Baile del Sol.- ¿Con
qué tipo de poesía se van a encontrar quienes lean La Melancolía de los Supermercados?
Mari Nieves Pérez Cejas.- La Melancolía de los Supermercados no es sino un diario
de cómo la realidad se traduce en forma de verso. En este sentido, los lectores
van a tropezarse con una poesía que puede incluso resultarles familiar, porque
emana de un entorno cotidiano en el que las imágenes se sienten cercanas, se
reconocen porque se comparten. Los lugares que forman parte de nuestro día a
día transmiten emociones. Puede parecer banal pero un espacio tan simple como
un supermercado se transforma en un baúl de imágenes, de sonidos que nos hablan
de lo ocurrido y de lo que quizás pueda ocurrir.
BdS.-¿Crees que la cotidianidad respira poesía?
MNPC.- Por
todo ello, sí. Lo cotidiano también es poesía, también nos emociona, nos
sugiere, forma parte de lo que somos o de lo que queremos ser. No nace el verso
de una realidad extraordinaria, al contrario, es el verso quien convierte en
especial aquello que forma parte de nuestro día a día, lo que está siempre ahí
y te acompaña, lo que de repente genera una emoción inesperada. Los objetos,
los espacios cotidianos cobran un nuevo sentido, el que les otorga la poesía
desde la experiencia vivida.
BdS.- ¿Cuánto
hay de poemario amoroso en La Melancolía
de los Supermercados?
MNPC.- La Melancolía de los Supermercados es un recorrido
emocional, en el que el amor, por supuesto, ocupa un espacio privilegiado. El
amor que se vive y que se sueña, el amor entendido como un diálogo necesario
con el otro, como una vivencia que suma y que nunca resta, aunque el resultado
pueda ser doloroso. No sé si La
Melancolía pretendía ser un poemario amoroso, lo que sí es es un poemario que
sobre todo habla de amor porque es a través de él y de sus variantes que me
relaciono con el mundo.
BdS.- ¿Cómo
ha sido el proceso de escritura?
MNPC.- Este
libro nació por casualidad. Por casualidad empecé a escribir y de la misma
manera espontánea estos versos fueron tomando forma hasta construir una
historia.
Los
poemas que se incluyen en el libro fueron escritos en diferentes épocas de mi
vida. Algunos de ellos tienen casi diez años, mientras que otros, sobre todo
los últimos, son mucho más recientes. De ahí que pueda decirse que, a medida
que pasa el tiempo, los versos se complican, se alargan porque las experiencias
vitales así lo exigen. Se acercan temas que hasta ese momento no formaban parte
de lo cotidiano, como por ejemplo, la posibilidad de la muerte.
Como
he comentado, el libro reúne poemas que fueron escritos en un intervalo de
tiempo muy largo. Además, muchos de ellos fueron resultado de un impulso, la
conciencia de escritura llegó más tarde, cuando aparecieron lectores y surgió
la posibilidad de su publicación.
BdS.- ¿Qué
respuesta has recibido del público lector?
MNPC.-Ver
que tus textos cobran vida en forma de libro ya es todo un regalo. Así que
compartir con los lectores lo que nació y pretendió ser solo un acto de
intimidad casi ajeno al proceso consciente de escritura y, por tanto, a su
distribución, se convierte, en primer lugar, en una osadía y, en segundo lugar,
en un privilegio.
BdS.- Uno
de tus poemas se titula “Inventario”, ¿crees que la poesía es un lenguaje
adecuado para inventariar de alguna forma nuestras vivencias?
MNPC.- Creo
que la poesía es un lenguaje más, una manera de que, a través de la palabra,
las experiencias vividas cobren incluso más sentido. Parece que al retratarlas
en papel nacen de nuevo, vuelven a ser, a definirse o a “re-definirse” más bien,
sugiriendo otros sentidos, creando un vínculo atemporal entre la vivencia y la
poeta. Cuando releo La Melancolía me
parece que estoy ante un diario emocional que conecta momentos, sensaciones a
veces casi ínfimas, personales o compartidas, pensadas o sentidas, imaginadas
tal vez, instantes que al verterse en forma de palabras adquieren más sentido,
construyen historias que, en ocasiones, antes de apalabrarse, no existían como
tales.
"Creo que la poesía es un lenguaje más, una manera de que, a través de la palabra, las experiencias vividas cobren incluso más sentido".
BdS.- ¿Qué
temas te interesan fundamentalmente a la hora de escribir?
MNPC.- Como
ya he comentado, La Melancolía no fue
un libro pensado, no existió nunca la intención de que los versos que, a lo
largo de varios años fueron surgiendo, construyeran un poemario. Por tanto, en
este sentido, no hubo una búsqueda temática, ni tan siquiera estilística, la
conciencia poética llegó después, en el momento en el que los lectores
empezaron a formar parte del proceso de escritura y de que la posibilidad de
publicación fuera real. Sí es cierto que en un determinado momento la muerte llegó como tema y como
realidad, por lo que escribir sobre ella resultó inevitable. Pero esta temática
consciente llegó después, tras compartir los textos y sentir que construían un itinerario
poético reconocible. Fue entonces cuando sentí la necesidad de escribir sobre lo
que en ese momento estaba condicionando mi vida. En
El invierno más largo, otro de mis
poemarios, sí hay una línea temática común a todos los textos que conforman el
libro. Se trata de la condición femenina, de la mujer como tema. Una mujer que
deconstruye mitos y que ofrece su visión del mundo y de las relaciones que en
él se establecen.
BdS.- ¿Qué
poesía lees?
MNPC.- Nunca
he sido una gran lectora de poesía. De hecho, mis primeros libros y los que, en
general, han ocupado mucho más mi tiempo han sido novelas. Puede decirse que la
poesía como tal fue un descubrimiento que debo a quien fuera varios años mi
profesor en la universidad. La poesía del siglo XX fue un regalo de Juan José Delgado,
poeta, crítico, excelente educador que supo transmitirnos la genialidad del
verso. De sus clases, Ángel González se convirtió rápidamente en una de mis
lecturas de referencia. A partir de ahí, he leído todo lo que ha caído en mis
manos, lo que otros me han sugerido, consejos de amigos, recomendaciones que
abarcan caminos, estilos y épocas dispares. Nombres tan distintos que son
mundos enteros ellos solos. He leído a Idea Vilariño, a Sylvia Plath, a Luis
García Montero (me encanta su forma en que convierte la vida en poesía)… En
estos últimos tiempos, Elena Medel, Cecilia Domínguez, Tina Suárez… De mi
estancia en Rumanía, me quedo con Ana Blandiana, por ejemplo.
BdS.- ¿Estás
trabajando actualmente en algún otro proyecto literario?
MNPC.- Acabo de terminar un poemario cuya
temática difiere en gran medida de lo que he escrito anteriormente. Son poemas
que empecé a escribir hace casi dos años durante el tiempo que estuve
trabajando en Rumanía y que tienen que ver no solo con mi relación con el país
sino con esta Europa de fronteras cada vez más deshumanizada. Así, la soledad
del invierno rumano se convierte en una excusa para hablar del otro, de la
soledad de un mundo en el que no hay refugios ni puertas abiertas. El libro
está terminado, a la espera de poder publicarse. Al
amparo de los versos de Ana Blandiana: “Yo
creo que somos un pueblo de plantas / ¿Quién ha visto a un árbol rebelándose?”,
surgió mi último poemario.
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