro país»

18.12.10 - SUSANA GIL LLINAS Y ANTONIO SÁEZ DELGADO rayadepapel@hoy.es |

José María Cumbreño (Cáceres, 1972) es licenciado en filología hispánica y profesor de secundaria. Ha publicado los poemarios 'Las ciudades de la llanura' (2000), 'Árbol sin sombra' (2003), 'Estrategias y métodos para la composición de rompecabezas' (2008), 'Diccionario de dudas' (2009) y 'Breve biografía apócrifa de Walt Disney' (2009). Es también autor del libro de relatos 'De los espacios cerrados' (2006), del ensayo literario 'Retórica para zurdos' (2010) y del diario 'Límites y progresiones' (2010).
En 2009 la editorial portuguesa Sempre-em-pé publicó una antología bilingüe de su poesía, titulada 'Teorias da Orden', en traducción del poeta de Portalegre Ruy ventura. Desde entonces su cercanía con el país vecino se ha multiplicado, y cualquier pretexto es bueno para acercarse a conocer mejor el país y su cultura.
-¿Qué significa para usted Portugal?
-A mí, que soy bastante cascarrabias, Portugal suele cambiarme el carácter. Al menos eso dice mi mujer. Y sospecho que lleva razón. No sé, es como si me relajase cada vez que cruzo la frontera. Primero, para meterme entre pecho y espalda una sapateira. Segundo, para pasar las vacaciones de verano en Aveiro.Tercero, para visitar a algún amigo que también escribe. Y no digamos ya si los tres puntos anteriores se cumplen al mismo tiempo.
-De largo las cosas buenas superan a las malas. La única experiencia negativa la tuve hace años en Quarteira, en el Algarve. Parecía Torremolinos. Demasiado turístico. Sin embargo, el resto de recuerdos son todos estupendos. De hecho, en más de una ocasión se me ha pasado por la cabeza la posibilidad de irme a vivir al otro lado de la raya. De momento, y como entrenamiento, todos los veranos terminamos disfrutando de una temporada en Aveiro, ciudad de la que me confieso enamorado. No obstante, si tuviese que elegir algo concreto, me quedaría con la antología que en 2009 me publicó la editorial portuguesa Edições Sempre-em-pé. Gracias a la generosidad de su editor, José Carlos Marques, y del traductor, Ruy Ventura, tuve el privilegio de que mis poemas se difundiesen en un país que respeta a sus escritores mucho más que el nuestro.
-En Extremadura siempre nos hemos sentido mucho más cerca de Portugal que otras regiones. Supongo que ambos, portugueses y extremeños, como hemos padecido por igual la altanería española, nos entendemos con facilidad, lo que nos concede una posición privilegiada a la hora de tratar con nuestros vecinos. Así que no resulta extraño que tres de cada cuatro estudiantes de portugués sean extremeños.
-Sé lo que me gustaría: vivir en Lisboa con la excusa de dar clase en el Instituto Español. Pero, de momento, no me lo puedo ni plantear, ya que, inexplicablemente, trabajar en ese centro conlleva perder el lugar de destino y verse obligado, cuando ha transcurrido un tiempo, a volver a padecer la lotería del concurso de traslados. Una pena. Porque cada vez tengo más claro que a mí el ritmo de vida que me va es el portugués. En el ámbito literario, creo que la relación entre ambos países aún puede mejorarse. Somos vecinos y nos limitamos a saludarnos en el portal, sin conocer qué se está escribiendo a ambos lados de la raya. La comunicación entre escritores y editores españoles y portugueses debería crecer. Nuestra región, al menos, ha empezado a construir ese puente cultural con la apertura de la Oficina de Extremadura en Lisboa, donde no estaría mal que se celebrasen, por ejemplo, lecturas y debates entre escritores de aquí y de allá.

viernes, 17 de diciembre de 2010

MI PAÍS




Me llena de tristeza mi país
me llena de vergüenza

cuando el gringo
el gachupín
me dice que se enamora de él
muerdo mi lengua
aprieto mis labios para no escupirles
no porque seamos el patio trasero
no porque guarde rencor por un tesoro azteca
(pobre mi país)

¿qué es lo que te enamora? me pregunto para mis adentros
el niño tarahumara
desnutrido pidiéndote korima dólar
el ejército de mierda
cocainómanos gritándole a Piernas-a Güerita-a Masita

nuestras cruces rosas
de impunidad convertidas en un sitio turístico
muestra política surrealista
podrida egoísta y narca con propuestas estúpidas e ignorantes
o la gente que ya no cree
que no habla
que no exige
que te dice pásale güeritoque bebe y se olvida
ve el fut
y se vende por una despensa

¿qué es lo que te enamora?
que yo también
quiero enamorarme otra vez.

Buba Alarcón. Tan lejos de Dios, poesía mexicana en la frontera norte. Uberto Stabile, coord. Ed. Baile del Sol/UNAM. Tenerife, 2010.

http://vocesdelextremopoesia.blogspot.com/2010/12/mi-pais.html

ACANTILADOS DE HOWTH

Título, Acantilados de Howth
Autor, David Pérez Vega
Editorial, Baile del Sol


Original de 2010
186 páginas.
Pvp, 12 €

Qué extrañas resultan las coincidencias. Hace unos días estábamos hablando de Federico García Lorca por aquí, de uno de los primeros autores en recuperar EL CABALLERO DE OLMEDO para la escena, y surgió a las pocas horas el fallecimiento de Fernando Urdiales, que en 2009 había hecho su propia versión de la obra de Lope de Vega y que introducía en esta a sus entrevistadores como deudora de la versión de Lorca. Hablábamos de la muerte de este y de la importancia de la idea de muerte en este y se nos murió también aquel... Y al día siguiente Enrique Morente, también granadino, que había cantado a Lorca y a Lope de Vega, al que el librero había visto en un concierto de la gira OMEGA con LAGARTIJA NICK, espectacular, vibrante... Vaya semanita llevamos...


Hoy toca un vivo. Por fin. A David Pérez Vega me gustaría conservarlo por mucho tiempo. Gracias a él he estado leyendo el pensamiento de un tipo llamado Ricardo y, oye, leer pensamientos es gratificante y no suele estar al alcance de uno. Ricardo es una persona melancólica, triste, resignada a la derrota: sus accidentes parecen necesarios. Trabaja en Campo de las Naciones como contable y, en general, su vida se ha ido precipitando hacia el fracaso, que es lo que está al final cuando empiezas a caer.

Ricardo es de Móstoles, de allí conserva su vieja pandilla de amigos con los que explorara la vida nocturna hasta el exceso en su juventud, con los que viajara a Holanda, en uno de los capítulos que Pérez Vega nos narra, en busca de experiencias a duras penas controlables... son los amigos a los que siempre cabe acudir... a los que acude ahora que las cosas se han puesto difíciles. Ahora que se está separando de su esposa, Isabel, a Ricardo se le vienen sus amigos de Móstoles a la cabeza, las correrías que tuviera con ellos, el accidente de coche en una noche de fiesta alcohólica cuando ya salía con la que sería su esposa... de vuelta de Irlanda, de vuelta a la realidad. Y todo nos lo cuenta con aire de tristeza e, incluso, arrepentimiento, como siendo consciente de lo que antes le pasara desapercibido, rencoroso con su ignorancia de antaño.

Irlanda fue la ficción, un juego según palabras del propio protagonista. Allí trabajó de mentira, tuvo amigos de mentira, se enamoró de mentira e incluso engañó de mentira. Los acantilados de Howth una imagen romántica que no pudo ser: mentira también. Y Ula fue la chica que estuvo a punto de hacer que todo fuera verdad. Pero tomarse la vida como juego tiene consecuencias. La historia de Ricardo con Irlanda es la historia de lo que pudo ser y no fue, y lo que la vida real en Madrid le trajo a posteriori es la confirmación de que fue un error grave no dejar que aquello fuera.

Hoy sus compañeros de oficina son una verdad cualquiera. Ahora que le toca empezar vida nueva, ahora que se va de su antigua vivienda y que se ha separado de su esposa el trabajo es lo que le queda de antes, el lugar desde el cual el protagonista de ACANTILADOS DE HOWTH mira atrás, mientras se pregunta por qué está ahí.

Así que esta novela es la historia de un tipo que trata de explicarse ante el lector,  el día en el que después de una jornada de trabajo especialmente larga se encuentra la vivienda sin Isabel: "quince horas y media para entrar en una casa tomada por el vacío". Es su cumpleaños. Estas cosas dan qué pensar. Y, entonces, empieza el despliegue de personajes. Y con el despligue de personajes el de historias. Los recuerdos. Fundamental.

Ya he dicho algo de los amigos de Móstoles (Castro, Joserra, Luis, Parada...), todos ellos son presentados con minucia y son en sí una historia que contar. Pero el narrador sitúa al lector en otros ambientes, el de la familia de Isabel, por ejemplo, el de su exnovia Raquel, los compañeros de trabajo... las historias se van intercalando mientras se teje la biografía de Ricardo, con valor, y entre ellos he podido encontrar pasajes muy buenos, descripciones de algunos paisajes psicológicos más bien habituales y que, sin embargo, se nos descubren en la reflexión sobre clases sociales, de género, de edad...

Esteban nos cuenta la historia del eterno opositor, Ricardo la del arquitecto Jiménez, Lucía cuenta la historia de la chica de deja a su novio cada tres meses hasta que el novio termina por abandonarla... y pronto Ricardo nos estará contando su propia historia y la de muchas de las personas que tuvieron que ver con su vida. Y  la galería de personajes es amplia. Hay historias brillantes como las de los padres del propio Ricardo, muy buenas como las del viaje a Holanda con los colegas, en el que se colocan con setas, o como la del premio literario (de poesía) que Ricardo ganara en Segovia casi sin querer y, sí, se puede presumir, es cierto que hay un toque en la novela que tiene que ver con la frase que Ricardo nos muestra al final: "un poeta lo puede soportar todo", de Bolaño. Este personaje que empieza el libro desorientado y desorientado lo termina, en una especie de presente que careciera de pasado.

Porque en Irlanda, el pueblo donde todos se conocen, el país de las tabernas, de pubs como el Greenhills, un pub con historia,  donde conociera primero e Edwin en el albergue, donde conociera a Andrés, a Néstor,  a la pija Betti y, sobre todo, a Ula... ese lugar al que fue para una pequeña temporada y donde estuvo, jugando a ser, dos años y medio, es ahora un lugar fuera del mundo, una promesa que no se creyó y que, sin embargo, guarda los mejores años de su vida. Por eso Ricardo  está, de nuevo, empezando a escribir, trata de divertirse con su "ironía triste", que es lo que le queda.

El estilo de Pérez Vega me ha parecido romántico. En su melancolía, en esa forma irónica y resignada con la que se divierte escribiendo he encontrado una forma muy personal de expresarse y, a la vez, un gran respeto hacia el lector, que Pérez Vega concibe como ser con sensibilidad: se agradece. Como pega apuntaría las sobredescripciones, es decir, cierto miedo a la concisión que  en ocasiones conlleva explicaciones innecesarias o demasiado especulativas, y otras veces frases de sintaxis más compleja de la cuenta. No quiero decir que en narrativa sea necesario ser austero, económico o sencillo. Lo que digo es que no es necesaria la adjetivación. Nada es necesario. Se puede ser preciosista cuando hay algo bello que decir y conciso cuando no. Se debe ser. En su favor debo añadir que la novela siempre gana a medida que avanza, va dejando atrás estos defectos descriptivos, y se carga de peso psicológico según se tejen más y más historias.

Estructuralmente alterna épocas distintas de la biografía que cuenta. En general los capítulos más atractivos están situados en Irlanda, sobre todo en los acantilados del pueblo Howth y, de hecho, el capítulo trece es sobresaliente, pero el capítulo que cierra el libro nos describe ya su vida nueva, de vuelta de los últimos sucesos, en Madrid, y también es realmente bueno. Ensambla con el primero, cerrando el círculo. A uno le queda el regusto de una prosa ambiciosa y muchas veces elegante pero, sobre todo, el de la creación de algunos personajes. Me estoy acordando de Conchi, la particularísima compañera de oficina a quien nadie quiere y que lee a Luis María Panero, por ejemplo. O el padre de Ricardo. O Ula, la polaca que dejara escapar en Irlanda a pesar de que llegaran a quererse un día mirando al mar desde los acantilados... Pero hay muchísimos personajes en esta novela, leer esta historia es adentrarse en el placer de conocer sus vidas y casi de escucharlas, porque permanece todo el tiempo el afán de contador, de cuentista, de fabulador...

Quizá Ricardo no se diera cuenta de que estaba cayendo hasta que llegó abajo, pero esto sí: esta novela también nos viene a decir que lo que consideramos fracaso es a veces retorno al punto de partida, oportunidad nueva. Y dado que puede ser cierto que un poeta pueda con todo, quizá una buena forma de empezar sea escribir.

Por cierto, leyendo a Pérez Vega me han entrado ganas de volver a Bolaño y estoy con NOCTURNO DE CHILE. A ver si cuando acabe con el chileno me entran ganas de volver al de Móstoles. 

jueves, 16 de diciembre de 2010

Representación de Hiperbreves S.A.

Este sábado día 18 de diciembre de 2010, la Sociedad Liceo Taoro, en La Orotava (Tenerife), acoge a partir de las 20:00 horas el acto de representación del libro "Hiperbreves S.A. Sólo 175 microrrelatos", editado por Baile del Sol. Representación porque se trata de una nueva presentación de la obra, pero, sobre todo, porque incluirá la representación de varias de las historias del libro a través del arte de las narradoras Laura Escuela y Silvia Torrents, y de los realizadores José Miguel Salamanca y Juan Raya, autores de un documental y varios cortometrajes basados en el libro. Aparte del cuentacuentos -mejor cuentamicrorrelatos- y la proyección, durante el acto se hará entrega a la Asociación de Padres de Personas con Autismo de Tenerife (Apanate) de los beneficios por derechos de autor de la primera edición de la obra. Además, de cada libro que se venda esa noche al precio de ocho euros, Apanate recibirá una donación de cuatro euros. A los que residan cerca, les invito a pasar un rato agradable en cuerpo y alma. A los que residen lejos, les tendré guardado un espacio para sus almas. Muchas gracias a todos.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Stoner, una novela sobre la integridad

Cerré el libro y pensé: me hubiese encantado conocer a este tipo.
Conocerlo y preguntarle. Sentarme en el cubículo vital al que fue recluido y charlar. Que me hablara de esa mujer de corazón metálico con la que se casó, de la literatura con olor a tinta espesa en donde recalar, de la tierra que se le quedó entre las uñas de la infancia, del amor que no da para más, que se conforma, que sucumbe también, de los ojos de una hija que se aleja perdiéndose en el desaliento…
Stoner es una novela. Lees la última página y eres consciente. Una novela que cuenta una historia. Así, una historia de vida, una historia que te permite escarbar en el interlineado existencial de un profesor de literatura. Te deja acompañarlo desde el principio al fin, como si resultases necesario para darle sentido a su trayectoria, como si pudieras redimirlo de algún modo.
Enviado por su padre campesino a la Universidad de Missouri para estudiar Agricultura, William Stoner es arrastrado por un amor obsesivo a la literatura que lo convierte en profesor y su autor, John Williams, convierte al lector en cómplice de este hombre unido a un personaje femenino que aúna todas las perversidades propias de una mente egoísta o alguna más.
Williams nos sumerge, a través de una prosa fluida y eficaz, en todas sus contradicciones, sus perplejidades, sus cobardías, dibujando un personaje de una humanidad hiriente.
En el libro, publicado por la editorial Baile del Sol, se hace referencia a una cita del actor Tom Hanks publicada en la revista Times: “Se trata simplemente de una novela sobre un tipo que va a la universidad y se convierte en un maestro. Pero es una de las cosas más fascinantes que jamás he encontrado”.
Tan simple es la cita como aparentemente lo es esta novela, una de las obras literarias que más me ha atrapado en los últimos tiempos por su carencia de artificio y su capacidad conmovedora.
Por eso me hubiese gustado hablar con Stoner para mostrarle mi solidaridad con sus debilidades, mi admiración a su lucidez, para decirle cuatro cosas sobre Edith y alguna más sobre su hija, sobre sus compañeros de trabajo, sobre el capítulo de amor que iluminó el espacio que resultó posible.
Protagonizada por un héroe cultivado en la adversidad de la pérdida, Stoner es una novela sobre la integridad.

martes, 14 de diciembre de 2010

ANA PÉREZ CAÑAMARES - MORALEJA



Contar una historia es fácil.
Las cuentan a los conductores de autobuses
las mujeres que se pintan de más
quizá por aburrimiento.
Las cuentan los camareros
arrancadas a los segundos
que tarda el café en salir a borbotones.
Los niños a la puerta del colegio.
Los periodistas mediocres
para rellenar las hojas y las tardes.
En las consultas se cuentan historias
de puntos abiertos y esguinces mal curados.
Los curas las cuentan los domingos
y las peluqueras a diario
y los vendedores de enciclopedias
si se les abre la puerta.
Pero a mí tanta historia me cansa.
Tanto fue, tanto vino, y se casó, y ha muerto.
Todos hemos ido y hemos vuelto
nos hemos casado y moriremos.

A mí de las historias sólo me interesa
ver sus espaldas cargadas
cuando se dan la vuelta.
Si tienen el pantalón caído
y les asoma el culo.
Si cuando nadie las mira
ellas miran a los ojos de los perros.
Sólo me interesa la historia
que se agacha y recoge del suelo
una colilla de cigarro y se la guarda.

La historia que encuentra un banco
y se sienta y sin que nadie la mire
llora la muerte de las moralejas.

ANA PÉREZ CAÑAMARES. LA ALAMBRADA DE MI BOCA.
ED: BAILE DEL SOL
http://apologadelaluz-jorgeespina.blogspot.com/2010/12/ana-perez-canamares-moraleja.html 

lunes, 13 de diciembre de 2010

GATOS/ DAVID GONZÁLEZ




en nuestra casa
no se tira la comida
aunque tampoco
se obliga a nadie
a que rebañe el plato

ahora bien
como iba diciendo
en nuestra casa
no se tira la comida:

las sobras
las echamos
en un envase de cartón
de leche con un poco
de leche y pan
y más tarde
por la noche
cuando ángeles
sale de casa
para ir a trabajar
se lo baja
y se lo sirve
a los gatos callejeros
que nos protegen
de los demonios de la noche
y que ya la están
esperando

también esta noche
a la salida del portal
los gatos callejeros
la están esperando
pero ella se disculpa:

hoy no tengo nada para vosotros
lo siento lo siento mucho

entonces ellos
levantan más la mirada
y la dirigen
hacia la luz
de mi ventana

hacia mí

ahí están mis gatos

les digo que un segundo
y les hago señas con las manos
para que entiendan
-lo entienden de sobra-
que esperen un segundo
que no deben moverse de ahí
que ahora vuelvo

de la nevera
de un paquete ya empezado
saco unas salchichas
las corto en cachos
me asomo a la ventana
y se las arrojo

luego hago lo mismo
con un filete de lenguado
que sobró de ayer
me asomo y se lo tiro

después cierro la ventana

no nos engañemos:
que conste
que no hago esto
por amor a los animales
por amor a los gatos

hago esto
por agradecimiento:

yo también sé
lo que es estar
en la calle


por y para DAVID GONZÁLEZ, extraído de su poemario EN LAS TIERRAS DE GOLIAT editado con BAILE DEL SOL.



http://angelrodriguezpoeta.blogspot.com/2010/12/gatos-david-gonzalez.html 

EN DÍAS IDÉNTICOS A NUBES de Ana Pérez Cañamares







Cree el escritor Hipólito G. Navarro que los novelistas se equivocan cuando dicen que escriben cuentos para descansar de las largas travesías literarias. Se equivocan, es cierto. Aparte de ejemplos notorios en los que se ha recurrido a rellenar huecos con descripciones prestadas para conseguir el número de páginas deseado porque se quedaban a medio camino, lo verdaderamente difícil es contar una historia en tres folios, en dos, en uno, en cuatro renglones sin que la esencia se diluya alargando los tiempos hasta hacer cansino el andar entre palabras.
Podía haber sido cualquiera de los relatos que componen su libro “En días idénticos a nubes” (Ediciones de Baile del Sol, Tenerife 2009), pero Ana Pérez Cañamares ha elegido “El sol de noche”, que aparece en quinto lugar en el conjunto, para estamparlo en la contraportada y decirle al lector: así escribo. Haya sido o no esa la intención, el proceso sugiere una vez más que lo propio es seguir a la autora en su selección personal en vez de ponerse uno a hacerla. El lector comparte o no lo que se le ofrece, pero no es quién para alterarlo. Y ese es el orden propuesto por Ana.
El título de la obra, celofán que envuelve la veintena de historias que contiene, lo saca Pérez Cañamares de un poema de Luis Cernuda, que inserta al principio como lema, cuya primera estrofa canta: “Adolescente fui en días idénticos a nubes, / cosa grácil, visible por penumbra y reflejo, / y extraño es, si ese recuerdo busco, / que tanto, tanto duela sobre el cuerpo de hoy”.
El texto de referencia, “El sol de noche”, quizás el más breve de cuantos traen sus páginas, es como sigue:
“Ella es de esa gente que fuma en las cuestas, que se bebe un litro de coca-cola de un trago, que sonríe cuando la expulsan de clase y se tira vestida a la piscina; ella es la amiga-vendaval, ésa que te arrastra y te asusta, que adoras y temes, que te dice ven y sabes que algo va a pasar.
-Ven -me dice.
Y voy, esta vez a la fiesta que hace Pablo, porque sus padres se han ido, y cuando llegamos todos nos saludan y nos ofrecen porros y la música sube de volumen, y ella grita y salta, y dice ‘esto es guay, qué de puta madre’, y tira de mi brazo y lo sacude al ritmo del chunda chunda, y me hace sentir que bailo bien, pero luego me suelta y el ritmo se me escapa y cuando me vuelvo a buscarla no está; pregunto por ella y está en el baño, preparando una sangría en un barreño; remueve con el brazo el vino, la fruta, el hielo que los demás van echando y luego saca la mano y me mete los dedos en la boca, ‘pruébala, qué le falta’, y yo no encuentro que nada le falte, más bien diría que se ha pasado con el vino, pero no me atrevo a decírselo, porque ella ya está sorbiendo asomada al borde del barreño. Luego, a la hora de ‘qué mala estoy, todo me da vueltas’, soy yo quien la sostengo en medio de la calle, y sus vómitos me huelen siempre a lo mismo, como si no comiera otra cosa que hígado empanado y coliflor; se lo digo y se ríe, y luego sigue vomitando, y quisiera taparla de las miradas de ese señor que no nos quita ojo, pero mi cuerpo no da para tanto y ella dice ‘joder, siempre igual’, y siento que está cansada, pero la animo a seguir caminando, casi cargo con ella; entre las dos no juntamos para el taxi y el metro la marearía más; así que caminamos y caminamos por la ciudad de noche, bajo la luz de las farolas y de una luna tan brillante que parece una bombilla desnuda, y entonces recuerdo que la luna no tiene luz propia, que el sol le presta su reflejo, y qué, me encojo de hombros, ahora es el momento de la luna, brillará toda la noche hasta que el sol salga de nuevo, pero eso no será hasta mañana”.
En tres trazos retrata a la amiga: “la otra yo”, la sitúa en la escena ante el libreto de la obra: su vida, y carga con su circunstancia a ciegas bajo la virtual “luz de las farolas” cuando lo que debe iluminar el cuadro: “luna tan brillante”, no tiene luz, sino que se la presta el sol. Pero no es oportuno ahondar en ello hasta que el ímpetu se queme y el vómito cese o decaiga. Es justo el instante vital -¿será el límite de la adolescencia?- para decir aún: “me encojo de hombros. Es el momento de la luna”. El brillo durará un presente hasta que el sol encienda el futuro: “pero eso no será hasta mañana”.
Sí; lo difícil es contar una historia en un folio, como hace Pérez Cañamares, soberanamente, además.

© Manuel Garrido Palacios 
http://manuelgarridopalacios.blogspot.com/2010/12/ana-perez-canamares.html

domingo, 12 de diciembre de 2010

«Carrefour me inspira algunos de mis mejores poemas». Antonio Orihuela Poeta

Ha publicado varios trabajos de historia y un libro sobre la memoria histórica en Moguer, su pueblo. Ha participado en más de 100 exposiciones de poesía visual y publicado poemas visuales en revistas de más de 30 países. Desde 1999, coordina los encuentros anuales Voces del Extremo, en su Moguer natal, auspiciados por la Fundación Juan Ramón Jiménez. En torno a este encuentro y a la antología anual de poemas de sus participantes, se ha ido consolidando un movimiento poético colectivo que denuncia la injusticia y la marginación social.
-En un poema escribe que ha visto el coche de recogida de perros vagabundos, pero que ellos, afortunadamente, no lo han visto a usted. ¿Se considera un perro vagabundo?
-Cuando escribí ese poema lo era: estaba un año aquí, otro allí. He vivido en montones de sitios. Nací en Moguer, pero inmediatamente nos fuimos porque mi padre trabajaba en una empresa francesa que buscaba petróleo. Así que anduvimos recorriendo España buscando petróleo y no había petróleo en ningún sitio. Pero en eso se me fue la infancia, dando vueltas. Luego regresamos, estudié el Bachillerato en Huelva, la carrera en Sevilla, volví a Huelva a trabajar como arqueólogo en la Diputación. Monté un bar, tuve varios negocios, me fui a Madrid, hice el doctorado en la Universidad de Huelva. Me cansé también del ambiente mortecino y esclerotizado de la universidad y saqué una oposición de profesor de instituto. Llego a Extremadura en 1992. He dado clase en varios institutos extremeños hasta el 2000, que me vine a vivir a Proserpina.
-Vive usted en Extremadura y en sus poemas aparecen nuestros pueblos: «Y te regalé higos de chocolate / para la vuelta pedimos dos cafés en Almoharín». Hasta aparecen restaurantes: «Todos juntos huyendo de la Casa de la Troya / después de haber vomitado largamente / sin pagar». ¿Qué tal se vive aquí?
-Extremadura tiene sus ventajas y sus inconvenientes. No es un buen sitio si quieres hacer carrera literaria. Pero si lo que quieres es escribir, entonces es un sitio maravilloso. Yo nunca he aspirado a hacer carrera literaria y aquí estoy a gusto. Yo me muevo mal en los círculos literarios y siempre publico en sitios pequeñitos. Mi escritura y mis proyectos no pasan desapercibidos. Un amigo me dice que yo juego bien, pero juego todavía en segunda división. En segunda división soy muy conocido.
-Preguntas a partir de otros versos suyos: ¿Atropelló a un guardia civil con un Seiscientos. Volcó en la carretera de Lucena a Bonares en un Dyane. Dio cuatro vueltas de campana dentro de un 850 volviendo de Trigueros?
-Esos versos son de una época en la que, a modo de los indios recolectores del Amazonas, solo llevaba encima lo que podía transportar. Hasta la mesa donde estudiaba la hice a medida para que cupiera en el maletero. Estaba siempre en la carretera. Al sacarme el carné, le pedí a mi padre el coche, nos fuimos a la playa y en un stop me dio el alto la pareja de la Guardia Civil, pero no frené a tiempo y me llevé por delante a un guardia, que acabó encima del capó. No veas cómo se puso, como un basilisco. Me llamó inútil, pero no me multó.
-Con la Guardia Civil ha tenido alguna otra relación curiosa, creo.
-En otro poema, cuento un viaje a Ávila, donde con otros poetas acabamos de preparar el lanzamiento de la antología 'Feroces'", que recogía otras voces poéticas más directas y salvajes, tintadas por el underground. Allí entro con otros poetas en una discoteca. Se nos habían acabado todos los productos exóticos que llevábamos para disfrutar más de la fiesta. Queríamos encontrar algo, intentamos comprarles costo a unos chavales, ponían una cara muy rara, íbamos a otro grupo y lo mismo. Hasta que, extrañados, preguntamos y nos explicaron que eran alumnos de la Academia de la Guardia Civil que celebraban la fiesta de graduación.
-¿Poetas extremeños?
-Me interesa mucho el trabajo experimental de Antonio Gómez, la poesía de Juan Manuel Barrado y la inteligencia de Cumbreño. Son para mi gusto los tres autores más interesantes que ha dado Extremadura. Otro personaje casi secreto, que es Víctor Chamorro. Cuando llegué a Extremadura, esto era un páramo de gente que fuera capaz de romper con los moldes de lo que se hacía, de transgredir. Ada Salas es también una gran poeta, pero de una línea consolidada, sin sorpresas.
-Su poesía. Se ha escrito de ella que rechaza la práctica de cualquier tipo de esteticismo, que busca luchar contra la injusticia. A eso se le llamaba hace 50 años poesía social.
-Pienso que el concepto de poesía social es un error y un concepto que el enemigo te ha prestado para que tú te encasilles ahí. Toda la poesía es social porque todos somos seres sociales. El problema de la poesía social era que venía directamente de la poesía de los años 40, de la poesía del Régimen, de la única que se podía escribir en la época. Cuando leo un poema social de esa época, pienso que quitamos al obrero y ponemos a Cristo y ya está, el poema sigue funcionando.
-¿Qué significa entonces la antología Feroces, en la que aparece su obra?
-Fue un revulsivo. La gente se preguntaba que dónde habían salido aquellos poetas, que dónde estaban. Es que los poetas sociales eran todos burgueses, no tienen una experiencia del trabajo. Nosotros somos la primera generación de hijos de trabajadores que van a la universidad, la generación del baby boom, que al acabar su carrera solo tiene delante el paro. Hay una experiencia directa de vivir en un barrio obrero teniendo amigos obreros, una infancia de niño de clase trabajadora. Empezamos a escribir con unos códigos que no estaban antes en la poesía española. Cómo se llama eso: poesía crítica, poesía radical, los poetas de la lengua radical, los poetas del extremo.
-En 2001 le censuran un trabajo titulado: 'Para una teoría de la identidad'. La censura la ejerce la Dirección de la Unidad de Gestion de La Rábida. ¿Por qué lo censuran, tan peligroso es usted?
-Ese texto fue censurado porque me lo pidieron para una exposición que se iba a hacer en el Muelle de las Carabelas, en Huelva, una exposición que pagaban empresas del polo químico. Yo escribí un texto en el que decía que ya estaba musealizado el mito del descubrimiento y que el siguiente paso en la musealización de la zona serían las fábricas de petroquímica, que quedarían como un museo del horror para el futuro, donde se podrían ver las consecuencias catastróficas de la contaminación: cáncer, bocio, problemas de piel, caída del cabello. Cuando lo leyeron, dijeron que eso no lo iban a publicar ni de coña.
-¿Cree de verdad que al sistema le preocupa la poesía de la conciencia, la minoritaria prensa alternativa, el sindicalismo radical o los ateneos libertarios?
-Ahora mismo, todo eso es una minoría pequeñita. No quita el sueño, pero sí preocupa que esa minoría pueda encontrar algún cauce, aunque sea tan heterodoxo como toda la lucha de la plataforma Térmicas No o la lucha contra la refinería. El poder de la Junta en Extremadura debe de estar de plataformas contra las térmicas y refinerías hasta el moño. Si además les salen mal las cuentas de la refinería por estos cuatro tipos con rastas y zapatillas que mantienen esta lucha... Es la batalla de David contra Goliath.
-Sostiene usted que la cultura está controlada, desactivada, ¿cómo se consigue, qué mecanismos existen en Extremadura y en España para conseguirlo?
-La omnipotencia de la institución pública. Aquí prácticamente no hay proyectos culturales de carácter privado y si los hay, participa lo público notablemente. Eso te marca lo que puedes decir o expresar. Hace un par de años me hicieron una entrevista los de La isla de viernes. Me pidieron que leyera un poema, aproveché, leí uno en el que hablo de la lucha contra la refinería y contra la política de la Junta y el poema no salió, lo cortaron.
-¿Que la Junta le haya concedido este año una beca para la creación literaria se puede considerar una pérdida de independencia?
-Es lógico que haya una intervención pública en la cultura. El problema es cuando esa intervención es absoluta y omnímoda. Me parece estupendo que haya estas becas y como ciudadano tengo todo el derecho a solicitarla y a que me la den. Lo que no hago es montar un cirio cuando no me la dan. Si no te la han dado, por algo será.
-Leamos estos versos suyos: «Están resonando con alegría / los cánticos de mi tierra / en los grandes almacenes / en los grandes almacenes / ¡Soltad la pasta, cabrones, / que es nochebuena!». ¿Cómo afronta la Navidad?
-Intento escapar a la ola de felicidad que nos invade gracias al patrocinio de El Corte Inglés.
-Dibuja a la gente en los centros comerciales, comprando, frustrados, «perdidos en su clase media» y a los obreros explotados sin saber nada de Carlos Marx. ¿Tan terrible es comprar en el Carrefour?
-Comprar en Carrefour es una auténtica atrocidad. Los supermercados de barrio son una estrategia comercial más atinada que esos grandes monstruos. Prácticamente ya no voy a Carrefour, pero reconozco que me ha proporcionado algunos de mis mejores poemas.
-¿Cómo se explica que Extremadura vote a la izquierda y la Virgen de Guadalupe sea su único estandarte nacionalista?
-Cañada me contó que estando como portavoz de IU en la Asamblea, llevó la propuesta de que el Día de Extremadura fuera el 28 de marzo, cuando en 1932 o 1933 todos los campesinos extremeños se lanzaron a ocupar las fincas, la tierra. Hubiese sido bonito como el Día de los Comuneros en Castilla. Pero no, pusieron el día de la Virgen de Guadalupe. Es que si rascas un poco, el PP lo tiene muy complicado para ganar alguna vez las elecciones porque todo el campo de lo posible está ocupado por el PSOE.