15 enero, 2014 
                           
La literatura 
africana parece que poco a poco está encontrando un pequeño rincón, 
minoritario, pero estable dentro de la escena globalizada a través de 
una nueva generación de escritores nacidos en los años 70. Como
 ocurre en muchas otras disciplinas artísticas, muchos de los literatos 
publican y en ocasiones viven, en países occidentales. La realidad es 
que la literatura y la lectura no consiguen permeabilizar en las 
sociedades africanas, más allá de su élite intelectual. Algunos expertos
 explican esta situación debido al alto grado de analfabetismo de la 
población, otros lo achacan a las escasas políticas públicas de fomento 
de la lectura. Lo cierto es que la gran mayoría de la literatura africana de calidad es editada en el extranjero, complicando en muchos localizar las obras de los autores en sus propios países de origen.
Edem Awumey partió de Togo en el año 2000 para descubrir el mundo, para vivir otras perspectivas.
 Su pronta afición a la lectura y su determinación le valieron para 
montar obras de teatro amateur en Lomé durante sus años de universitario
 pero fue a partir de su asentamiento en Canadá cuando comenzó a 
desarrollar su carrera profesional como escritor. Actual profesor de 
literatura francófona en la Universidad de Mcgill en Montreal, Awumey ha publicado desde 2006 cuatro novelas, Port – Mélo, que le valió el premio Gran Premio Literario de África Negra 2006, Los pies sucios, seleccionada en 2009 para el prestigioso premio Goncourt, Rose Déluge en 2011 y Explication de la Nuit en 2013. Por otro lado también satisfizo su propia faceta de investigador publicando el trabajo ensayístico Tierno Monénembo : la novela en el exilio (WVB, 2006) sobre la figura del gran autor guineano al que tanto admira.
Partiendo de una realidad turbulenta las
 novelas de Edem Awumey nos sumergen en la personalidad a priori 
simplista pero muy compleja de sus personajes. Siempre con la idea 
subyacente del exilio en cada uno de sus trabajos, Awumey utiliza 
formalmente un lenguaje escueto y directo en sus diálogos y más lírico 
en su prosa, acentuando la personalidad de unos personajes muy reales en
 un entorno literario. Tras el éxito cosechado durante estos 
últimos años con su obra, en la que recomendamos fervientemente bucear, 
Edem publica en 2013 su última referencia Explication de la Nuit,
 que aúna y perfecciona las cualidades de sus anteriores obras. Su 
calidad literaria y su discurso resultan tan atractivos que decidimos 
ponernos en contacto con él para discutir de manera más profunda sus 
inquietudes y perspectivas.
¿Cómo nació su interés por la literatura y la escritura?
Mi interés por la literatura proviene de
 un conjunto de factores. En un principio, una práctica precoz de la 
lectura que me permitió encontrarme a una edad temprana edad con los 
grandes clásicos africanos y franceses (Hamadou Hampaté, Senghor, Victor
 Hugo, Molière…), a continuación el hecho de que crecí en África en la 
década de 1990, durante la cual un buen número de países del África 
negra, entre motines, represiones y sangre, pasaron a supuestos 
regímenes democráticos completamente irreales. Este clima estimuló la 
aparición de una escena de teatro de urgencia y revuelta en todos estos 
países alimentado por escritores como Kossi Efoui, Kously Lamko, etc. Me
 influenció muchísimo este periodo histórico y literario.
¿Qué le aporta personalmente expresarse a través de las palabras?
A través de las palabras intento 
satisfacer un placer, el de la creación del texto en sí, de un texto 
bello. Pero escribir es también para mí el medio, caminando con mis 
personajes, de interrogar a la realidad y a la Historia para intentar 
comprenderla. Escribir se antoja pues como una búsqueda del sentido de 
las cosas, de las vidas, de las esperanzas. Es también una manera 
(modesta, espero) de decirle al mundo cómo lo veo, explicárselo a otros 
individuos. Es un acto de solidaridad.
Antes de partir de Togo, ¿formaba parte de la escena literaria de su país ?
No realmente. La escena literaria de los
 años cuando yo partí (en 2000) estaba esencialmente ocupada por el 
teatro. Seguí esta escena desarrollada principalmente en Lomé, pero 
esencialmente como espectador. Pude asistir igualmente a los debates de 
los dramaturgos de esta nueva generación, y aunque escribí dos obras de 
teatro en esa época de mi vida, no lo hice de manera profesional ni 
seria. Con un grupo de amigos de la Universidad de Lomé montamos La boutique à Mélo (La tienda en Melo), mi primera obra, pero siempre desde una perspectiva amateur. Por puro placer.
¿Cómo definiría la influencia de sus orígenes togoleses en su escritura,  si los ha identificado?
Pienso que, aunque hace más de catorce 
años que no vivo en Togo, sus gentes, su cultura, sus calles, sus caras y
 olores están siempre presentes en mi obra. En mis novelas, el espacio, 
el momento del recuerdo, transporta a menudo al lector a África. Los 
eventos que son decisivos en el desarrollo de los personajes en muchos 
casos tienen lugar allí. Mis personajes, en sus pensamientos, permanecen
 en África. Creo que en Explication de la nuit este hecho queda muy latente.
Pregunta obligada ¿Cuáles son sus escritores de referencia?
Gabriel García-Márquez, Tierno Monénembo, Kossi Efoui, António Lobo Antunes, Juan Rulfo…
Según usted, ¿por qué cree que sus libros están logrando conectar con el público general?
No creo que mis libros sean populares. 
Mis obras interesan un poco a la crítica y a ciertos lectores que tienen
 vínculos fuertes con África, porque, de una cierta manera, participan, 
como antes señalaba, en el futuro de la Historia, en el presente y en el
 futuro del continente africano. Es cierto también que estar 
seleccionado para el premio Goncourt en 2009 en Canadá por “Los pies sucios” me abrió a otro tipo de público más generalista.
Hablando de premios, usted recibió el
 Gran Premio Literario de África Negra en 2006. ¿Qué significó para 
usted recibir este premio?
Fue una sorpresa muy bonita porque acababa justo de publicar mi primera novela Port-Mélo
 en 2006. No puedo decir que merecía ese gran reconocimiento por un 
primer trabajo. Fue un bello gesto por una obra apenas en periodo de 
gestación. Pero también significaba para mí que a partir de ese momento 
mi trabajo se seguiría más de cerca, lo que es claramente positivo.
Sus historias están a menudo 
vinculadas a la personalidad de sus personajes quienes poseen una 
personalidad muy profunda, y habitualmente melancólica. ¿Qué hay de esos
 personajes en Edem Awumey?
Ante todo, cólera. La cólera porque 
podemos comprobar que muchos de los países de origen de mis personajes y
 de África viven en estados militares represivos. La cólera también 
acerca de lo difícil que es un vivir una vida allí: una lucha cotidiana 
por la supervivencia mientras que esos canallas se llenan los bolsillos.
 África se mantiene como un continente que posee un cruel abismo entre 
ricos y pobres, pero, donde también hay sitio para la esperanza. Porque 
allí, al igual que en otros lugares, hay hombres y mujeres que luchan 
por cambiar las cosas. Hay una juventud activa y valiente que quiere 
conquistar el mundo.
Desde 2005, usted vive en Canadá. ¿Este hecho ha influenciado su estilo?
No demasiado, aunque sí creo que vivir 
en Canadá sí ha hecho más complejo mi universo novelesco. La cultura, la
 Historia y la geografía norteamericanas se han mezclado con mi herencia
 africana y con aquello que aprendí en Europa, donde residí durante 
cinco años. Mi estilo sería pues, el fruto de mi cólera interior y de 
todo el bagaje de lecturas que he podido hacer. Aún así, es lógico que 
aparezcan palabras y expresiones norteamericanas de manera natural en 
mis novelas.
En sus obras, el exilio es siempre un tema recurrente. ¿Cómo vivió usted su exilio particular? ¿Cómo influenció sus historias?
Yo soy un exiliado por elección, por 
deseo de espacio y de saber. No puedo pues considerarme un exiliado en 
el sentido más doloroso del término, con esto quiero decir, que no me 
fui de mi país por razones políticas que pudieran impedirme volver. 
Pero, como todos los expatriados, he recorrido muchos caminos y vivido 
el paradigma que el exilio supone. Este debate constituye un elemento 
recurrente en mis libros. No he vivido un exilio realmente doloroso y de
 hecho creo que la posibilidad de vivir una suma de experiencias como 
las que yo he vivido me ha hecho más agudo y receptivo como artista.

Su manera de escribir podríamos decir
 que es muy precisa y al mismo tiempo cargada de significado. ¿Cree 
usted que este estilo ayuda al lector a implicarse en la profundidad de 
los personajes de sus novelas?
Digo muy a menudo que cada libro puede 
imponer al autor un estilo particular que se traduce en situaciones, 
luchas o emociones a las que el personaje se enfrenta. Intento estar lo 
más cerca de mi personaje esperando ser lo más convincente dentro del 
libro en el que él vive. Y si es posible, que el lector también se 
sienta más implicado e involucrado por el destino del personaje. Es una 
cuestión de estimular la humanidad de un dolor o de una ilusión.
Sus novelas nos ayudan a comprender 
algunos problemas políticos y sociales actuales a través de sus 
personajes. ¿Son éstos una extensión de su pensamiento político y social
 personal?
Es evidente que nuestros personajes son,
 en una cierta forma, portadores de nuestros sueños, convicciones y 
luchas.  Son la expresión de aquello que aceptamos y lo que no. Así 
pues, el acto de escribir, incluso si no surge ni se etiqueta desde una 
perspectiva política, es siempre político.
Port Mélo podría ser una buena analogía de la situación actual que vive Togo. ¿Piensa que ésta podría mejorar?
Si los diferentes actores políticos 
togoleses llegan a dejar de lado sus intereses personales, sí, creo que 
podríamos comenzar a entrever un cambio en Togo. Para ello se 
necesitaría buena fe y un sentido individual y colectivo del sacrificio.
 Sin embargo, hace más de veinte años que Togo intenta salir del túnel, 
hemos tenido tiempo suficiente para observar que muchos políticos son 
unos sinvergüenzas. Y es la población, el pueblo, quien continúa siendo 
la víctima de esta desvergüenza tropical.
En 2013 usted publicó su última novela Explication de la nuit con un éxito considerable. ¿Cree usted que la literatura africana puede ser atractiva para el público de otros continentes?
Creo que sí, con el tiempo, las letras 
africanas pueden conquistar una mejor audiencia fuera de su continente. 
Ya disfrutan de una relativa visibilidad en Europa a través de un cierto
 número de autores expatriados. Mi sueño es que podamos tanto en París, 
Londres o Montreal, hablar de un escritor que vive, trabaja y publica en
 Lomé o Yaundé. Pero esto no llegará en un futuro próximo 
desgraciadamente. Las problemáticas de las literaturas del Sur son 
parecidas en todo el mundo. Esto quiere decir que aquello que ha escrito
 un autor de San Luis en Senegal pueda suscitar interés en un lector de 
Chicago. Para que esto ocurra, se necesitará una mejor circulación de 
los textos.
De sus novelas, Los pies sucios es la única traducida al español. ¿Piensa que podremos encontrar en un futuro próximo sus otras novelas traducidas?
Eso espero. Sin embargo, este tipo de 
asuntos no dependen realmente de los autores. Si otros editores 
españoles o ingleses se interesan por estos libros, entonces sí, podrán 
traducirse en otras lenguas.


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